domingo, 7 de junio de 2015

La Feria del Libro, las dudas de P. Sánchez, sus halagos a la corona y “yo también silbo al rey”.




Este fin de semana, la Feria del Libro de Madrid se llenó del mismo público que ha dejado morir librerías al ritmo de dos diarias. Una ciudad con más de cinco millones de habitantes se permite la paradoja de cerrar definitivamente sus librerías pero reúne cada año en el Retiro una muchedumbre que recorre sus casetas. “Es una triste paradoja –escribe David Torres– constatar que a esta clase de turista de la letras (llamarlo lector sería excesivo) le atraen más los gentíos, el polvo, las casetas, el polen y los árboles del Retiro que los libros y su comprensión. Al fin y al cabo, es la clase de lector buscado e instigado por los grandes grupos editoriales, el lector que no lee libros habitualmente, que los busca por su cara en lugar de por su prosa. Por eso la inmensa mayoría del público que acude al Paseo de Coches del Retiro va husmeando de caseta en caseta, repasando los carteles de las firmas y comprobando si la foto coincide con el señor o señora que en ese momento está sentado, sosteniendo un bolígrafo e intentando no parecer un mono. Los buenos editores saben que no hay mucha diferencia entre un librero y un escritor, a menos que el escritor haya pasado previamente por televisión. En cambio, el inmenso público lector no lo sabe, y de ahí que abunden esas confusiones tan graciosas que son la sal y la pimienta de tantas crónicas sobre la Feria del Libro. Cuando estaba de moda una serie de libros infantiles titulada “Pesadillas”, un grupo de chavales se acercó a Luis Goytisolo y le preguntó: ‘¿Tiene usted Pesadillas?’ Estupefacto, Goytisolo respondió: ‘No, ¿por qué? Yo duermo muy bien’. Es inevitable pensar en las bienaventuranzas al ver las tremendas colas de fieles que aguardan pacientemente horas y horas para conseguir la firma de un famoso o un tertuliano y al lado un poeta insigne o una gran novelista triangulando la caída de las hojas y el vuelo de las moscas”.



También yo participé, un par de veces, sin pena ni gloria, en la Feria del Libro como escritor y al lado de un librero. Pero nunca conseguí las colas que los escritores más conocidos tienen, gracias su participación en tertulias televisivas y por el hecho de atraer a un público más movido por la publicidad que por lo que, en el fondo, cuentan en sus libros. Firmar una dedicatoria en las primeras páginas de un libro es un objetivo que nada tiene que ver con la lectura y comunicación del mismo. Luego, cuando llegó la crisis de ventas que tanto influyó en la crisis de editores, seguí escribiendo libros –una decena de ellos he llegado a escribir si que haya conseguido que un editor se haya interesado por ellos. Y ahí están ellos, muertos de risa, en mi alcoba mientras pasan estos y otros cracs– que hundieron mis sueños en la miseria–. Pero cada vez que se acercó el verano, seguí asistiendo, bajo los primeros calores,  al Retiro, en donde la Feria del Libro me ha mostrado los libros publicados que me han interesado, y, en cada ocasión, me he comprado algunos, no más que el número de dedos que tiene mi mano izquierda. Los de la derecha nunca consiguieron formar parte de los que también interesaban a mi corazón pero que eran vetados por mi bolsillo. Así que, entre libros interesados por mi intelecto y los rechazados por mi presupuesto, me hice con unos cuantos que logré leer, pero otros, ni el tiempo ni mis apetencias literarias  permitieron, varios años más tarde, ojear y, menos aún, hojear y conocer a fondo. Aunque confío en hacerlo antes de que  me encuentre de cara con la muerte. Pero sí he comprobado cómo a los libreros, la Feria les sigue importando sobre todo por el negocio que llevan entre manos. Un negocio duro y arriesgado, que pasa a menudo del lujo a la agonía, siempre dependiendo del gusto y arbitrariedad del lector.  


“A nadie se le escapa que –sigue escribiendo David Torres–, entre el alquiler de las casetas y de los tenderetes de refrescos, el verdadero negocio no es tanto para los libreros como para el Ayuntamiento. Por otra parte, diecisiete días para mostrar el panorama literario actual (con el ochenta por ciento de las casetas repitiendo el mismo catálogo de novedades) y miles de escritores de todo pelaje, resulta ciertamente excesivo: los catalanes hacen prácticamente el mismo negocio en un solo día. (…) Muchos años después, pongamos que quince o veinte, cuando trabajaba en Altaïr, en una de mis primeras ferias como librero, regresaba de comer con unos colegas y vimos a don Antonio Gala camino de su firma. Andaba muy despacio, acompañado de su séquito, mientras el gentío se iba abriendo a su paso como las olas del mar Rojo, retirándose ante Moisés y los israelitas. Gala, el cuello erguido, el bastón quieto en una mano, caminaba con tal sutileza y distinción que daba la impresión de flotar sobre el asfalto recalentado del paseo, o mejor aún, de que lo llevaran a hombros como si fuese un paso de Semana Santa. Detrás de él, su secretario personal llevaba un cojín para ayudar al maestro a sobrellevar las largas y trabajosas horas de firma. No sé si era el maquillaje excesivo o la luz obscena de Retiro la que esculpía en su cara un apabullante parecido con la Virgen del Rocío. Estaba tan borracho que no recuerdo si fui yo o uno de mis amigos, pero en cualquier caso alguien levantó la mano y gritó: ‘¡Don Antonio, espere, que le voy a cantar una saeta!’ ”.

Cartel del dibujante e ilustrador Fernando Vicente para la Feria del Libro de Madrid.

Este año, los prolegómenos de la Feria se repitieron. Pilar Gallego, presidenta del gremio de editores de Madrid, se presentó a la 74ª edición con estas palabras: “Después de años de decrecimiento, en este 2015, existen cifras esperanzadoras, refrendadas por San Jordi, pero lo preocupante es el retroceso en la valoración social de la cultura y el libro”. Abierta en el parque del Retiro, desde el pasado 29 de mayo hasta el próximo14 de junio, la Feria del Libro constituye uno de los acontecimientos culturales más importantes y populares del año, un impulso para recuperar ese interés que se ha perdido por la cultura. Teodoro Sacristán, director de la Feria, señala que este año será el primero sin Ana María Matute y confirma que se recordará también a la escritora Carmen Martin Gaite, a los 15 años de su muerte, así como al poeta orensano, José Ángel Valente y a Dámaso Alonso, de quien también se cumplen los 25 años de su muerte. Los libros de éstos y todo el fondo de las librerías están presentes a través de 368 casetas y 471 expositores. Una de las actividades destacadas es la presencia de Europa Central como eco de la designación de la ciudad de Wroclaw (Polonia), Capital Europea de la Cultura y Capital Mundial del Libro por la Unesco, por lo que estarán presentes tres autores representativos de tradiciones literarias diferentes: Adam Zagajewski, Andrezej Sapkowski y Olga Tokarczunk. Bajo el título 'Las edades de la lectura', se desarrollarán tres encuentros: 'Imaginar', en el que Elvira Lindo dialogará con los pequeños lectores; 'Comprender', donde adolescentes entre los 15 y los 17 años tendrán la oportunidad de hablar con Luis Landero, y Saber, que reunirá a Javier Marias con lectores adultos. Se desarrollará una mesa redonda, que bajo el título 'Teresa de Ávila, tristeza y melancolía no las quiero en casa mía', reunirá a Olvido García Valdés, José Luis Pardo y Javier Rodríguez Marcos. La relación entre la literatura y el cine también tendrán su lugar en esta  edición que cuenta con un cartel de Fernando Vicente, una imagen de una mujer con un libro en el pecho atravesado por una flecha, “el flechazo que recibimos de la lectura cuando nos atrapa”.

La reina Sofía, encargada de inaugurar la Feria del Libro de Madrid de este año.

Como ya suele ser tradicional, la reina  Sofía inauguró la Feria con un recorrido matinal por las casetas del Paseo de Coches del Retiro, interesándose por las últimas novedades editoriales y adquiriendo algunos libros de arte, literatura e infantiles para sus nietos. Acompañada de Ana Botella, una alcaldesa a punto de dejar definitivamente una Alcaldía que no conquistó directamente con la fuerza de los votos, del director de la Feria, Teodoro Sacristán y de otras autoridades, la reina, gran aficionada al arte, la música y la literatura, inició su andadura con poesía, llevándose el número 900 de la colección Visor, así como 'Cerca de Cien', una antología de la poeta Ida Vitale, el último premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana. Adquirió libros de ensayo y pensamiento, como 'El hambre', de Martín Caparrós, 'Los libros y la libertad', de Emilio Lledó y 'Belleza sin ley', del último premio Cervantes, Juan Goytisolo. Al entrar en el pabellón infantil, habló con unos niños que estaban escuchando a un cuentacuentos. Y, en otras casetas, adquirió libros troquelados, como 'El corredor del laberinto', y algunos títulos de Mortadelo y Filemón, incluído 'El tesorero'.  Tras casi dos horas de recorrido, la reina abandonó la Feria con un amplio equipaje de libros, entre ellos, el catálogo de la exposición sobre Van der Weyden, del Museo del Prado, y las novelas 'El amante japonés', de Isabel Allende; 'Misterioso asesinato en la casa de Cervantes', de Eslava Galán; 'Como la sombra que se va', de Muñoz Molina y 'La templanza', el libro más vendido del 2015, de María Dueñas. Una duda que me corroe es saber si todos los libros adquiridos por la reina fueron pagados a rajatabla, si hubo, entre ellos, algún regalo.Si todos los consiguió por la cara -que es lo mismo que decir por la corona-. Y, sobre todo, cuántos de ellos leerá.  
 La reina Leticia, “de paisano” o de incógnito, en el Parque del Retiro, comprando libros.

Por su parte, la reina Leticia, antes de emprender su viaje oficial a Francia, acompañando al rey Felipe VI,  hizo también una visita en la Feria del Libro. Leticia es otra lectora, dicen, que empedernida, con pasión por la literatura. Su afición por la lectura se ha puesto de manifiesto en reiteradas ocasiones en sus 10 años como princesa de Asturias y también en este último año como soberana.  Sobre la una de la tarde del lunes, la reina acudió “de paisano” o de incógnito al Parque del Retiro, donde se ubicaban las casetas, y allí coincidió con la argentina Paula Gingins. Gingins, quien además de periodista es también escritora. “En la Feria del Libro de Madrid pueden pasar cosas como esta”, escribía Gingins en Twitter mientras mostraba su foto con Doña Letizia. En la imagen se puede ver a la esposa de Felipe VI posando sonriente con gafas de sol y una camiseta blanca de estampado. En la mano, llevaba varias bolsas y una chaqueta color caqui. En esta ocasión, la llegada de Letizia al Retiro sirvió para saciar esa voracidad lectora que siempre la caracterizó y que demostró el día que se anunció su compromiso con el entonces Príncipe de Asturias al regalarle un ejemplar de El doncel de don Enrique el Doliente, de Mariano José de Larra, un clásico de la literatura española. La visita cultural de Letizia se produjo solo unas horas antes de poner rumbo a Francia con el Rey Felipe. Este martes, los soberanos cogían un vuelo con dirección a París para realizar esa visita de Estado que hace dos meses se interrumpió tras la catástrofe aérea de la compañía Germanwings, en la que murieron 150 pasajeros, entre ellos 51 españoles. Letizia se detuvo en la caseta de Atom Comics para hacerse con un ejemplar de Ángeles Fósiles (La Felguera Editores), del británico Alan Moore, “un manifiesto en defensa del arte y la magia, una llamada a las armas donde se dan cita sus héroes: Aleister Crowley y la sociedad secreta ocultista del Amanecer Dorado, el mítico mago John Dee, William Blake y la fuerza catárquica de las bandas de rock psicodélico”, según la editorial. La compra de esta obra, cuyo autor es uno de las más destacadas figuras de la contracultura literaria actual y un declarado anarquista, sorprendió mucho a los vendedores, que no daban crédito de la presencia real en su 'stand'. “No dimos crédito alguno a los primeros rumores, pero sí, queridos/as amigos/as, lo más terrible, finalmente, ha sucedido. Confirmado. Nuestra imaginación no podía vislumbrar algo parecido. Esta mañana, la reina Letizia Ortiz (...) ha comprado nuestro 'Ángeles Fósiles', de Alan Moore. Los testigos (agentes secretos de esta editorial) aseguran que se fue sonriente, con su ejemplar bajo el brazo”, escribían en su perfil de Facebook los responsables de la editorial. La reina, cada vez que acude a la Feria del Libro,  intenta hacerse con las novedades populares entre los lectores cultos. En la caseta de la librería Muga todavía recuerdan cuando en 2012, la consorte de Felipe VI se quiso llevar Libertad, de Jonathan Franzen, considerada por muchos la primera gran novela norteamericana del siglo XXI y donde, como bien dice su título, la libertad es el hilo conductor. Así parece que lee Doña Leticia, con mucha libertad.

Carmena con Lourdes Lucía, la editora de Clave Intelectual.

Otros protagonistas que acudieron el primer domingo a la Feria del Libro fueron la jueza Manuela Carmena y el escritor Arturo Pérez Reverte. Manuela Carmena firmó ejemplares de su libro “Por qué las cosas pueden ser diferentes. Reflexiones de una jueza”, un título que publicó el pasado año y que podría considerarse el embrión de lo que hoy es un proyecto político. Un libro escrito antes de dar el salto a la primera fila política y con el que, según ha dicho, “empezó todo”. ¡Fue muy gracioso porque el año pasado, en la Feria, hablando con la editora, las dos pensábamos en quién podía encabezar una candidatura de progreso y ella me dijo que por qué no podía ser yo. Le contesté  que no, pero quizá ahí empezó todo”, confesaba la líder de “Ahora Madrid” a los medios de comunicación minutos antes de acudir a la caseta donde firmaba ejemplares de su libro. La exjueza señalaba que es un libro “a favor del cambio personal” y sobre “cómo éste genera el cambio social”. Sin embargo, Carmena manifiesta que, en el título, también se ven reflejados sus pensamientos en torno a otros temas como “la educación, el derecho, la imaginación o la cultura de las mujeres”. La mujer que dentro de dos semanas puede convertirse en la próxima alcaldesa de Madrid señala que este es un libro que tenía “muchas ganas de escribir”, algo que pudo hacer después de que se lo propusiera su editorial, Clave Intelectual. A lo largo de sus 288 páginas, Carmena repasa algunos ejemplos de cómo ha luchado a lo largo de su vida contra la injusticia, la corrupción y la burocracia, bien desde la lucha legal en un despacho de abogados laboralistas, bien mediante gestos cotidianos como no utilizar los coches oficiales o desplazarse en bicicleta por la ciudad. Por el momento, el texto ya va por su tercera edición y, a tenor de la gran expectación que levantó la exjueza a lo largo de la mañana en la Feria del Libro, muchos querían tener su firma estampada en su ejemplar.  Entregada y posando para todos los que pedían una foto,  firmó decenas de ejemplares y, en muchos de ellos, dibujó una margarita a la que llama “la flor de la ilusión”, o un soldadito para una joven que le dijo que su hermano era un rendido admirador y soldado de profesión.

Arturo Pérez-Reverte, firmando libros en una jaima.

Y el otro líder indiscutible de la jornada fue el escritor y académico Arturo Pérez Reverte, quien, instalado en una jaima especial al final del paseo de coches del Retiro, no ha parado tampoco de firmar ejemplares de su último libro “Hombres buenos”  (Alfaguara).  Revete es un clásico de la feria con colas interminables que lo convierten en uno de los escritores más queridos por el público. A sólo tres días de la apertura de la Feria y en una jornada en la que apenas se podía caminar por la cantidad de gente, los libreros parecían estar  contentos y optimistas porque la Feria “ha empezado muy bien”, señalaba Diego Moreno, de Nórdica editorial, del grupo Contexto, el mismo sentir incluso de  aquellos a quienes este año les ha tocado el peor sitio, el último del paseo: el editor Juan Casamayor, de Páginas de Espuma. Y es que este fin de semana han desembarcado casi todos los autores, los más mediáticos y los más literarios. Otro de los fenómenos de este año –al margen de los que siempre tienen más tirón como los cocineros, Blue Jean, María Dueñas o el Gran Wyoming– lo encarnaba Marwan,  cantautor y poeta, con su libro “Todos mis futuros son contigo” (Planeta). Un joven del barrio madrileño de Aluche que arrastra a miles de jóvenes por sus letras, “sencillas y diferentes”, como señalaba una de las chicas que hicieron cola durante horas para ver a su ídolo. “Yo subía las escaleras de su cuerpo, ella se tiraba de mi abismo. Hacíamos una buena pareja. Siempre nos encontrábamos a medio camino de su caída y de mis ascenso...”, dice uno de sus poemas. Javier Marías, Manuel Vicent, Rafael Chirbes, Luis Landero, Rafael Reig, Cristina Fernández Cubas, Rosa Montero, Andrés Ibáñez, Andrés Newman, o Fernándo Marías fueron otros rostros de la jornada, en la que también el escritor belga Jöel Dicker no paraba de firmar ejemplares de su libro La verdad sobre el caso Harry Quebert (Alfaguara), un fenómeno mundial.


Como libro curioso, retengo “¿Podría hacer pis aquí? Y otros poemas escritos por gatos”. Es de Francesco Marciuliano y está editado por Lata de Sal, una editorial de álbum ilustrado, especializada en dos colecciones: Vintage y gatos. Libro recomendado para niños entre cero años y ciento y pico.

Las dudas de Pedro Sánchez.

De espaldas a un Retiro repleto de escritores, de libros y de lectores, en momentos de dudas sobre si conviene girar a la derecha o a la izquierda para ganar poder territorial, Pedro Sánchez repite sin cesar en el terreno de la política: “Somos la izquierda que atrae al centro”. El PSOE se dejó 672.264 votos con respecto a las municipales de 2011. E, incapaz de  absorber los 2,5 millones que perdió el PP, se encuentra con la paradoja de que puede gobernar en seis comunidades autónomas, cinco de ellas recuperadas, gracias a la ayuda de Podemos. Pero ¿qué le ocurrirá al PSOE si Pablo Iglesias suma fuerzas con Alberto Garzón y ambos concurren juntos a las legislativas previstas para fin de año con el acompañamiento de otras fuerzas de izquierda y las mareas ciudadanas que, el pasado 24-M, triunfaron, sobre todo, en Galicia? Al aglutinar a la izquierda radical, Pablo Iglesias puede convertirse en el centro de gravedad de la oposición y Podemos acaparar  toda la oposición al Partido Popular. “No es lo mismo que nosotros seamos la muleta de Podemos que al revés”, dicen algunos entendidos socialistas. Y, según José Félix, el Partido Socialista tiene en estos momentos más votantes potenciales en su izquierda inmediata (31%) que en su derecha (22%), por lo que cualquier inflexión hacia una mayor moderación daría lugar, a juicio del sociólogo, a mayores pérdidas de votos. De ahí las dudas de Pedro Sánchez. Este tablero, según fuentes socialistas, puede moverse de aquí a las elecciones generales si Podemos consigue aglutinar en la misma lista a la mayoría de las fuerzas que operan a la izquierda del PSOE y que, el pasado mes de mayo, obtuvieron un buen resultado, mejor incluso que el de la marca Podemos en algunos territorios. Recordemos cómo en la capital de España, 'Ahora Madrid’ conseguía, con Manuela Carmena de candidata, el 40% más de apoyos que los que cosechó Podemos en esta ciudad para elegir al candidato a la comunidad. Y las listas formadas a la izquierda del PSOE podrían también acceder a los gobiernos municipales de Barcelona, Zaragoza, Oviedo, La Coruña, Santiago y Cádiz. Siete grandes capitales donde los socialistas, como mucho, ejercerán el papel de muletas. “De ahí la obstinación de Pedro Sánchez –asegura Pedro Castaño, en Vozpópuli– en repetir lo de ‘somos la izquierda que atrae al centro’ cada vez que se le pregunta por el giro que puede protagonizar el PSOE para ganar poder territorial y, al mismo tiempo, no morir de éxito en las elecciones generales. Detrás de la frase, admiten fuentes socialistas, se esconden las dudas sobre si le conviene girar a la izquierda o a la derecha, a la vista de la aspiración de Mariano Rajoy de copar el espacio de centro. Otro sociólogo, José Juan Toharia, presidente de Metroscopia, lo tiene claro. En su opinión, lo que pase en las legislativas dependerá de cómo se gestionen ahora las alianzas postelectorales, de cómo se presenten y de cómo sean interpretadas por el electorado, teniendo en cuenta que una buena parte del mismo no las verá como un pasteleo al uso sino como una buena predisposición al pacto sin perder la identidad”.
El Barça, sancionado en 1925.

Pero eh aquí que el representante del PSOE oyó los pitidos de miles de ciudadanos en el Nou Camp, en la previa de la final de la Copa del Rey del fútbol y saltó, dispuesto a proteger al rey, al que se dirigió, escandalizado por el griterío del pueblo, para aclamarlo y ensalzarlo.  No es el único político que intenta proteger a los Borbones ni el primero a quien molesten las pitadas o que ignore que la gente tiene derecho a protestar. El 14 de junio de 1925, en plena dictadura del general  Primo de Rivera, unos 30.000 aficionados  asistieron a un partido amistoso en el Fútbol Club Barcelona entre el equipo blaugrana y una selección de marineros de la Royal Navy. Sonó el himno nacional que, en aquel momento, era la Marcha Real y los espectadores lanzaron también una enorme pitada contra el himno español. En cambio, los demás asistentes ovacionaron a su país con el “Good save the Queen”. El gobernador de Barcelona de aquel tiempo, un general derechista hasta los tuétanos , cerró de inmediato el campo de las Corts. Y envió a Joan Gamper, el suizo fundador del Barça, a una especie de exilio. Desde entonces, ha habido muchas otras pitadas. El gobierno del PP y los medios derechistas insisten en decir que hay que hacer una ley dirigida contra las pitadas y la violencia, ignorando que  la ciudadanía, en una democracia, tiene derecho a protestar. Respecto a la pitada, es una gran falsedad presentarla como algo parecido a la violencia. Pero algún dirigente del PSOE, como Pedro Sánchez, no sólo se ha sentido molesto por esa pitada que silenciaba el himno nacional, sino que ha llamado a toda prisa al monarca, ofreciéndole su apoyo y olvidando que su partido no nació para proteger a los Borbones sino a los trabajadores y a la República. 

El rey y las autoridades en el Nou Camp, intentando escuchar el himno nacional, debilitado por  la pitada monumental.

Marcos Paradinas titula “La encrucijada del Himno” en el periódico digital Elplural.com, en el que precisa: “El problema es que la Copa del Rey nació politizada en 1902, cuando se organizó para celebrar la Coronación de Alfonso XIII, y lo ha seguido estando durante más de un siglo, en el que se ha llamado Copa de Su Majestad el Rey, Copa de su Excelencia el Presidente de la República y Copa de Su Excelencia el Generalísimo. Esto es un anacronismo difícil de ver en los países de nuestro entorno, incluso en aquellos que se rigen por una Monarquía. Así, existe la Copa de Bélgica, la Copa de los Países Bajos, la Copa de Noruega y la FA Cup inglesa, pero no hay copas monárquicas. De hecho, en Reino Unido es normal que los aficionados galeses y escoceses piten el God save the Queen, y nadie inicia una caza de brujas al respecto, pese a lo tradicionales que son en aquellas tierras con estos temas. Donde sí se dan reacciones punitivas es en países republicanos como Francia, Alemania o Italia, quizás porque allí sí entienden de manera generalizada que no se puede atacar al sistema de convivencia que se han dado entre todos. Sin embargo, en España es evidente que ese sentimiento no existe, quizás porque muchos ciudadanos no sienten como algo propio la forma de Estado que nos hemos dado, o porque sencillamente no creen que nos la hayamos dado, sino que ha venido impuesta. La encrucijada es muy sencilla. O acordamos entre todos qué clase de país vamos a querer y nos lo hacemos respetar, o seguimos metiendo al Rey con calzador en actos deportivos, dejamos que permanezca ese rencor y nos dedicamos a perseguir a quienes lo padecen. Es decir, o intentamos solucionar las causas de la pitada o nos limitamos a castigar sus consecuencias. Y solo una de las dos soluciones tiene un final feliz”.


“Yo también silbo al rey”, titula Aníbal Malvar en su sección Rosas y Espinas de Público.es. “No entiende uno muy bien que se considere violencia pitar un himno. Lo digo por lo de la final de la Copa. Unos señores muy gubernamentales, o sea, el gobierno, han decidido trasladar al Comité Antiviolencia los silbidos con que las gradas del Camp Nou acompañaron el himno español en esta final de copa entre el Barça y el Bilbao. Quieren demandar a la Federación de Fútbol y a los dos equipos disputantes. Parece ser que ahora va a ser delito acompañar con silbidos ciertas canciones, por populares que sean. (…) Si un silbido se convierte en un delito o falta, no descarto que puedan encarcelarte por un pedo. Un pedo es peor que un silbido, creo yo. Imagínate que todos los asistentes españolistas al Barça-Bilbao hubieran comido mal y, en el momento de la erupción de todas sus pasiones patrióticas, cuando suena el himno, se les escapara un pedo. La Constitución estaría en peligro, pues aun respira. La unidad de España, también. Se difuminaría el Chanel 20 de la reina en la ola pestilente. La barba del rey volvería a no ser cana. A Artur Mas se le criogenaría la sonrisa. Habría que detenerlos. En lo personal, como creador de fábulas, me encantaría escribir un relato fantasioso sobre un pueblo al que se le cercena su derecho a silbar. Después el derecho a cantar. Después el derecho a votar. Después el derecho a respirar. Respirar todos juntos (que no otra cosa es silbar, pero apretando los labios) no es actitud peligrosa que pueda ser fiscalizada por un comité antiviolencia. No puede ser criminalizada. Salvo por esta gente. Yo, desde esta columna, le silbo al rey, a su padre Juan Carlos y a su abuelo putativo, Franco, que nos lo impuso. Y deploro cualquier presencia suya en manifestación deportiva alguna, pues lo menos deportivo que he conocido es nuestra monarquía. Ya que no nos deja jugar. No nos dejan refrendarla. Así gano yo también el partido, oh, adorado Felipe. Sin dejar jugar a los demás. Quedándote callado mientras a tu pueblo le cercenan su derecho a silbar de vez en cuando. ¿No debería decir nada sobre esta fascistada un demócrata como tú, jefe del Estado? Pero no. Tú nunca dices nada. Y por eso, entre otros millardos de cosas, yo también te silbo!”.


Exposición en Can Alcocer (Palma de Mallorca), de caricaturas y dibujos en estos años de lucha de la Asamblea de Docentes de los Colegios Concertados, contra la política absurda mantenida por el Gobierno de Bauzá que ahora ha sido desplazado. Su éxito –el de la exposición, que del Gobierno del PP ha resultado un fracaso monumental– y el resultado de las elecciones han sido evidentes, siendo prorrogada dicha exposición. Las caricaturas (del dibujante Toni Guasp, con textos de Juan Serra) surgen de la necesidad de hacer oír sus voces, con frecuencia silenciadas y secuestradas por la patronal y por el Gobierno del PP. Son dibujos para alimentar y estimular la atención sobre el debate de las políticas educativas, sobre manifestaciones públicas o sobre las decisiones de los gobiernos institucionales en contra de una escuela democrática en catalán. La exposición, en opinión de estos docentes, ha sido, en parte,  un ejercicio de terapéutica, una liberación personal y colectiva ante la opresión, la mentira y la manipulación que ha combinado el humor con el espíritu crítico. Estas ilustraciones y sátiras nada agradables, sirven ahora para hacer una pequeña colección que, de forma periódica, será una modesta aportación para recuperar la dosis necesaria de sentido común a la hora de afrontar los retos que nuestra sociedad y el sistema educativo reclaman a los políticos que recibieron órdenes de cumplir unas consignas. Al final de la legislatura, estos docentes han querido repasar la memoria y el homenaje del camino recorrido por la asamblea en estos dos años de lucha por la educación.


Eh aquí un fotomontaje revolucionario: que los políticos luzcan los logos de las empresas que les patrocinan. Verbigracia, José Manuel Soria, a la sazón ministro de Industria, ataviado con el mono de Repsol y otras energéticas, Marca España. Otros fotomontajes del momento: Riota a casa; las ex empiezan a recolocarse (comenzamos con Botella, la alcaldesa del PP que ahora busca trabajo de profesora de inglés;  Rita y Ana comparten academia de idiomas; todo indica que la luz al final del túnel es un tren que nos va a pasar por encima; homenajes en Francia y en España; los chispeantes Bengoas se preguntan quién mandó hacer la figura de cera del Pequeño Nicolás y ¡Muera la hintelijenzia!








Vean también estos quince dibujos de crítica social de uno de los mejores artistas satíricos del mundo. Son dibujos de critica social, basados en  la sátira política, social y económica, realizados de la mano de Pawel Kuczynski, un ilustrador nacido en Szczecin, Polonia, graduado en Bellas Artes por la universidad de Poznan, especializado en estilo gráfico.

Las redes sociales son nuestro confesionario. 
El formato de la lectura. 
 Borregos.
¿Qué hay detrás del dinero? 
 El futuro.
 Calentamiento global
 Trabajo infantil.
 Educación.
¿Por qué tengo que hacerlo en una caja? 
Esclavos. 
 Tiempo en contra.
Recursos.
 El sistema educativo.
Jugamos 
Crisis.


Los humoristas de esta semana  en la prensa: Forges, El Roto, Peridis, J. R. Mora, A. López,  Mel, Ferrán…








 





Pep Roig, desde Mallorca, dibuja: Mercaderías,  Los caminos encaminados, Pitorreo typical spanish, Pertinaces, Hipocresía absoluta y Vacío.  








Entre los vídeos de esta semana, recomendamos: Entrevista con Pilar Gallego, Presidenta de la Feria del Libro de Madrid .
Monumental pitada ensordecedora al himno español en el Camp Nou, en la final de la copa del rey 2015, presidido por Felipe VI. Una asociación independentista catalana repartió miles de silbatos, lo que, en parte, ayudó a que, prácticamente, el himno de España no se escuchara.
 
  El periodista Jordi Évole recibía el martes el Premio José Couso de Libertad de Prensa, organizado por el Club de Prensa de Ferrol y el Colexio de Xornalistas de Galicia. El presentador de Salvados fue recibido por el alcalde en funciones, José Manuel Rey Varela (PP), y por representantes de los grupos políticos con representación, siendo también invitado a firmar en el libro de oro de esta ciudad. Jordi agradeció al jurado el haberle otorgado este premio, pero al mismo tiempo dijo tener un sentimiento “contradictorio”, ya que “es un honor recibir un premio con el nombre de José Couso” pero “una pena, porque si no hubiera sido asesinado” no lo recibiría.
 

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