Nanda Caro, diplomada en Trabajo Social y profesora en la Universidad Illes
Balers, escribe en “Es Periscopi” un artículo titulado “El agobio del
Rey”, en el que hace alusión a unas declaraciones del cirujano del rey
Juan Carlos I según las cuales el Rey está agobiado. “¿Cómo estaría usted –se pregunta ella– si le hacen seis
operaciones en dos años y en la última tiene una complicación grave y cree que
va a tener que operarse no una sino dos veces?” Caro inquiere, a la vez: “¿Cómo
de agobiado estaría el rey si fuera una de las 150.000 personas en España que,
además de padecer VIH-Sida, fuese discriminada por su enfermedad?... ¿Cómo de
agobiado se sentiría el Rey, si padeciese una enfermedad crónica y necesitase
vivir de un trabajo remunerado? Porque, desde la reforma laboral que introdujo
el PP, una empresa puede despedir a cualquiera de sus empleados que falte diez
días al trabajo en dos meses de forma intermitente, aunque haya obtenido una
baja laboral. Una medida que afecta especialmente a personas con enfermedades
crónicas tales como cáncer, enfermedades renales que requieran diálisis o VIH y
sida. ¿Cómo de agobiado se sentiría el
Rey si fuese una persona inmigrante en situación de irregularidad sobrevenida,
es decir, que ha perdido su permiso de residencia porque ha perdido su trabajo
y se le aplicase el RDL 16/2012 que excluye de la atención sanitaria gratuita a
las personas inmigrantes en situación irregular? ¿Cómo de agobiado se sentiría
el Rey si fuese un joven español, mayor de 26 años y que también perdiese su
derecho a tarjeta sanitaria porque no ha cotizado nunca ya que, hasta el
momento, se ha dedicado a formarse y ahora es una persona joven altamente
cualificada?”
“¿Cómo de agobiado se sentiría el Rey si fuese unas de las 873.000 personas que, según Médicos del Mundo, le ha sido retirada su tarjeta sanitaria? ¿Cómo de agobiado se sentiría si fuese una de las 2.392 personas que cada día, en este país, desde la entrada en vigor la llamada reforma sanitaria, se queda sin tarjeta sanitaria? ¿Cómo de agobiado se sentiría si fuese un pensionista con una prestación baja y, debido al copago de sus medicamentos, se viese obligado a suspender su tratamiento, o a seguirlo parcialmente, descartando las medicinas más costosas? ¿Cómo de agobiado se sentiría si fuese una de las cerca de 40.000 personas que viven en la calle, tal y como detalla el último informe de Cáritas, para los cuales, después de entrada en vigor de la reforma sanitaria, no está garantizado el acceso a la salud porque hay requisitos que no cumplen, como tener un certificado de residencia o empadronamiento?
“¿Cómo de agobiado se sentiría el Rey si, siendo una de estas 40.000 personas sin hogar, tuviese una esperanza de vida dos décadas por debajo que el conjunto de la población? ¿Cómo se sentiría el Rey si formase parte de esas tres millones de familias que tienen un techo en el que cobijarse, pero sus condiciones de vida son indignas, sabiendo que las condiciones de vida indignas enferman y agravan la enfermedad? No sé si en algo le agobiará al rey comprobar que, en este país, la atención de la salud ha dejado de ser un derecho universal para empezar a convertirse en un negocio sólo al alcance de unos pocos… Un rey que hace uso de sus privilegios mientras el común de los españoles son despojados de sus derechos”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario