Badalona acata a medias la sentencia que le obliga a cerrar el ayuntamiento el 12 de octubre.
La CUP Capgirem Barcelona pidió
en un pleno municipal de hace unos días retirar las estatua de Cristóbal Colón,
situada al final de La Rambla, así como todos los ornamentos de la base de la
columna que enaltecen la conquista de América y declarar como laborable el Día
de la Hispanidad, el 12 de octubre. Pretendía sustituirlos por un “símbolo de
la resistencia americana contra el imperialismo, la opresión y la segregación
indígena”. En alguna localidad como en Badalona, regentada por una coalición
liderada por Guanyem (el partido de Ada Colau), no se celebra esta fiesta a causa de ideas políticas diferentes
con el espíritu de dicha celebración. En todo caso, Badalona acata a medias la
sentencia que le obliga a cerrar el ayuntamiento el 12-O. Los ediles han
anunciado que los cargos electos acudirán a las puertas del consistorio para
atender de 8 a 14 horas a los ciudadanos ante las dependencias consistoriales. Además,
Guanyem pidió retirar banderas españolas y símbolos monárquicos de edificios y
de la vía pública e instó a la Consellería de Interior de la Generalitat a no
autorizar “manifestaciones ni actos de tipo fascista en la ciudad” por el 12 de
octubre. Otros pueblos gobernados por la CUP, como Celrá y Viladamat, también
prevén abrir las puertas de sus dependencias municipales.
También Unimos Podemos y sus
confluencias catalana y gallega, el PNV, los independentistas catalanes de ERC
y la antigua Convergència y Compromís se desmarcan de los actos organizados para hoy, con
motivo de la “Fiesta Nacional” porque la consideran una celebración con claras
connotaciones “franquistas” y, por tanto, “vieja”. Algunos de los portavoces de
las citadas formaciones consideran que sería más adecuado que, en pleno siglo
XXI, se revisara el contenido de esta festividad de forma que todos los
compatriotas se sintieran “cómodos” o incluso que se eligiera otra fecha ligada
a los valores constitucionales o republicanos y no al descubrimiento de América
y su violenta colonización.
Irene Montero, la portavoz
adjunta de Unidos Podemos en el Congreso, subraya que el “día de la patria”
debería unir a todo el país, y que ahora no todos se “identifican” con esa
fiesta por su vinculación con el franquismo o por su rechazo a la colonización
americana. Por su lado, la portavoz parlamentaria de En Marea, Alexandra
Fernández, considera “bastante triste” que la Fiesta Nacional de España se
celebre el día del descubrimiento de América, que dio paso a la “masacre de
miles de personas”, lo que, a su juicio, demuestra que “la Historia la escriben
los vencedores”. Sin embargo, no propone ninguna fecha alternativa y recuerda
que, En Marea, sólo festeja el Día de Galicia cada 25 de julio.
Desde En Comú Podem tampoco
defienden ninguna alternativa al 12 de octubre ni se sienten representados en
un festejo cuyo acto principal es un desfile militar que les resulta
“totalmente ajeno”, según explica el diputado Jaume Moya. “Nosotros no pintamos
nada en el ‘Día de la Raza’ sentencia, por su parte, el portavoz adjunto de
ERC, Gabriel Rufián, aludiendo a las reminiscencias franquistas de una cita
que, denuncia, “cada año reúne en Barcelona ‘al fascismo más reaccionario”. A
su juicio, sería más adecuado que la fiesta nacional coincidiera con alguna
efeméride republicana o que sirviera para homenajear por ejemplo, al líder
anarquista Buenaventura Durruti, o al poeta Marcos Ana, el preso político del
franquismo con más años de cárcel a sus espaldas.
El portavoz adjunto de la antigua
Convergència en el Congreso, Carles Campuzano, confiesa que su formación
“nunca” se ha sentido “cómoda” con el 12 de octubre, porque “el discurso de la
hispanidad ha estado demasiado contaminado por el franquismo”. Aboga por
modernizar la fiesta y cree que sería “razonable” trasladarla al 6 de
diciembre, Día de la Constitución. “Que lo valoren aquellos a los que
concierne”, argumenta en la misma línea el portavoz del PNV, Aitor Esteban,
quien subraya que su organización no celebra el 12 de octubre porque no lo
siente “como propio”. El portavoz de Compromís, Joan Baldoví, argumenta que esta
es una fiesta “un poco vieja”, “desfasada” y “antigua” y no cree que “sacar el
Ejército a la calle sea la mejor forma de festejar el hermanamiento con los
países latinoamericanos”. A su juicio, quizá estaría bien hablar con “los demás
países hispanohablantes para encontrar otra forma de celebrar” y tener,
igualmente, un “gesto” con las comunidades indígenas.
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