La hemos visto encararse a las enfermeras en huelga, privatizar la sanidad pública, aplicar medidas anticrisis que benefician a las clases más altas, pavonearse por bajarse el sueldo un 2 por ciento pero aumentar los cargos y derrochar en propaganda y autobombo, premiar a los institutos de zonas ricas con siete estrellas, y, en el momento en que Rodríguez Zapatero daba por roto el diálogo social y señalaba a Díaz Ferrán, cabeza de la CEOE, como culpable, abroncar al presidente del Gobierno, llamándole “sindicalista, retrógrado y piquetero” y acusándole de actuar con “prepotencia” en su diálogo con la patronal a cuenta de las reformas económicas para hacer frente a la crisis. “El presidente del gobierno –dijo– sólo sabe gastar y no quiere hablar de las reformas que España necesita”. “Son los empresarios –añadió– los que crean empleo y no el abrir y cerrar zanjas”.
El lunes vimos a Esperanza Aguirre, sin apenas despeinarse, recibir al madrileño Alberto Contador, quien se había mordido la lengua al escuchar el himno danés en lugar del español durante la ceremonia de entrega de premios. Aguirre calificó el incidente con el himno español como “un error imperdonable”. Los presentes, intentando reparar el “error calculado”, corearon la marcha y la presidenta se unió a ellos, coreando con su “laralala lalá” mientras, marcando el compás con su brazo derecho. La escuchamos gritar con todo su entusiasmo: “¡Viva Pinto!, ¡Viva Madrid!, ¡Viva España y Viva Alberto!”. Luego, le entregó una placa con su nombre y le citó como “el mejor ciclista del mundo”. Y se alegró de que “los madrileños y todos los españoles tenemos la suerte de celebrar contigo un triunfo que te confirma como el mejor. Gracias a ti, Pinto, Madrid y España tienen más prestigio en el mundo”. Contador ofreció a la presidenta el maillot amarillo y bromeó con la posibilidad de que ella se atreviera a ponérselo. Sin que se lo repitiera dos veces, Esperanza Aguirre se lo puso encima y posó después ante las cámaras haciendo el signo de la victoria.¡¡¡Jolín con la nacionalista madrileña”, tituló Ricardo Ibarra en su blog, Erikea . Y comentó: “Hay que ver a la presidenta de la Comunidad madrileña, sin pudor ninguno, tatareando (y destrozando) el himno delante del micrófono, en plan mitinera”.
Antes de terminar la jornada, Aguirre volvió a cantar. Fue en un acto conjunto con el ministro de Interior en la Puerta del Sol de Madrid. Esta vez la presidenta de la Comunidad, que hace unos días se encaraba con el mismo Bárcenas, tesorero de su partido imputado y hoy dimitido, cantó el “Cumpleaños feliz” a Alfredo Pérez Rubalcaba, al que sacó incluso una tarta y regaló una corbata. En unas horas, la presidenta madrileña había accedido a rectificar sus exabruptos del final de semana contra Zapatero. Dijo que no creía que sindicalista fuera ningún insulto, “pero si a alguien le ha molestado –añadió–, pido disculpas”. Incluso se comprometió a llamar al presidente del Gobierno para pedirle perdón. ¿Qué más haría o dejaría de hacer Esperanza Aguirre para no perder su papel de protagonista absoluta en la Comunidad de Madrid?
Esperanza Aguirre tararea el himno español.
Aguirre se disculpa y canta el cumpleaños feliz a Rubalcaba
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