La Constitución española cumple 36 años y los
españoles coinciden en que los políticos que la crearon se han convertido en el
tercer problema del país. El Senado acogió el sábado, día 6, el acto central
del Día de la Constitución, reuniendo en la plaza Colón y en el Congreso de Diputados a los que se rigen en ella. El presidente del
Senado, Pío García Escudero, compartió protagonismo con su
homólogo de la Cámara Baja, Jesús Posada, y ambos fueron los encargados de
recibir a los representantes políticos e institucionales. En este nuevo aniversario,
el Gobierno defiende la plena vigencia de la Constitución y considera que su
reforma no es urgente. El texto de 1978, preparado para hacer
frente a desafíos a los que España pueda enfrentarse, ya ha sido dos veces
mínimamente reformado. El Gobierno no se ha cerrado en banda a dialogar sobre posibles
propuestas de reforma, aunque advierte de que debería contar con un “amplísimo”
consenso. Por su parte, el PSOE, principal partido de la oposición, ha invitado
al resto de las fuerzas políticas y a las instituciones a alcanzar un “pacto
para defender el Estado de bienestar” y para “impulsar el crecimiento
económico”. Hace dos años, el CIS publicó una encuesta según la cual siete de
cada diez españoles estaban insatisfechos con la marcha de la democracia
y más de la mitad tenía el mismo sentimiento hacia la Carta Magna. Escasos eran
los que opinaban que la Constitución se respetaba “bastante” (un 19,5 %) o
“mucho” (un 1,7 %), frente a un 31,3 por ciento que creían que se respetaba
“poco”, “nada” (un 13,3 %) o “algo” (un 26,7 por ciento). Pese a ese
desencanto, la inmensa mayoría, el 72,4 por ciento veía “motivo de orgullo” el
modo en el que se llevó a cabo la Transición y un 77 por ciento consideraba que
la democracia era preferible a cualquier otra forma de gobierno. Además, el
41,7 destacaba que el mayor logro de la Constitución era que garantiza la
libertad frente a un 18,8 por ciento que subrayaba el consenso con la que se
aprobó. ¿Cómo reaccionarían hoy los españoles ante las mismas preguntas? ¿Cómo
se sienten hoy, tras más de cinco años de retroceso económico y social?
El presidente de la Comunidad,
Ignacio González, y la delegada del Gobierno, Cristina Cifuentes, defendieron
el viernes mantener la Constitución ante la falta de consenso para reformarla.
El PSOE y UPyD, que asistieron a la recepción del Gobierno regional madrileño, abogaron
por su actualización. El PP defendió la Constitución frente a los “partidos
radicales” y “separatistas”. En su intervención, González mostró su
preocupación por los movimientos políticos que urgen a una reforma de la
Constitución como solución a las grandes preocupaciones sociales de los españoles
porque, en su opinión, quieren “un cambio radical de régimen”, más cuando lo
que proponen es modificar los apartados que tratan sobre la monarquía o la
soberanía nacional. “La Constitución no es la panacea ni el pozo de los deseos;
no lleva al paraíso ni tiene el donde acabar con los problemas”, afirmó el
presidente regional, defendiendo que para mejorar el estado de bienestar o
hacer más participativa la democracia no es necesario cambiarla. La delegada
del Gobierno, tras matizar que la Carta Magna no era ninguna “verdad revelada”
y que se podía cambiar si había consenso, criticó la falta de “lealtad
institucional” de “los dirigentes de partidos políticos de algunas comunidades
autónomas que, de forma interesada, y, en un ejercicio de irresponsabilidad,
alimentan la diferencia en detrimento de la convivencia y potencia lo que nos
separa y no lo que nos une”. Cifuentes también hizo referencia a “algún partido
de nuevo cuño” o “partidos radicales” que olvidan que “España no es un país de
países y no que pueden existir 17 Españas, porque somos un Estado nacional”.
En la plaza Colón se celebraron
los actos de conmemoración del Día de la Constitución. Bajo la presidencia de
los presidentes del Congreso, Jesús Posada, y del Senado, Pío García Escudero,
acompañados por el Jefe del Estado Mayor de la Defensa y de una amplia
representación de las dos Cámaras y de personal militar, se izó una bandera de 300 metros cuadrados .
Al mediodía, el Gobierno, sólo cuatro presidentes autónomos –Alberto Núñez Feijóo (Galicia), Alberto Fabra (Comunidad valenciana), Alberto Garre (Murcia) y Luisa Fernanda Rudi (Aragón), todos
ellos del PP–, altas instituciones del estado y líderes políticos, se reunieron
en el Salón de los Pasos perdidos del Congreso de los Diputados en un acto un
tanto deslucido. Como otros años, esta recepción estuvo marcada por las
ausencias de partidos como CiU, PNV, ERC, Amaiur o IU, cuyo coordinador
federal, Cayo Lara, acompañado de José Luis Centella, acudieron sólo para
explicar a los medios los motivos de la falta de presencia. Tampoco estuvo
presente ninguno de los líderes
territoriales del PSOE, más allá de ex el presidente de la Generalitat José Montilla (PSC), hoy portavoz de
Entesa en el Senado. La última vez que coincidieron todos los
mandatarios autonómicos en un acto institucional fue el pasado 19 de junio, en
la proclamación
de Felipe VI por las Cortes Generales, no sin cierta polémica por
los tibios aplausos al monarca de presidentes como Artur Mas o Iñigo Urkullu. A
ello hay que añadir la ausencia por parte de los ex presidentes José María
Aznar, Felipe González o José Rodríguez Zapatero. Una cita deslucida en la que
Rajoy reiteró de nuevo que no había por qué reformar
la Constitución.
Rodríguez Zapatero propuso una segunda reforma que giraba en torno a
la modificación del artículo 135 de la Constitución.
Pero volvamos un poco atrás en el
tiempo. El 7 de julio
de 1992, se realizó la primera reforma a la Constitución Española de 1978. Los grupos parlamentarios en el Congreso (PSOE, Partido
Popular, Convergència i Unió, de Izquierda
Unida-Iniciativa per Catalunya, del CDS, PNV y Grupo Mixto),
presentaron conjuntamente una proposición de reforma que consistió en añadir,
en el artículo 13.2, la expresión “y
pasivo”, referida al ejercicio del derecho de sufragio de los
extranjeros en elecciones municipales, para adaptar la Constitución a una
exigencia del Tratado de Maastrich. Al no afectar a los
artículos arriba mencionados no se disolvieron las Cortes, y al no solicitar
referéndum el 10% de diputados o senadores, éste no se llegó a celebrar. Diecinueve años más tarde, el 23 de agosto
de 2011, Rodríguez Zapatero, presidente
del Gobierno, propuso una segunda reforma que giraba en torno a la
modificación del artículo 135 de la Constitución, estableciendo en el texto el
concepto de “estabilidad presupuestaria”. Contó con el apoyo de los
dos partidos mayoritarios, PP y PSOE y el de UPN y tampoco entonces fue
necesario un referéndum. Sin embargo, el resto de partidos representados en la
cámara se mostraron descontentos ante dicha reforma en la que, según ellos, no
se les había llamado a la negociación lo que les llevó a acusar a ambos
partidos de “romper el proceso
constituyente”. Puesto que PSOE
y PP tenían conjuntamente, en
dicha legislatura, más del 90% de diputados y senadores, al tratarse de una
reforma por proceso ordinario, no fue necesario un referéndum;
tampoco fue solicitado por un 10% de los representantes de una de ambas
cámaras, dentro del plazo previsto que concluyó el 26 de septiembre de 2011.
En 2012, Diego López Garrido, Catedrático de Derecho Constitucional y diputado por el PSOE, señaló que la Constitución Española de 1978, después de
más de 30 años, necesitaba reformas importantes en el sistema
electoral, reforzamiento de los derechos
sociales y los derechos económicos, integración de Europa en
el texto constitucional y establecimiento definitivo del Estado
federal. Habría que conseguir al menos, según él, delimitación entre
Estado y Comunidades Autónomas, sistema de financiación basado en la justicia y
la solidaridad y reforma del Senado para hacer una cámara territorial. Sin embargo, para María Dolores de Cospedal, del PP, la Constitución no
requería ninguna reforma. Aparte de la de la Cámara alta propuesta por el PSOE, que incluía una
modificación tanto de las funciones como de la composición de la misma, en febrero
de 2013 se constituyó, mediante acuerdo de todos los grupos del Senado, una
ponencia compuesta por nueve senadores, para estudiar una reforma
constitucional que afectara exclusivamente a las funciones del hemiciclo,
iniciándose la primera reunión el 14 de mayo del mismo año, y cuyo estudio
debería haber finalizado en Junio. Todo quedó en simples deseos y discursos.
Sánchez plantea, frente al
inmovilismo de Rajoy, un pacto para reformar la Constitución.
El PSOE estaría ahora dispuesto a trabajar de
inmediato en un plan de reforma Constitucional frente al “inmovilismo” del
presidente del Gobierno en relación a la crisis abierta en Cataluña. Pedro Sánchez, actual
secretario general del PSOE, asegura que el Gobierno de Rajoy está “agotado
y resignado”. Dice que va a ser “contundente” en
los casos de corrupción, pero recalca que también lo será “en
la defensa” de quienes crea que “son inocentes” como los expresidentes Manuel Chaves y José Antonio Griñán.
Sánchez lamenta que Mariano Rajoy se haya convertido en “un presidente que no
ofrece, políticamente, señales de vida inteligente” y cuyo “único proyecto”
para el final del mandato es “el bloqueo institucional y el inmovilismo”. En
su opinión, “si algo ha quedado demostrado en estos tres años es que ésta es la
legislatura más mediocre de la democracia” y que, para la mayoría de los
ciudadanos, “ya está claro que Rajoy no es el presidente que España necesita y
que la derecha española nunca ha tenido un proyecto político para este país”. Sánchez
advierte a su homónima en el PP, María Dolores de Cospedal,
que “no es quién para dar ejemplo” en cuestión de voluntad de acuerdos o de
respeto de las reglas del juego, respondiendo así a las declaraciones de
Cospedal, quien le acusa de querer “dinamitar”
las reglas del juego con la reforma constitucional que
propone para la crisis política en Cataluña. Sánchez recuerda a
Cospedal que fue ella quien “aprobó con carácter unilateral” la
reforma de la ley electoral de Castilla-La Mancha para reducir
el número de diputados. La dirigente popular le
responde que “no es quién para dar ejemplo de voluntad de acuerdos ni de
respeto a las reglas del juego”.
Según Pedro Sánchez, Zapatero
pactó con el PP “de una manera claramente apresurada”.
En septiembre de 2011, en medio
de la tormenta financiera que azotaba los mercados de deuda de la eurozona, los
dos principales partidos políticos, el PSOE y el PP, aprueban una reforma del
artículo 135 de la Constitución, destinada a garantizar, por la vía
constitucional, el equilibrio presupuestario de las Administraciones Públicas y
la prioridad absoluta del pago de la deuda pública sobre cualquier otra rúbrica
presupuestaria. Pedro Sánchez, reconoce que la reforma del artículo 135 de la
Constitución, que el Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero pactó
con el PP,
se hizo “de manera claramente apresurada” y “sin debate previo”. Por ello,
defiende ahora la necesidad de “completarlo”, esta vez sin “hurtar a la
ciudadanía ese necesario debate”. Así lo pone de manifiesto en un artículo que
el líder de los socialistas publica en el diario ‘El Mundo’, en el que aplaude
el “gesto que, valientemente,” lideró entonces Zapatero, porque “evitó la
intervención”, pero en el que, tres años más tarde, también reconoce que es
necesario reformar el artículo para garantizar los derechos sociales. De este
modo, Sánchez admite que los dos “principios” que, a su juicio, definen a los
socialistas, (resumidos en “la prioridad de la gente sobre la economía” y en
“la defensa del debate previo a las grandes decisiones”), quedaron “subvertidos
en el tempestuoso verano de 2011” ,
al consagrar en la Constitución la “prioridad absoluta” del pago de la deuda. “Yo
mismo participé en las reuniones preparatorias de la reforma –recuerda– y yo
mismo defendí en público su necesidad”. Añade
que, en aquel momento, España “tenía el serio riesgo de ser intervenido” y que creyeron
que, de esta forma, satisfacían “la voracidad de los llamados ‘mercados’ ”. Asimismo,
Sánchez explica que tomaron esa decisión porque confiaban en que el acuerdo
alcanzado entonces con el PP
“se mantendría, cuando tocara hablar de la Ley de Estabilidad Presupuestaria”.
José Luis Bonet, presidente de la Cámara de Comercio de España
y Freixenet, cree en la reforma de la Constitución.
Los partidarios de una reforma de la
Constitución para solucionar las reclamaciones nacionalistas
catalanas tienen, desde el pasado lunes, un nuevo apoyo: el del presidente de
la Cámara de Comercio de España y de Freixenet, José Luis Bonet. Se trata de uno
de los empresarios más destacados de España y una de las voces más críticas del
sector con el proceso independentista capitaneado por Artur Mas. Pese a no
haber escondido nunca su proximidad a las tesis del PP, Bonet ahora se
distancia de las tesis de Mariano Rajoy. Cree que hay posibilidades frente a la
cuestión catalana. “Una posible salida –asegura– es una reforma de la Constitución. El
presidente de la Cámara de
Comercio de España pide que el “consenso” entre fuerzas políticas
sea el mayor posible para dar este paso. Asegura que el “Estado de las
autonomías ha sido un acierto y ha dado vida a España”. Indica, de forma
elíptica, que el modelo, tal y como lo conocemos en estos momentos, ha llegado
a su fin. A lo largo de su intervención en el Foro ABC, Bonet señala que lo que
hace falta en estos momentos es “respeto por los demás y tolerancia”. Ante los
que piensan que su empresa, una de las principales productoras de cava de
Cataluña, sufrirá un nuevo boicot en el resto de España, Bonet defiende la
“españolidad” de la compañía. Reconoce que existe “temor y preocupación” en la
dirección por una “situación desagradable”. E insiste en que, por ahora, no han notado ningún efecto sobre una nueva
campaña contra el cava. “Al contrario –añade–, este año está siendo
bueno”. En su conferencia, defiende la
unidad de los agentes económicos y de las empresas para mantener la senda de
recuperación y, sobre todo, la internacionalización. “La clave –insiste– es la
internacionalización. No es tan fácil, pero podemos”. Sus palabras levantan
cierto murmullo entre los asistentes por la similitud de las palabras con los
eslóganes de la formación
política liderada por Pablo Iglesias. El empresario reconoce que la
economía española tiene “problemas que resolver”, pero que está alineada con
otros países desarrollados. “El sistema – sentencia– no tiene alternativa en
este momento”.
Rosa Díez, presidenta de Unión
Progreso y Democracia (UPyD).
También Unión Progreso y
Democracia apoya una reforma de la Constitución “para
conseguir un Estado federal fuerte con competencias exclusivas en educación,
sanidad, justicia o medio ambiente que garantice a todos los ciudadanos los
mismos derechos y obligaciones en cualquier lugar de España”. Defiende que
todas las Comunidades Autónomas tengan las mismas competencias y financiación, sin
privilegios ni excepciones, distribuyendo racionalmente las competencias entre
Estado, Comunidades Autónomas y Ayuntamientos “para evitar duplicidades,
despilfarro y burocracia inútil”. Rosa Díez insiste sobre la crisis
económica y reforma del Estado: “Tenemos un Estado demasiado caro, complicado e
ineficaz que ha empeorado la crisis económica de modo que la lucha contra la
crisis comienza en su reforma: eliminando duplicidades, despilfarro y normas
absurdas. Podemos ahorrar 26.000 millones anuales, mejorando la gestión de las
Comunidades Autónomas, y 14.000 más, suprimiendo las Diputaciones y fusionando
Ayuntamientos. Y ahorraremos más, suprimiendo miles de entes públicos
innecesarios que consumen recursos y crédito sin producir servicios, derogando
miles de normas locales que obstaculizan la iniciativa económica, restaurando
el mercado único nacional y la libertad de circulación de profesionales y
empresas. Así será posible mantener servicios básicos sin recortes, y dedicar
el ahorro público a invertir en economía productiva”.
Pedro Sánchez registró en el Congreso la
petición para abrir una subcomisión que analice la reforma de la Constitución.
El pasado martes, el PSOE dio el
primer paso para intentar reabrir el debate sobre la reforma de la
Constitución. El propio Pedro Sánchez, secretario general del PSOE, se
personó en el registro del Congreso para plantear la creación de una subcomisión parlamentaria que inicie
los trabajos y delimite la reforma de la Carta Magna. Propuso una subcomisión
en abierto en la que se convoque a especialistas de todo tipo para que los
grupos parlamentarios puedan empezar a esbozar cómo sería dicha reforma. Los
socialistas quieren una reforma en profundidad, que no sólo afecte a Catalunya
sino a otros muchos temas del texto constitucional. El primer paso dado por el
PSOE sería sólo a modo de reflexión y como forma de enmarcar los temas y
contenidos que deberían modificarse de la Carta Magna y, con el poco tiempo que
resta de legislatura, dicha subcomisión no tendría más desarrollo que empezar a
abrir un periodo de debate. Conscientes de ello, los socialistas pretenden
llevar este asunto al Congreso para romper
con el tabú de que la Constitución es intocable. Creen que esta
subcomisión puede ser un inicio para que su reforma se abra paso y se
encuentren puntos de acuerdo mayoritarios.
Pedro Sánchez busca el apoyo de
la gente en Las Cortes.
“Abramos el debate – rogó Sánchez
al jefe del Ejecutivo el pasado jueves–, sólo pedimos que se abra el debate”.
Sánchez quiere que la Constitución no se escude “en el cerrojo de la mayoría
absoluta” por parte de un PP que rechaza el diálogo. “El mejor homenaje y el
mejor servicio que se les puede prestar a los ciudadanos y a la Constitución es
abrir el debate de la reforma”, señaló, coincidiendo con la jornada de puertas
abiertas en el Congreso en la que el socialista se fotografió con muchos de los
visitantes. El PSOE difundió un vídeo de apenas un minuto de duración, que
pretende reflejar la vida de una mujer
de 36 años que, aunque aún se siente “una niña”, resume su propia
evolución con frases como “fui rellenando mi espacio, mientras me fui
construyendo a mí misma” o “reír, estudiar, escuchar, bailar y a veces nada
para cenar”. Dicho vídeo está destinado a defender su propuesta de reforma de
la Constitución, “Hay que ampliar y
reformar este lugar, porque es nuestra casa –afirma la protagonista del
montaje, que termina con el lema ‘La Constitución que queremos’–. Porque
necesitamos crecer juntos. Porque necesitamos un futuro juntos. Simplemente,
nos queremos”. En su relato entran después su pareja, un hijo, una perra y los
amigos. “Todo lo que hay aquí significa algo para mi, son trocitos de la mujer
que soy, pero sé que es el momento de que todo siga cambiando. No aferrarme. Ahora
somos cuatro los que tenemos que vivir aquí”. Por su parte, el PP estaría dispuesto a demostrar que eso es
falso.
El PP recuerda
que, “no se puede abrir una puerta sin saber antes cómo se va a cerrar”.
Pedro Sánchez invita a Rajoy a
dialogar sobre la modificación de la Carta Magna, pero éste rechaza la
propuesta del líder de la oposición y se niega a crear una subcomisión
parlamentaria a fin de llevar a cabo la reforma. Sánchez se encuentra con el
rechazo a su propuesta y con la crítica del jefe del Ejecutivo porque, según
fuentes gubernamentales, el PSOE sigue sin concretar los términos de la
modificación que plantea. El jefe del Ejecutivo advierte al líder socialista de
que iniciativas de tanta importancia como ésta no pueden plantearse de manera
unilateral. El secretario general del Grupo Popular en el Congreso, José
Antonio Bermúdez de Castro, adelanta el rechazo del PP a dar vía libre a la
subcomisión pedida por el PSOE para abrir el debate de la reforma
constitucional. “No es oportuno ni necesario”, zanja. A su juicio, “no se puede
jugar” con el marco de convivencia que supone la Constitución de 1978, “pues es
un tema serio” con el que “no se debe frivolizar”, ni hacer propuestas “con
carácter unilateral y sin acuerdos serios”. El PP recuerda que, después de un
año de debates, sigue sin conocerse el contenido exacto de la reforma que plantea
el PSOE, más allá de los “titulares”, y “no se puede abrir una puerta sin saber
antes cómo se va a cerrar”. Según Bermúdez de Castro, este asunto “no forma
parte de las principales preocupaciones de los ciudadanos”. Y añade: “No tiene
sentido que, en un día como hoy, el PSOE pida a las demás fuerzas políticas un
gran acuerdo para reformar la Constitución, que es un tema muy complejo, y se
niegue a alcanzar un gran pacto para combatir, con medidas concretas, la
corrupción”.
“La Constitución –publica un
manifiesto suscrito por Plataforma de Afectados por la Hipoteca de Valencia, de Horta
Sud, Plataforma per l’Enseñament
Públic-Escola Valenciana, FAPA,
Ciencia con futuro, Plataforma de Socialistas
de Izquierda y Socialismo 21 Asociación
Político-Cultural– ha sido asesinada con premeditación y
alevosía por parte de los mismos que se han aprovechado del pacto constitucional
diseñado durante la transición, una oligarquía formada por el poder financiero,
las grandes multinacionales y una clase política mayoritariamente puesta al
servicio de estos grupos económicos, que son los que les financian. Insaciable,
como sus dueños europeos y mundiales, la minoría que nos gobierna no quiere
siquiera cumplir sus propias reglas de juego y nos impone otras a nuestras
espaldas. La Constitución ha sido vaciada de sus contenidos y puesta al
servicio de los poderosos para defender intereses opuestos a los nuestros. Ante
esta reconfiguración autoritaria de los poderes, contra este fraude
democrático, la única salida es ejercer nuestra soberanía como pueblo,
dotándonos, desde abajo, de una nueva Constitución que dé salida a la multiplicidad
de problemas que oprimen nuestras vidas. Desde los cientos de desahucios
diarios hasta los millones de parados, pasando por el desmantelamiento de la
educación, la sanidad, los servicios públicos esenciales y el pago de una deuda
que no nos corresponde, la solución común a todas nuestras reivindicaciones
pasa por el inicio de un proceso constituyente democrático que nos una y
responda a todas nuestras necesidades. Frente a esta Constitución fallecida,
convertida en papel mojado, hagamos una nueva que traslade verdaderamente
nuestra voluntad, en la que todos los derechos que en ella se reconozcan se
apliquen obligatoriamente y podamos pararle los pies a cualquier gobierno que
no cumpla con sus compromisos y con nuestro mandato”.
“Llega, a finales de esta semana,
una nueva conmemoración de la Constitución –recuerda Fernando Jáuregui en
Diariocrítico–. Los partidos preparan ya sus respectivas 'batallas dialécticas'
acerca de la necesidad de reformar, o no, la ley fundamental que data de 1978.
Es decir, treinta y seis años en los que ha sufrido mínimos retoques y en los
que el clamor en pro de la reforma de algunos artículos –e incluso títulos– crece de forma imparable.
Así, la reforma de la Constitución, ante la que el presidente Rajoy muestra
tanta pereza, se convierte en el gran tema de esta semana. Una vez más. Pero,
cada vez, con urgencia más imparable. Cuando comienza diciembre, en las
redacciones de periódicos y agencias, radios y televisiones, comenzamos a hacer
el resumen del año que se va, y a elaborar las previsiones para el año que
nace. Año tremendo el que se va, que ha incluido, en apenas cinco meses, la
abdicación de un rey y la llegada de otro, la dimisión del líder de la
oposición y la llegada de otro, el hundimiento de los partidos consolidados y
la llegada de otros, el adiós a la política de muchos rostros que parecían
estar ahí para siempre. Y, claro está, el enorme desafío independentista
catalán, que ya se ve que desde el Estado central no se sabe cómo afrontarlo.
Con esas premisas, ¿cómo no pensar que este 2015 que llama a la puerta va a ser
un año, además de electoral, de enormes cambios, de grandes convulsiones? No
hay que temer, por supuesto, al cambio. A lo que entiendo que hay que temer es
a no saber gestionar, desde el puesto de mando que sea, ese cambio. O peor: hay
que temer a quienes pretenden detener artificialmente los cambios, a quienes se
colocan de perfil, a quienes niegan el cambio evidente. Y de eso tenemos
algunos notorios ejemplos en nuestra vida política, económica, social”. (…)
“El caso –prosigue Jáuregui– es
que ahora comenzamos una semana que va a concluir con la celebración de un
nuevo aniversario de la Constitución. Cada año, la pervivencia, tal como está,
de nuestra ley fundamental se hace más difícil. Naturalmente que vamos a
asistir a una nueva y recrudecida batalla dialéctica entre populares y
socialistas, entre nacionalistas y no nacionalistas, entre izquierdas y
derechas si se quiere, acerca de si hay o no que reformar la Constitución,
cuánto y cuándo. Como si quedase mucho tiempo para ello. Como si ahora el dejar
que todo se pudra pudiese ser -otras veces, lo admito, lo ha sido-la mejor
táctica e incluso la más acertada estrategia. Ya no lo es, al menos según mi
modesto entender. No sé por qué, tengo la creciente sensación de que este va a
ser el último, o el penúltimo año –el próximo estaremos embarcados en la fiebre
electoral– en el que la Constitución va
a ser exactamente la misma que la que ahora conmemoramos, la de 1978. Lo que
ocurre es que, cuando de verdad nos pongamos todos a la tarea de reformarla,
puede que hayan triunfado las tesis de quienes hablan, me parece que algo
ligeramente, del 'corsé del 78' y cosas similares. Y entonces de poco valdrán
las lamentaciones y los reproches. Ya será tarde”.
En varios fotomontajes, mostramos varios bocetos de Tremending Tope que aparecieron la semana pasada en Twitter, inspirados en el cuadro de Antonio López –un cuadro que le costó hasta dos décadas terminar–. Todos ellos aportan un ‘realismo’ diferente o, simplemente, un toque de humor. Por otra parte, tras dos años y medio de presión legal, por fin, se ha conseguido que no se pueda negar más la evidencia del caso Rodrigo Rato, gracias a los informes de los peritos del Banco de España sobre las cuentas de la salida a bolsa de Bankia. Unas cuentas maquilladas, con decenas de irregularidades, que ocultan a sus ingenuos accionistas la verdadera realidad de Blesa y Rato. Y el toro español.
El humor de Erlich:
Forges, El Roto, Esteban Navarro,
Peridis, Ferrán J. R. Mora y otros humoristas
tocan el tema de la Constitución:
Otros dibujos humorísticos, de Pep
Roig, desde Mallorca: Descerebrados, Dejadme solo, Actividad frenética (de
frenar), Constitucional hipocresía, La independencia judicial, pendiente del Gobierno y La lejana
prosperidad.
Entre los vídeos de esta semana, el lanzado por el PSOE, que difunde la necesidad de una reforma sobre la Constitución en la línea que viene postulando el Partido Socialista.
En el siguiente este corto, titulado “Nuggets” (Pepitas de oro) y dirigido por Andreas Hykade y Angela Steffen, un sencillo kiwi descubre una curiosa sustancia amarilla: las drogas. A lo largo de su paseo por la vida, se topa con ella en varias ocasiones. Y muestra en lo que uno se convierte si se deja llevar por ellas. Existe una gran variedad e igual de variados son sus efectos en los que las consumen. Las catalogadas como drogas duras comienzan llevando a lugares imposibles con experiencias extracorpóreas pero, durante el proceso, la dependencia va creciendo proporcionalmente a la tolerancia de la misma. El cuerpo aprende a sintetizar las sustancias de manera más efectiva, por lo que, si el drogodependiente quiere recrear los efectos de las veces anteriores, tiene que aumentar las dosis, lo que desemboca en un círculo autodestructivo.
Animación musical con instrumentos creados al objeto.
Animación musical con instrumentos creados al objeto.
Spot de la Campaña de Navidad de la FAPAM "NO COMPRES, ADOPTA" con la participación especial de Enrique Villén y Carlos Sobera.
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