Colita despreció el Premio Nacional de Fotografía.
El compositor catalán, Josep Soler, renunció a recoger la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes.
El
violagambista, Jordi Savall, rechazó el Premio Nacional de Música.
Isabel Steva Hernández, más
conocida como Colita, ha renunciado al Premio Nacional de Fotografía,
remunerado con 30.000 euros. En palabras del jurado, Colita “ha sido una
fotógrafa comprometida con su época, en particular, en la defensa de los
derechos de la mujer. En su fotografía, siempre se encuentra humor,
inteligencia e ironía. Colita señala que, “proviniendo dicho premio Nacional de
Fotografía del Ministerio de Cultura, Educación y Deporte, me veo en la
obligación de rechazarlo”. Y añade: “Ignoro dónde reside este ministerio, e
incluso si existe como tal”. En su opinión, la situación de la cultura y la
educación en España es “de pena, vergüenza y dolor de corazón”, por lo que,
asegura, “no es posible que exista dicho ministerio. En cualquier caso, yo no
lo conozco”.
Colita indicó al ministro Wert que “de momento”, no le “apetece” salir con él
en la foto. Que “habrá que esperar con ilusión otros
tiempos, otras gentes, otros gobiernos que nos devuelvan a nosotros el orgullo
y a ellos el honor”. En una posdata, añade: “Mi condición de ciudadana
catalana y la situación actual nada tiene que ver con mi renuncia. No hagan
inventos. Yo creo y milito en la Cultura Universal”.
Las reacciones a favor y en su contra no se han
hecho esperar y la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, durante la
comparecencia del Consejo de Ministros,
responde que “estos no son premios que otorga un gobierno, ni siquiera
un partido. Sino que los otorga un jurado independiente”. Y pide “que se
respeten los reconocimientos que hace España hacia su cultura o su arte en
distintos ámbitos”.Puede que sea así, pero están presididos y promocionados por
Wert, rechazado por su política y su gestión.
Existen otros
casos en la historia que guardan similitud con el de la fotógrafa
catalana. Ya han sido tres los artistas que han decidido no aceptar el Premio
Nacional por la gestión cultural de José Ignacio Wert. Diez días antes, Jordi Savall,
violagambista catalán hizo lo propio con el Premio Nacional de Música.
Gesto que supuso otro golpe para el Ministerio de Educación, Cultura y
Deportes. Savall renunció al premio por estimar que procede de un Gobierno
responsable del “desinterés y la incompetencia” en la defensa del arte, que
mantiene en el olvido el patrimonio musical hispánico y que “menosprecia” a los
músicos que se dedican a mantenerlo vivo. Y añade que esperaba que este
sacrificio “sea comprendido como un acto revulsivo en defensa de la dignidad de
los artistas y pueda, quizás, servir de reflexión para imaginar y construir un
futuro más esperanzador para nuestros jóvenes”. Igualmente, Javier Marías
rechazó, en octubre de 2012, el Premio de Narrativa a su obra “Los
enamoramientos” por ser “un galardón institucional, oficial y estatal, otorgado
por el Ministerio de Cultura”. Y el compositor catalán, Josep Soler, renunció
el año pasado a recoger la Medalla de Oro
al Mérito de las Bellas Artes “porque a ellos no les interesa en
absoluto ni la cultura ni la educación”.
A este paso, más que conceder
premios, promocionándose, el ministerio de Cultura, Educación y Deporte debería
considerar la posibilidad de reconocer su error y enmendarse o desaparecer del
mapa.
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