Caricatura de Federico García Lorca que ilustra la última de sus entrevistas
El 10 de junio de 1936, el diario
“El Sol” publicaba una entrevista del
universal escritor granadino. La última, ya que, dos meses después, sería
asesinado por los sublevados fascistas. Llevaba por título “Diálogo con García
Lorca”. Este se la concedió a Lluis Bagaría i Bou, su amigo y dibujante catalán.
Con la sublevación militar fascista, Lluis Bagaría tuvo que exiliarse,
consiguiendo llegar hasta Cuba donde a los escasos meses moría, al igual que
había sucedido con su proyecto de país. Resaltamos las respuestas más
interesantes de esta entrevist,a reproducida por @LQSomos:
- (Lluis Bagaría) ¿Crees tú,
poeta, en el arte por el arte o, en caso contrario, el arte debe ponerse al
servicio de un pueblo para llorar con él cuando llora y reír cuando este pueblo
ríe?
- (García Lorca) A tu pregunta,
grande y tierno Bagaría, tengo que decir que este concepto del arte es una cosa
que sería cruel si no fuera, afortunadamente, cursi. Ningún hombre verdadero
cree ya en esta zarandaja del arte puro, arte por el arte mismo. En este
momento dramático del mundo, el artista debe llorar y reír con su pueblo. Hay
que dejar el ramo de azucenas y meterse en el fango hasta la cintura para
ayudar a los que buscan las azucenas. Particularmente, yo tengo un ansia
verdadera por comunicarme con los demás. Por eso llamé a las puertas del teatro
y al teatro consagro toda mi sensibilidad.
- ¿Crees tú que al engendrar la
poesía se produce un acercamiento hacia un futuro más allá, o al contrario,
hace que se alejen más los sueños de la otra vida?
- Esta es una pregunta insólita y
difícil de la aguda preocupación metafísica que llena tu vida y que sólo los
que te conocen comprenden. La creación poética es un misterio indescifrable,
como el misterio del nacimiento del hombre. Se oyen voces no se sabe dónde, y
es inútil preocuparse de dónde vienen. Como no me he preocupado de nacer, no me
preocupo de morir. Escucho a la Naturaleza y al hombre con asombro, y copio lo
que me enseñan sin pedantería y sin dar a las cosas un sentido que no sé si lo
tienen. Ni el poeta ni nadie tienen la clave y el secreto del mundo. Quiero ser
bueno, sé que la poesía eleva, y siendo bueno con el asno y con el filósofo,
creo firmemente que si hay un más allá tendré la agradable sorpresa de
encontrarme en él. Pero el dolor del hombre y la injusticia constante que mana
del mundo, y mi propio cuerpo y mi propio pensamiento, me evitan trasladar mi
casa a las estrellas.
- Soy repetidor del mismo tema,
porque también el tema se repite él mismo. A los creyentes que creen en una
futura vida, ¿les puede alegrar encontrarse en un país de almas que no tengan
labios carnales para poder besar? ¿No es mejor el silencio de la nada?
- Bonísimo y atormentado Bagaría:
¿No sabes que la Iglesia habla de la resurrección de la carne como el gran
premio a sus fieles? El profeta Isaías lo dice en un versículo tremendo: “Se
regocijarán en el Señor los huesos abatidos”. Y yo vi en el cementerio de San
Martín una lápida en una tumba ya vacía, lápida que colgaba como un diente de
vieja del muro destrozado, que decía así: “Aquí espera la resurrección de la
carne doña Micaela Gómez”. Una idea se expresa y es posible porque tenemos
cabeza y manos. Las criaturas no quieren ser sombras.
- ¿No cree, Federico, que la patria no es nada, que las fronteras están llamadas a desaparecer? ¿Por qué un español malo tiene que ser más hermano nuestro que un chino bueno?
- Yo soy español integral, y me sería imposible vivir fuera de mis límites geográficos; pero odio al que es español por ser español nada más. Yo soy hermano de todos y execro al hombre que se sacrifica por una idea nacionalista abstracta por el solo hecho de que ama a su patria con una venda en los ojos. El chino bueno está más cerca de mí que el español malo. Canto a España y la siento hasta la médula; pero antes que esto soy hombre del mundo y hermano de todos. Desde luego, no creo en la frontera política. Amigo Bagaría: No siempre los interviuvadores van a preguntar. Creo que también tienen derecho los interviuvados. ¿A qué responde esta ansia, esta sed de más allá que te persigue? ¿Tienes verdaderamente deseos de sobrevivirte? ¿No crees que esto está ya resuelto y que el hombre no puede hacer nada, con fe o sin ella?
- Querido Lorca: Según los
católicos, los animales no tienen alma; tan sólo algunos animales enchufistas,
como el perro de San Roque, el cerdo de San Antón, el gallo de San Pedro y el
palomo de la divina carpintería; y yo he mirado de dar humanidad a los animales
sin padrinos, dignificarlos con mi lápiz, para que sirvan de contraste con los
hombres de animalidad pura. Querido Lorca: te voy a preguntar por las dos cosas
que creo tienen más valor en España: el canto gitano y el toreo.
- Muy poca gente conoce el canto
gitano, porque lo que se da frecuentemente en los tablados es el llamado
flamenco, que es una degeneración de aquél. No cabe en este diálogo decir nada,
porque sería demasiado extenso y poco periodístico. En cuanto a lo que tú
dices, con gracia de que los gitanos sólo se acuerdan de su madre, tienes
cierta razón, ya que ellos viven un régimen de matriarcado, y los padres no son
tales padres, sino que son siempre y viven como hijos de sus madres. De todos
modos, hay en la poesía popular gitana admirables poemas dedicados al sentimiento
paternal; pero son los menos. El otro gran tema que me preguntas, el toreo, es
probablemente la riqueza poética y vital mayor de España, increíblemente
desaprovechada por los escritores y artistas, debido principalmente a una falsa
educación pedagógica que nos han dado y que hemos sido los hombres de mi
generación los primeros en rechazar. Creo que los toros es la fiesta más culta
que hay hoy en el mundo. Es el drama puro, en el cual el español derrama sus
mejores lágrimas y sus mejores bilis. Es el único sitio adonde se va con la
seguridad de ver la muerte rodeada de la más deslumbradora belleza. ¿Qué sería
de la primavera española, de nuestra sangre y de nuestra lengua si dejaran de
sonar los clarines dramáticos de la corrida? Por temperamento y por gusto
poético soy un profundo admirador de Belmonte.
- ¿Qué poetas te gustan más de la actualidad española?
- Hay dos maestros: Antonio
Machado y Juan Ramón Jiménez. El primero, en un plano puro de serenidad y
perfección poética, poeta humano y celeste, evadido ya de toda lucha, dueño
absoluto de su prodigioso mundo interior. El segundo, gran poeta turbado por
una terrible exaltación de su yo, lacerado por la realidad que lo circunda,
increíblemente mordido por cosas insignificantes, con los oídos puestos en el
mundo, verdadero enemigo de su maravillosa y única alma de poeta.
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