Daniel Cohn Bendit, uno de los estudiantes alemanes líderes del Mayo del 68, vino hace seis años a Madrid para pedir una constitución para la UE y una “regulación de la globalización”. El llamado Dany, “El Rojo”, hijo de un judío alemán –en realidad, es una mezcla de identidades inglesa, alemana, francesa e italiana– que huyó del nazismo, no parecía dispuesto a recodar aquellos tiempos revolucionarios. Parecía incluso cansado de hablar de ellos. Adherido al partido verde, moderado y programático, había cambiando de estrategia. Como portavoz de Izquierda Verde y eurodiputado, Dany era el encargado de lanzar las ideas federalistas europeas.
Treinta y nueve años después de aquel Mayo francés en el que le vi en las barricadas parisinas, Dany se definía como “reformista radical” y, en las elecciones parlamentarias europeas de junio de 1999, consiguió el mejor resultado de la historia de su partido. Aquel diablo al que Francia le prohibió la entrada hasta 1976, hoy se mueve por Europa, haciendo escalas en Bruselas y Frankfort, en donde tiene sus oficinas y su casa, en Estrasburgo, en donde cuenta con un minidespacho, o en Zurik.
“Las revoluciones siempre se han llevado a cabo –declaraba Cohn Bendit– porque los políticos no han hecho las reformas necesarias a tiempo”. Estaba de acuerdo en poner fin al terrorismo en el País Vasco, que ahora era, según él, lo contrario a un movimiento de liberación y de independencia. “ETA es una nueva forma de totalitarismo y de racismo en Europa –declararía a Ana Romero–. Yo soy el primero que digo que el terrorismo es lamentable, pero soy consciente de que hay que ganarse a esos jóvenes que, por motivos irracionales, odian el sistema”.
Me dio la impresión de que Cohn-Bendit no quería hablar de Mayo del 68 porque lo consideraba caduco y prefería centrarse en el presente o en el futuro. Sabia decisión, aunque difícil comprender. Sobre todo, al pensar que Nicolás Sarkozy hiciera lo mismo, prometiendo, antes de ser elegido presidente de la República francesa, doblegar a los nostálgicos y enterrar el fatídico Mayo del 68, origen, para él, de todos los males.
Realmente, uno ya no sabe si la humanidad camina hacia delante o hacia atrás. Todo depende de lo que se entienda por el pasado y el futuro. O de que iniciemos la marcha con el pie derecho o con el izquierdo. Mientras los síntomas y los detalles de la derecha no se confundan con los de la izquierda... Aunque no faltan los que intentan desorientar y despistar al personal.
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