Desde que, a mediados del mes pasado, se anunció un estudio de “rescate y recuperación” de Aerolíneas Argentinas, en vistas a que el Estado vuelva a hacerse con ella, las espadas siguen el alto. “Hemos arribado a un acuerdo muy trabajado” –sostenía Ricardo Jaime, secretario de Transporte, coincidiendo con el periodo de 60 días, abierto para auditar la compañía–, en el cual ambas partes harán las gestiones para la transferencia de todo el paquete accionario”. Los diputados argentinos estudian el proyecto de ley enviado por el Gobierno para la compra de AA y Austral al grupo español. La diputada kirchnerista, Zulema Daher, presidenta del plenario de las comisiones de Transporte y de Presupuesto, considera factible que “se introduzcan modificaciones al proyecto que no compliquen su espíritu”. Y los diferentes gremios apoyan una “reestatalización” impulsada por la presidenta, Cristina Fernández de Kirchner.
Aerolíneas Argentinas fue destruida en la década de 1980 y privatizada en 1991 por el Gobierno argentino a la española, Iberia. Diez años más tarde era cedida a Marsans, mientras que el Estado se hacía cargo de una deuda de 700 millones de dólares. Entre Marsans y Austral controlaban el 80% del tráfico aéreo argentino. Los sindicatos aeronáuticos denunciaron la falta de inversión en repuestos de las 40 naves existentes. Las demoras y el mal servicio provocaron una merma del 40% de su cuota de mercado. Hasta que su venta se aceleró. En la actualidad, la aerolínea es gestionada por una comisión formada por tres representantes del Estado argentino y dos de Marsans. “Habrá un análisis contable –comenta el ministro de Planificación, Julián Vido –y veremos cuánto es el debe y cuánto el haber”.
Según fuentes de la compañía, se acumula pasivos por 890 millones de dólares, de los cuales 220 millones corresponden a “deudas exigibles”. Las autoridades informaron que desembolsaron unos 30 millones de dólares para pagar salarios atrasados y compra de combustible, entre otros gastos. Julián Vido destaca que el Estado auxiliaba a la aerolínea de bandera “en un momento de alta iliquidez (falta de fondos) y emergencia”. Y advierte que “lo mismo ha ocurrido” con el Correo Argentino y Aguas Argentinas, cuyo control recuperó el Estado.
Los Kirchner buscan en este caso una “argentinización” interesada. YPF, filial de Repsol-YPF, ha sido sometida a idénticos pasos. Repsol transfirió el 14,9 % de YPF al grupo Eskenazi. Ahora le toca el turno a Aerolíneas Argentinas, en un año en que el petróleo ha encarecido y la compañía viene perdiendo un millón de dólares por día. El lunes pasado, le tocó el turno a una tercera compañía española, Gas Natural, empresa que, en los primeros tres meses de este año, perdió 2.4 millones de dólares. Sin embargo, otras empresas españolas como los bancos han obtenido netos beneficios. Ricardo Jaime valora el acuerdo como “un paso importantísimo” y adelanta que, tras la adquisición de las acciones, el Gobierno argentino capitalizará la empresa, la normalizará y luego decidirá si vuelve a privatizarla.
Aerolíneas Argentinas fue destruida en la década de 1980 y privatizada en 1991 por el Gobierno argentino a la española, Iberia. Diez años más tarde era cedida a Marsans, mientras que el Estado se hacía cargo de una deuda de 700 millones de dólares. Entre Marsans y Austral controlaban el 80% del tráfico aéreo argentino. Los sindicatos aeronáuticos denunciaron la falta de inversión en repuestos de las 40 naves existentes. Las demoras y el mal servicio provocaron una merma del 40% de su cuota de mercado. Hasta que su venta se aceleró. En la actualidad, la aerolínea es gestionada por una comisión formada por tres representantes del Estado argentino y dos de Marsans. “Habrá un análisis contable –comenta el ministro de Planificación, Julián Vido –y veremos cuánto es el debe y cuánto el haber”.
Según fuentes de la compañía, se acumula pasivos por 890 millones de dólares, de los cuales 220 millones corresponden a “deudas exigibles”. Las autoridades informaron que desembolsaron unos 30 millones de dólares para pagar salarios atrasados y compra de combustible, entre otros gastos. Julián Vido destaca que el Estado auxiliaba a la aerolínea de bandera “en un momento de alta iliquidez (falta de fondos) y emergencia”. Y advierte que “lo mismo ha ocurrido” con el Correo Argentino y Aguas Argentinas, cuyo control recuperó el Estado.
Los Kirchner buscan en este caso una “argentinización” interesada. YPF, filial de Repsol-YPF, ha sido sometida a idénticos pasos. Repsol transfirió el 14,9 % de YPF al grupo Eskenazi. Ahora le toca el turno a Aerolíneas Argentinas, en un año en que el petróleo ha encarecido y la compañía viene perdiendo un millón de dólares por día. El lunes pasado, le tocó el turno a una tercera compañía española, Gas Natural, empresa que, en los primeros tres meses de este año, perdió 2.4 millones de dólares. Sin embargo, otras empresas españolas como los bancos han obtenido netos beneficios. Ricardo Jaime valora el acuerdo como “un paso importantísimo” y adelanta que, tras la adquisición de las acciones, el Gobierno argentino capitalizará la empresa, la normalizará y luego decidirá si vuelve a privatizarla.
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