Sólo cuatro días después de ser
reelegido, Joseph Bratter, presidente de la FIFA (Federación Internacional del
Fútbol Asociado)
anunciaba el martes pasado su dimisión. Dijo que convocaría un congreso
extraordinario “tan pronto como sea posible” para elegir nuevo mandatario del
máximo organismo futbolístico mundial. A pesar de haber sido apoyado en las elecciones
reconoció que dicho apoyo no lo comparten todos. “Por eso pongo mi renuncia a
disposición y tomo la decisión de renunciar para limpiar la imagen de la FIFA que necesita una profunda
reestructuración”. Bratter señaló que “aprecia y
adora” la FIFA más que “otra cosa” y explicó que quiere “hacer” lo mejor para
el organismo del que acaba de dimitir.
De origen suizo, Blatter accedió al cargo el 8 de junio de 1998. Permaneció 17 años al frente de la FIFA y su última elección fue muy polémica por la detención solo dos días antes de siete cargos del organismo que presidía, acusados de corrupción. Pese a ello, decidió seguir adelante con las elecciones y ganó al otro candidato, el jordano Ali bin Al Hussein, por 133 votos contra 73. “Me hacen responsable de esta tormenta –dijo–. De acuerdo. Asumo la responsabilidad y estoy dispuesto a seguir adelante. Los delitos cometidos se centran en América del Norte y del Sur. Nos vemos afectados porque las personas detenidas ocupaban cargos en la organización, pero la FIFA no tiene un papel directo”, dijo entonces. En las informaciones filtradas aparecen más de 150 millones de dólares que han pasado de manos de forma corrupta en los últimos 24 años. Blatter no contaba con el apoyo de varias poderosas federaciones europeas. Michel Platini, presidente de la UEFA (Confederación de Asociaciones Nacionales de Fútbol y máximo ente de este deporte en Europa), le había dado la espalda. Los ingleses estaban radicalmente en contra. La prensa de Londres no le dejaba tranquilo.
Blatter decidió, por sorpresa, dejar, a sus 79 años, el
cargo de la más importante asociación de fútbol del mundo por los
escándalos de corrupción de los siete cargos investigados. Las autoridades
helvéticas accedieron a la extradición de los mismos a Estados Unidos, donde
una fiscalía de Nueva York les investiga por haber aceptado
sobornos desde principios de los noventa hasta la actualidad. Pero esa no
es la única causa abierta. La justicia helvética ha investigado el amaño de
votos en la elección de las sedes de los Mundiales de Rusia 2018 y Qatar 2022,
lo que ha salpicado a Ángel María Villar, el presidente de la Federación
española desde 1988, que tendrá que explicar por que daba su apoyo a Blatter,
quien continuará mangoneando a su antojo hasta 2019.. El diario “The New York
Times” publicó una información en la que indica que el secretario general de la organización, el francés
Jerome Valcke, puede ser la persona que hizo varias transacciones por 10
millones de dólares relacionadas con la red de corrupción revelada
la semana pasada. Según el diario, esos pagos son una “pieza clave” de las
acusaciones de la Fiscalía General de Estados Unidos y los fondos fueron
utilizados para pagar presuntos sobornos para que Sudáfrica se quedara con la
Copa Mundial de fútbol del 2010.
Pero no se trata sólo de fútbol.
La FIFA de Blatter favoreció la corrupción, el maltrato y la muerte de obreros
en todo el mundo y la destrucción de comunidades enteras para construir
estadios. El fútbol, el deporte más popular del mundo y la desvergüenza con la
que se gestiona, ha indignado a muchísimos seguidores que quieren ver
enfrentamientos limpios en el campo. El gobierno suizo detuvo a estos
gerifaltes de la FIFA por ser sospechosos de llevarse más de 100 millones de dólares en sobornos y
comisiones a
cambio de derechos de retransmisión y márketing. Estas detenciones llegan
después de tres años de investigaciones por parte de fiscales estadounidenses,
que afirman que la trama de corrupción se produjo en suelo americano, empleando
bancos de allí. Los funcionarios de la FIFA detenidos en Suiza son: Eduardo Li, presidente de la federación
costarricense de fútbol (iba a unirse al comité ejecutivo de la FIFA); Eugenio Figueredo,
de Uruguay, miembro del comité ejecutivo de la FIFA, expresidente de la
Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol); Jose Maria Marin, ex presidente de la confederación
brasileña de fútbol, miembro del comité de clubes de la FIFA; Jeffrey Webb, vicepresidente
de la FIFA, presidente de la Confederación de Fútbol de América del Norte,
Centroamérica y el Caribe, Concacaf; Rafael Esquivel, presidente de la Federación Venezolana de
Fútbol desde 1988 (fue suspendido por la comisión de ética de la FIFA, por un
período no mayor de 90 días); Julio Rocha, oficial de desarrollo de fútbol en
Nicaragua; Castas
Takkas, británico (en
la actualidad agregado en la Concacaf); Jack Warner, exvicepresident de la FIFA,
detenido en Trinidad y Tobago (Pagó una fianza de US$ 2,5 millones y debe
comparecer ante un juez el próximo 12 de julio). The New York Times indica que también se espera que se
presenten acusaciones contra ejecutivos de publicidad deportiva, tanto en
Estados Unidos como en América del Sur, incluidos Alejandro Burzaco, Aaron
Davidson, Hugo Jinkis y Mariano Jinkis, así como contra José Marguiles, un
intermediario que supuestamente facilitó pagos ilegales.
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