Esperanza Aguirre pretende ser la
Alcaldesa de Madrid. Pero, tras su paso como presidenta de la Comunidad, dejó a los madrileños una deuda
pública de 32.000 millones de euros. Durante su etapa, privatizó todo lo que la
era rentable y que los tribunales le permitieron. Contrató a políticos afines
con salarios desorbitados, concedió obras y contratos de la Comunidad sin
concurso u oposición y convirtió a la administración pública de la región en un
“club de amiguetes” presuntamente corruptos. Con ello facilitó la estafa de las
participaciones preferentes, comercializadas por Caja de Madrid, cuyo máximo
responsable del control de la entidad era ella. Disminuyó los fondos para la
educación pública y los aumentó para la enseñanza privada-religiosa, dando la
mayoría de fondos a la secta mejicana los
Legionarios de Cristo, quienes gestionan y se enriquecen a través
de los colegios segregacionistas Highlands. Ahora, inflándose de prepotencia y
pregonando a bombo y platillo que privatizará la Sanidad y la Educación Publica
en la ciudad, quiere que la voten para hacerse con el primer Ayuntamiento de España.
Y lo hace, pensando en los beneficios que obtendrá con ello. Para conseguirlo, no
ha dudado en promover una campaña de publicidad por todo lo alto, en la que tuvo
que rectificar varias veces por mentir sobre su contrincante, Manuela Carmena,
candidata de Ahora Madrid y en la que se niega a responder sobre cuestiones
demasiado comprometidas para ella. Carmena se defendió de las acusaciones de Aguirre:
"No tengo que avergonzarme nada de mi vida profesional y privada. Yo no
pienso entrar en descalificaciones. La justicia nos dio la razón. A veces
pienso que el refrán de ‘piensa el ladrón que todos son de su condición’ se
cumple”.
en
caso de que la emergente formación de Albert Rivera no quiera quemar su capital
político y optase por abstenerse en vez de apoyar a la dirigente conservadora quien
propiciara que las tramas de corrupción de Gürtel y Púnica se enriquecieran con
los fondos públicos de los madrileños.
Aguirre quedará, según este sondeo de IND, en una situación poco
envidiable: podrá proclamarse ganadora de los comicios municipales, pero, al
rondar el 34-36% de los votos, le costará mantener el típico argumento del PP
de que “tiene que gobernar la lista más votada”.
Según esta encuesta, Esperanza Aguirre tendrá entre 21 y
24 concejales en el Ayuntamiento de la capital, perdiendo alrededor de 15
puntos y la mayoría absoluta que gozaron Gallardón y Botella. El PSOE también
caerá (6 puntos y 3-5 ediles, quedando en 10 o 12) y se verá obligado a apoyar
a Carmena (14-15 asientos) si la abstención de Ciudadanos (9-11) hace posible
frenar a la presidenta del PP. Ante el auge de la jueza Carmena, la lideresa
del PP quedaría en una exigua mayoría simple en el Ayuntamiento de Madrid que
la dejaría en manos de Ciudadanos y a merced de una posible alianza de
izquierdas,
Pese a todo, Aguirre, que en el
sprint final de campaña rompió con Aznar y se aisló del PP, rechaza todas las
acusaciones contra ella y advierte que en la vida política española “ha habido
y hay demasiados mentirosos y mentiras aceptadas como verdades imposibles”,
insta a acabar de una vez con “tanta mentira y tanto disfraz”. Defiende como “absolutamente
admirable” a su marido, Fernando Ramírez de Haro, conde de Bornos y Grande de
España, que ya ha empezado a ser conocido como míster 10%. Y no niega a quién
le gustaría parecerse: a Margaret Thatcher. Aguirre insiste en que nunca ha
“cambiado de chaqueta”. “Llegué a la política liberal y sigo liberal”. E insiste
en que la palabra liberal está “llena de connotaciones positivas”. “Entré como
liberal sin prefijos y nadie encontrará una declaración o decisión mía con la
menor palabra de complacencia a posiciones de extrema derecha”. Creen los
conservadores que la presidenta del PP de Madrid ha optado por diferenciarse “a
toda costa” del resto del partido, incluso del Gobierno y de quien haga falta
para ganar las elecciones.
En la imagen, y detrás de ese panel del PP, se puede ver lo que el PP esconde y
no quiere ver. Es como si Aguirre, que ya anunció su intención de echar a los
sin techo del centro de la ciudad, hubiera empezado por ocultar a una señora
que busca en la basura su sustento diario. Aguirre parece ser la única
que la observa con detenimiento desde el autobús que capitanea con esa sonrisa
tan suya.
No hay comentarios:
Publicar un comentario