“El código ético –escribe David
Torres bajo el título ‘Imputados por poco’– es un eyector de emergencia de
algunos partidos que se activa rápidamente en caso de choque con la justicia.
Lo que pasa es que unas veces se activa y otras no, pero de eso no tiene
ninguna culpa el código ético. Si acaso, la justicia, que circula por ahí sin
avisar. Por ejemplo, Mariano estableció un código ético que en su día fue la
envidia de la política mundial; de hecho, tan bien le quedó, que decidió no
aplicarlo ni una sola vez. Lo guardó en una urna por si se le estropeaba y de
vez en cuando le pasaba un plumero para enseñárselo a las visitas (…)
“Bauzá empezó a aplicar hace poco
un código ético estricto en Baleares y lo mismo tiene que dar marcha atrás
después de perder cinco o seis alcaldes. Los populares y los códigos nunca se
han llevado muy bien, ya sean éticos, de circulación o de Hammurabi. Lo de la
marcha atrás es un recurso anticonceptivo bien conocido desde tiempos bíblicos,
cuando Lot logró que Jehová le fuese rebajando la cuota de justos para que no
aniquilara Sodoma y Gomorra. ‘Cien justos, Jehová. Bueno, cincuenta. Lo dejamos
en doce, venga, qué más Te da. Siete, siete es mi última palabra’. Jehová fue
dando marcha y marcha atrás hasta que casi se queda sin dedos. El PSA ya se los
ha quemado todos, casi quinientos imputados van ya en la causa de los ERES, un
montón de reclutas, cocineros y sargentos robando, 850 millones de euros
estafados, y allí nadie se enteraba de nada. Ni Griñán, ni Chaves, ni el
subsecretario, ni la becaria. Con tanta oscuridad, tanta ignorancia, tanto papo
y tanto llevárselo crudo, el PSA, más que un partido, parece el plató de Gran
Hermano VIP. Al igual que el PP en el caso Gürtel, no sabemos si el postsocialismo
andaluz da mucho asco o mucha pena.A Pdr Snchz y a Susana Díaz se les cansó la
boca de anunciar que si Griñán y Chavez eran imputados, tendrían que dejar sus
escaños. Al final les han imputado, sí, pero poco, casi nada, de manera que
habrá que esperar que los imputen más. No hay que olvidar que el PSOE tiene un
largo historial de honradez encarnado en aquel memorable mutis de Alfonso
Guerra, quien se decidió a dimitir más de un año después de que saltara el
escándalo por los negocios de sus hermanísimos, y eso sólo porque aprovechó el
día en que empezó la guerra del Golfo. Más que nada, por facilitar el juego de
palabras. Con Tomás Gómez, Pdr Snchz no esperó ni a que lo imputaran: apretó el
botón del asiento eyector y de inmediato cambió las cerraduras de Ferraz por si
a Gómez le daba por ponerse nostálgico. Pero Griñán y Chaves pesan mucho en el
organigrama del partido y no digamos ya en el producto interior bruto. Una cosa
es pegar un papirotazo a un alcaldillo y otra meterse con los barones de toda
la vida. Para que luego digan que el PSOE ya no cree en la lucha de clases”.
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