¿Será verdad que los “indignados” recogen sus bártulos para desacampar Sol? Lo evidente es que el 15-M no desaparece, sino que se extiende por doquier, apareciendo cada vez que sea preciso en el lugar que crean oportuno.
Recogiendo, en Sol.
Según los análisis de la comisión jurídica, presentados a principios de la semana pasada, el mejor día para abandonar la Puerta del Sol era el domingo, 12 de junio. Así lo propusieron en diversas asambleas. “No podemos irnos mañana –decían– ni quedarnos de forma indefinida. Esta semana es el plazo más adecuado para marchar”. Una decisión que no pretendía dar por zanjado el movimiento. “Seguiremos exigiendo el archivo de la causa abierta contra los detenidos en Madrid y Barcelona”. Asimismo, nadie rechazó la posibilidad de volver a acampar. “Si se considera necesario, volveremos a hacerlo. El 12 de junio solo levantamos el campamento. Ahora, toca trabajar”. Las distintas comisiones de la acampada muestran su apoyo a tal iniciativa. “La descentralización –alegan algunos– nos hará más fuertes, el campamento nos hace vulnerables”. Los grupos de trabajo de Social y de Teatro, aseguran que “el campamento ya ha tenido su vida natural”. Tras las intervenciones de las distintas asambleas, comienza un camino lleno de obstáculos para los acampados. Durante horas, se discute acaloradamente hasta que se bloquea la propuesta. Y, al fin, se alcanza el siguiente consenso: “Marchar el domingo 12, a las 12.00 horas los que quieran irse; los que no, que mañana presenten sus propuestas de cómo quedarse y, si entonces no hay consenso, permanecerán en Sol a título individual, no en representación de la acampada”.
Ramón Jáuregui, titular de Presidencia.
Frente a un PP que reclama con obstinación que se desaloje a los concentrados en Sol, Ramón Jáuregui, titular de Presidencia, reconoce en el pleno del Senado del martes pasado que las fuerzas políticas tienen el deber de “encauzar” las quejas y reclamaciones de los indignados y la obligación de escucharles. La exigencia es mayor hacia los partidos de izquierdas. “Como representante de uno de ellos –dice–, tenemos más responsabilidad para sentirnos concernidos y para dar la respuesta adecuada a esas aspiraciones de tanta gente de nuestro país”. El ministro responde a Javier Tuñón, independiente navarro. El senador echa mano de su temperamento tranquilo para instar al Ejecutivo (y a la clase política) a “tomar nota de lo que está pasando”. Apunta que no tiene pinta de ser un fenómeno pasajero porque el sistema, en efecto, contiene “disfunciones y deficiencias” que urge enmendar. Tuñón reconoce su “simpatía y esperanza” por el movimiento, después de haberse colado en las concentraciones de Pamplona y de Madrid. Porque “la indignación, aún siendo necesaria, no es suficiente”. Jáuregui reitera su “respeto absoluto” a las manifestaciones y recuerda la “prudencia” con la que el Gobierno manejado la situación, evitando el desalojo policial por las bravas. El Gobierno “comprende”, por tanto, la “amalgama heterogénea de razones” que se expresan “pacíficamente” en la calle, “respetando el derecho de otros ciudadanos. Eso también es democracia –elogió, como tímida censura a la actitud del PP–. Jáuregui coincide con Tuñón en que las “aspiraciones” del 15-M deben ser “encarriladas hacia la política”. La labor de “vertebrar esos sentimientos” recae en las fuerzas políticas. Pero la “demanda de justicia social, de igualdad de oportunidades” revela que hay una “apelación diferente a según qué partidos”, que emerge una llamada directa e ineludible a la izquierda.
“Indignados” a las puertas del Congreso.
Unas horas después de acordar levantar el campamento de Sol, miles de “indignados” se desplazan para intentan alcanzar el Congreso de los Diputados. Pero, la Policía, apostada en los alrededores del mismo, impide una mínima aproximación. Movidos por la misma indignación con la que se habían concentrado el 15 de mayo en el kilómetro cero, los manifestantes portan las mismas pancartas y consignas. Se acercan a las proximidades del Congreso para protestar contra la reforma de la negociación colectiva. La propuesta se extiende a través de Internet. Se lanzan gritos de “¡Esta crisis no la pagamos!” o “¡El pueblo unido funciona sin partidos!”. Y algunos apuntan que “estas son las acciones de las que tanto se ha hablado. Les estamos recordando a los políticos que estamos aquí y que somos nosotros quienes les pagamos”. Varios efectivos de las Policía Nacional –se habla de 120 agentes–, previamente apostados en los alrededores del Congreso impiden que los concentrados alcancen la Puerta del Congreso. Imposibilitados para avanzar, los “indignados” se sientan en la calle de San Jerónimo a los gritos de “O acampamos o pasamos”. La Policía impide que coloquen una tienda de campaña pero no llega a cargar. Los antidisturbios se ponen los cascos y los indignados contestan con gritos de “¿Si no tenéis moto, para qué os ponéis el casco?”. Y, con los brazos en alto, vuelven a repetir la consigna de “¡Estas son nuestras armas!”.
Rosalía Mera, la ex de Amancio Ortega, apoya a los indignados.
Entre los indignados, no se distingue ningún personaje de relevancia social. Pero los hay. El caso más llamativo es el de Rosalía Mera, una señora con una fortuna de 3.000 millones. Se trata de la ex mujer de Amancio Ortega, fundador de Inditex, y una de las principales accionistas de esta compañía, presidenta de la Fundación Paideia. La mujer más rica de España, según la revista Forbes, respalda con su acción el movimiento 15-M. “Los que están acampados y la mayoría de la población –declara a la Radio Nacional de España desde A Coruñá, respaldando sin fisuras a los jóvenes acampados, tras presidir un acto en la fundación que preside– tenemos que estar muy indignados. Yo participaría, sin ninguna duda. Es lo menos que podemos hacer con estos niveles de corrupción tan extendidos, de múltiple índole, tanto política en cualquier bando, como social y económica... Tenemos que plantarnos y decir: Así, no”. Mera se declara partidaria de “revisar el concepto de ciudadano y de cómo son las elecciones y los votos” y admite haber tenido tentaciones de acampar en A Coruña.
Román asegura que la revuelta le ha quitado cuarenta años de encima.
Entre los jóvenes indignados, hay casos que llaman especialmente la atención. Un anciano que frisa en los ochenta, boina calada y altavoz en mano, arenga a los jóvenes, asentados en el asfalto. Se llama Francisco Román Otero, y es vecino de San Blas, en donde le conocen por ser un histórico militante comunista. “En todos los lados me llaman Román”, dice en su arenga improvisada en la que informa que lleva cincuenta años luchando. El ex militante del PCE está, desde el inicio del 15-M, todos los días en Sol. “Y, en este tiempo, me he quitado cuarenta años de encima”. Luego, volviendo a su carga verbal, exclama: “Os envidio. Tenemos toda la razón y los compañeros policías lo saben”. Román confiesa por qué decidió participar en las protestas de Sol: “Fundamentalmente, porque la juventud, aún sin saberlo, ha conseguido lo que no fuimos capaces de hacer nosotros: la ruptura del sistema. Eso se ha producido ya. Ahora veremos el resultado, lo que pasa y tal. Un sistema podrido que impuso Franco, un criminal, e impulsó un segundo franquista, que es el rey. Pero, desde el 15 de mayo, esto ya no lo puede parar nadie”. Sus compañeros más jóvenes que podrían ser sus nietos, se entusiasman con sus palabras y le corean: “Presidente, presidente, presidente”. En una entrevista, Román, fundador de la Plataforma de Ciudadanos por la República, declara: “No acepto que este país dé miles de millones a los ejércitos y a los bancos, que son un atajo de ladrones a los que nadie les pide cuentas”. Confiesa que él ha venido a aprender “y he aprendido lo que no hicimos nosotros y ellos sí han hecho. Ni más ni menos. Han dicho ‘basta’ y, a partir de ello, tienen 20.000 propuestas, y las van a exigir”.
Protesta en Valencia.
El jueves, la Policía Nacional carga en Valencia contra los 'indignados' concentrados en los alrededores de Les Corts Valencianes, donde se celebra la sesión constitutiva de la octava legislatura. Los gritos de los “indignados” son cada vez más fuertes. Protestan al grito de “Camps a (la cárcel de) Picassent”. La policía actúa con contundencia. Una chica es detenida al negarse a “levantarse” y desalojar la zona. Hay varios detenidos y algunos de los heridos presentan heridas sangrantes. “Acampada Valencia” confirma que la concentración llega como un acto de solidaridad a la concentración de los “indignados” de Madrid frente al Congreso de los Diputados. Los agentes, preparados con cascos en la entrada de Les Corts, cortan la calle “antes de las siete de la mañana”, y establecen un perímetro de seguridad para controlar el paso. Los indignados aclaran que, durante la mañana dejan pasar a “la gente de a pie” mientras obligan a quedarse “fuera” a los que tienen pinta de pertenecer al movimiento. Una pequeña orquesta intenta ahogar las protestas de los concentrados. Pero la música de la banda no consigue ahogar gritos como “Esos trajes los pago yo” o “No queremos más corruptos”… Los “indignados” portan carteles que dicen: “Lo llaman democracia y no lo es”.
Mujer herida y derribada, en el suelo.
El titular del Juzgado de Instrucción número 19 de Valencia decreta libertad con cargos para los cinco detenidos durante los incidentes registrados. El juez les imputa los delitos de atentado contra la autoridad y desobediencia. Todos ellos abandonan la Ciudad de la Justicia –Valencia está dividida por ciudades: La Ciudad de la Justicia, la de las Artes, la del poder…. – y son recibidos a las 23.40 horas, con aplausos y gritos como “El pueblo unido, jamás será vencido”. María, una de las detenidas señala ante los medios que lo único que han hecho es “luchar por una democracia real” y “poder opinar, decir lo que pensamos y que la gente nos escuche”. Dice que les han cohibido, que esto es un estado de control y que “el sistema nos está gobernando a través del miedo. Pero no pueden quitarnos los derechos fundamentales que todos tenemos”.
Brutalidad policial en Valencia.
La brutalidad policial es evidente en Valencia, en donde Francisco Camps parece necesitarla para imponerse. Otro de los detenidos, Jeroni, agradece el apoyo recibido por parte de los servicios jurídicos y resalta que aunque “algún policía ha sido más duro”, en general les han tratado “bien”. La Policía interviene también frente al Parlamento de Galicia, en Santiago de Compostela. Los acampados de Sol expresan su solidaridad con los compañeros de Valencia y de Santiago, tras las intervenciones policiales, condenan “la actuación llevada a cabo por las Fuerzas de Seguridad del Estado” y muestran la solidaridad con los heridos provocados por la actuación policial. “Queremos dejar clara nuestra repulsa –advierten– por la violencia utilizada por la Policía en el desalojo de la concentración” Asimismo, exigen la inmediata liberación de los compañeros detenidos, así como el sobreseimiento de los cargos de los que se les acuse. “Los compañeros –aseguran– estaban ejerciendo el libre derecho de reunión reconocido en la Constitución de todos los españoles”.
Juan Cotino y Francisco Camps se saludan en la cámara.
Y, mientras en la calle arrecian las protestas, multitud de coches oficiales paran ante el Palacio de Les Corts, en donde se celebrará la sesión inaugural de la nueva legislatura. Se apean los diputados electos, entre ellos, los nueve implicados en escándalos, que provocan las protestas de cientos de miembros del Movimiento 15-M. No cesan los gritos contra la presunta corrupción que implica a la cúpula del PP, partido del poder. Los manifestantes muestran su indignación por la composición del nuevo hemiciclo. De los 55 diputados que componen el Grupo Popular, tres están imputados y otros seis, implicados en procesos judiciales. Entre ellos, el presidente de la Generalitat valenciana, Francisco Camps, acusado de cohecho pasivo impropio por recibir miles de euros en regalos de los dirigentes de la trama corrupta Gürtel, y Juan Cotino, cuya empresa de su familia, la constructora Sedesa, está también implicada en la Gürtel porque presuntamente pagó facturas de la campaña del PP.
Juan Cotino hace colocar el crucifijo de su despacho para jurar su cargo.
Juan Cotino, vicepresidente de la Generalitat en funciones y recién elegido presidente de la Cámara, llama en su discurso a olvidar los “rencores estériles”. Poco antes, los dos grupos minoritarios de izquierda, IU y Compromís, aprovechan cualquier resquicio del protocolo para protestar contra la presencia de los imputados. Los diputados de IU incluyen en su promesa una coletilla, en la que se comprometen a trabajar por “la ética”. Los miembros de Compromís escriben en las papeletas para la elección de presidente la palabra “decencia”. Rafael Blasco, portavoz del Grupo Popular, opina que “el pueblo valenciano, de forma libre y democrática, ha depositado su confianza en el PP. Eso es lo esencial”. Y que “hasta que la Justicia no se pronuncie, cualquier juicio de intención no favorece en nada al mantenimiento de un sistema democrático”. Cotino, ex director general de la Policía en el Gobierno de Aznar y miembro del Opus Dei, coloca un crucifijo sobre la Mesa que preside el hemiciclo. Es la cruz que ha utilizado para jurar todos sus cargos y la presencia de este símbolo, en el sitio más visible de la sala durante toda la sesión, provoca quejas entre la oposición.
Un grupo de “indignados” corta la calle de Alcalá, cerca del ayuntamiento de Madrid tras la toma de posesión de Alberto Ruiz-Gallardón.
Los indignados de Valencia se concentran el viernes frente a Les Corts Valencianes. Protestan contra la intervención policial del día anterior. Los portavoces del movimiento sostienen que la violencia partió de algunos de los agentes, explicación respaldada por numerosos testigos, entre ellos un diputado, Juan Ponce, que resulta herido. Se respira una amplia indignación por la versión difundida por el Gobierno, en la que se afirma que los agentes fueron atacados por elementos “antisistema”. Unas 300 personas sentadas en el suelo guardan cinco minutos de silencio y se dirigieron directamente a la veintena de agentes que, protegidos con cascos, custodian el edificio. “¿Dónde están las tijeras? ¡Queremos ver las fotos!”, claman en referencia a las tijeras que, según la Delegación del Gobierno, alguien lanzó a uno de los policías en medio de la refriega del jueves. Luego, acuden a la sede del PSOE valenciano, en donde se quejan de que el ministro Rubalcaba haya suspendido la visita que iba a hacer hoy a Valencia para un acto de partido. “Rubalcaba –le gritan–, da la cara”. Los indignados de toda España se hacen notar en la jornada de investidura del sábado de los nuevos gobiernos locales en más de 8000 ayuntamientos. Las asambleas de barrios deciden reunirse frente a las sedes de sus respectivos ayuntamientos mientras en la Puerta del Sol, está previsto que hoy, domingo, una mayoría abandone la acampada. “Indignados” del 15-M de toda España protagonizan actos de protesta en numerosas ciudades, coincidiendo con la toma de posesión de los nuevos miembros de los consistorios. Según los datos del Barómetro de la Sexta, la mayoría de los españoles, 63,5%, se siente de alguna manera identificada con las reclamaciones del movimiento del 15-M.
Unos 40 jóvenes, vinculados al movimiento 15-M, entran el sábado en la sede de la CEOE gritando “manos arriba, esto es un contrato”. Allí, sin pasar de la recepción, protestan contra las condiciones que la patronal defiende para la reforma de la negociación colectiva. Los jóvenes se manifiestan en su acostumbrada forma pacífica, sin provocar altercados. Y leen un manifiesto en el que critican el intento de los empresarios de fijar condiciones laborales abusivas, expresan su pretensión de acabar con la prórroga automática de los convenios o con el alargamiento el contrato de prácticas. Antes de abandonar el edificio, los manifestantes representan una sátira en la que supuestos capataces ofrecen jóvenes maniatados y amordazados a “Don Dinero”, un personaje enmascarado y con levita, al tiempo que le invitan a contratarles como becarios por un periodo de veinte años y le aseguran que los aspirantes están dispuestos incluso a pagar por trabajar. “Negociemos colectivamente –dice Don Dinero– el precio de estos esclavos”. Antes de la toma de posesión de los regidores en Madrid, cerca de 300 personas se concentran en las inmediaciones de la plaza de la Villa, simulando el entierro de la democracia, con la parafernalia correspondiente en la que no falta ataúd, falsos sacerdotes, viudas y llantos.
Cerca de un centenar de “indignados” del Movimiento 15-M inician el sábado por la tarde una concentración en la plaza de Cibeles de Madrid, frente al Ayuntamiento de la capital, después de protagonizar por la mañana una protesta durante la sesión de investidura del alcalde Alberto Ruiz-Gallardón. Los concentrados vocean consignas contra los políticos en general y contra Gallardón en particular. “¡Cuánta protección necesita Gallardón”, gritan los “indignados” madrileños, dejando patente a los nuevos alcaldes que a ellos no les representan. “Que no, que no, que no nos representan”, “Esta crisis no la pagamos”, “No hay pan para tanto chorizo” y otros eslóganes del 15-M vuelven a sonar en boca de los “indignados” mientras que en otros municipios se repiten las protestas, acompañadas de caceroladas, marchas e incidentes policiales.
La Policía interviene en la protesta ante el Ayuntamiento de Madrid
A trancas y a barrancas, he logrado llegar hasta aquí. Sé que me falta lo mejor del ser humano, que es el humor, pero, a estas alturas, hasta éste me falla. Después de un verdadero esfuerzo técnico para dominar los mandos de mi ordenador, afectados por una misteriosa enfermedad, se niegan a seguir obedeciéndome a la hora de emitir las fotografías y dibujos. No digo que se hayan levantado en huelga contra mí, pero, en el fondo, resulta lo mismo. Ya no los domino. Así que, reconociendo mis debilidades técnicas y levantando mi bandera blanca, me presento como vencido por rebeldes fuerzas misteriosas. Espero que, en unos días, pueda rescatar mi blog de este infierno en el que se halla. Entonces seguiré dando la batalla. Entretanto, descansen todos en paz. Amén.
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Los “indignados” de Sol se desplazan a la Cámara Baja, al grito de “se alquila esclavo” o “recortes a los ricos primero”, en contra de la reforma de la negociación colectiva. Varios cientos de personas cortaron al tráfico la plaza de Canalejas y la carrera de San Jerónimo, donde se encuentra ubicado el Congreso de los Diputados.
Todo propaganda...
ResponderEliminarAsistimos al remedo fascista de la izquierda rampante
En Donosti no hubo indignados. ¿Por que será...?
chiflos.