Mariano Rajoy con Carlos Fabra, en Castellón.
Mañana: (Y II)
La semana pasada, el PP mostraba una de las evidentes contradicciones en las que los partidos suelen caer de vez en cuando. Fue en la jornada del jueves, 10 de julio, cuando la portavoz parlamentaria, Soraya Sáez de Santamaría, presentaba en Estepona (Málaga) un decálogo contra la corrupción y pedía “mano dura con los que trincan”. Antonio Barrientos, ex alcalde socialista de este municipio, expulsado del partido, lleva un mes preso, acusado de soborno, y la portavoz del PP cargaba directamente contra el PSOE: “Es una vergüenza que se produzcan casos como los de Estepona, Marbella o Seseña, porque hay políticos que sí trabajan para servir a los ciudadanos”. Sáez de Santamaría anunciaba que el decálogo del PP se materializará en un Plan Integral contra la corrupción urbanística que llevará al Congreso. La proposición no de ley será formulada en un plazo máximo de tres meses. El PP pedirá un refuerzo de la Agencia Tributaria “para mejorar la aplicación de la Ley de Prevención de Fraude Fiscal”. Sáenz de Santamaría avanzó que el PP promoverá un “mayor control en los ayuntamientos con la evaluación de los servicios públicos” y advirtió a los ediles socialistas que “todo se va a revisar”.
El mismo día, por la tarde, Mariano Rajoy, presidente del PP, se paseaba por la bahía de Castellón con Carlos Fabra, presidente de la Diputación de Castellón y líder del PP en la provincia, imputado desde 2004 por presunto soborno y tráfico de influencias. Compartiendo mesa y micrófono con Fabra, cargo público investigado por la Justicia, Rajoy advertía que “se trataba de un ciudadano y un político ejemplar”. El interesado le observaba tras sus gafas oscuras, mientras Rajoy aseguraba que Carlos Fabra había recibido el apoyo de los castelloneneses a través de las urnas y que “está aquí porque lo ha merecido”. Satisfecho y orgulloso de recibir tal apoyo, Fabra escuchaba emocionado la recomendación de Rajoy de aplicar “más prudencia al hablar de las personas”.
Mariano Rajoy acabó disculpando a Carlos Fabra, presidente de la Diputación de Castellón, “cuya familia está presente en el gobierno de esta institución desde hace cinco generaciones, porque nadie ha dicho en ningún tribunal que sea culpable”. El presidente del PP pidió aquella tarde la presunción de inocencia del presidente de la Diputación castellonense y calificó de “dramático” lo sucedido en Estepona. “Cuando los tribunales toman decisiones –añadió–, las respetamos y acatamos, y, mientras no las toman, todos somos iguales”.
El mismo día, por la tarde, Mariano Rajoy, presidente del PP, se paseaba por la bahía de Castellón con Carlos Fabra, presidente de la Diputación de Castellón y líder del PP en la provincia, imputado desde 2004 por presunto soborno y tráfico de influencias. Compartiendo mesa y micrófono con Fabra, cargo público investigado por la Justicia, Rajoy advertía que “se trataba de un ciudadano y un político ejemplar”. El interesado le observaba tras sus gafas oscuras, mientras Rajoy aseguraba que Carlos Fabra había recibido el apoyo de los castelloneneses a través de las urnas y que “está aquí porque lo ha merecido”. Satisfecho y orgulloso de recibir tal apoyo, Fabra escuchaba emocionado la recomendación de Rajoy de aplicar “más prudencia al hablar de las personas”.
Mariano Rajoy acabó disculpando a Carlos Fabra, presidente de la Diputación de Castellón, “cuya familia está presente en el gobierno de esta institución desde hace cinco generaciones, porque nadie ha dicho en ningún tribunal que sea culpable”. El presidente del PP pidió aquella tarde la presunción de inocencia del presidente de la Diputación castellonense y calificó de “dramático” lo sucedido en Estepona. “Cuando los tribunales toman decisiones –añadió–, las respetamos y acatamos, y, mientras no las toman, todos somos iguales”.
Mañana: (Y II)
Y aún cuando todavía no haya pronunciamientos judiciales, los vacios legales posibilitan "que unos sean más iguales que otros." El deficit legislativo se convierte en exceso de judicialización. La judicatura evacuará con la ayuda de un laxante, y bicarbonato sódico para luego tirar de la cadena. Los decretazos y el tiempo,(este último en forma de plazos previstos) como el agua se lo llevan todo. Después corrase un tupido velo, -para el caso,- mejor Cortina chiflos.
ResponderEliminarEl paso del tiempo y el consiguiente olvido, apreciado Chiflos, es el laxante preferido por los políticos para tirar de la cadena y hacer siempre y cuenta nueva. Por eso temen tanto a los escribanos y a periodistas independientes que escriben lo que pasa sin ser por ellos controlados.
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