Antonio Baños, de la CUP.
El cabeza de lista de
la CUP (Candidatura de Unidad Popular) en las elecciones catalanas, Antonio
Baños, aseguraba el miércoles pasado que su grupo parlamentario no haría
“descarrilar” el proceso soberanista, pero insistía en que Artur Mas no podría
ser investido presidente con los votos de la CUP: “Nosotros no votaremos 'sí',
no lo investiremos”. En declaraciones a TV3, Baños afirmaba que Mas es una
figura “demasiado asociada a los recortes, al cierre de empresas y a las
privatizaciones”. Y José Ignacio Torreblanca – profesor titular
en el Departamento de Ciencia Política y de la Administración de la Universidad
Nacional de Educación a Distancia (UNED)– escribía, en El País, que la CUP tiene dos
cosas fascinantes: un posicionamiento radical a favor de la independencia y, a
la vez, en contra del nacionalismo… y su posición respecto a la Unión Europea.
“Hay que descubrirse ante la CUP, revelación en las
elecciones catalanas. Mérito propio o demérito de Junts pel Sí, que un
movimiento antisistema haya logrado convertirse en la bisagra política de una
sociedad culta, rica, educada y exportadora situada en el corazón de Europa, no
deja de ser reseñable”.
“La CUP –reconocía
Torreblanca– tiene dos cosas fascinantes. La primera, un posicionamiento
radical a favor de la independencia y, a la vez, en contra del nacionalismo. Su
cabeza de lista, Antonio Baños, ha dicho que desprecia ‘a quien hace de las
tradiciones catalanas el centro de la discusión política’. Fuera pues todos los
totems sagrados de la construcción nacional catalana, desde Guifré el Pilós a
1714 pasando por la cultura o la lengua. El rollo étnico esencialista, vienen a
decir, es de derechas y por tanto no nos interesa. Si la CUP es independentista
es porque quiere romper con el Estado neoliberal y opresor español y crear una
nación política republicana, una economía socialista y una sociedad
igualitaria. Conseguir la independencia para luego recrear una sociedad
burguesa y desigual, una democracia liberal y una economía de mercado anclada
en la Unión Europa y la OTAN idéntica a la existente es un sinsentido,
sostienen (no sin razón).
El segundo elemento
rompedor es su posición respecto a la Unión Europea. “Mientras Más, Romeva y
Junqueras se desgañitan, asegurando que una Cataluña independiente en modo
alguno saldría de la Unión Europea, la CUP insiste, con toda coherencia, en la
retirada voluntaria de una Cataluña independiente de la UE. Porque, ¿en qué
cabeza cabe pensar que se puede hacer una república socialista y
autogestionaria siendo miembros de la UE y compartiendo deuda y moneda con
Merkel? Que no se preocupe pues nuestro Ministro de Exteriores. Con la CUP no
hacen falta digresiones sobre los Tratados de la UE y las cláusulas de
adhesión. Debate zanjado. Sí –concluye Torreblanca–, la Cataluña a la que
aspira la CUP es un Objeto Político No-Identificado, algo tan radical como
huérfano de modelo de referencia en el mundo occidental. Que en sus manos esté
la llave de la Generalitat y de la independencia es para descubrirse”.
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