“A mí me interesa tanto Homero como Flasch Gordon”.
“Estoy absolutamente seguro de
que antes había mucha más libertad de pensamiento entre la gente, no digo ya
solo en los 80, sino con Franco, porque la corrección política lo ha impregnado
todo con sus cadenas, imposiciones y actitudes dictatoriales”. Lo declaraba la
semana pasada, en una entrevista con Europa Press, Luis Alberto de Cuenca. El filólogo,
poeta, traductor, ensayista, columnista, crítico, editor literario,
investigador español y ex secretario de Estado de Cultura, en la época de Gobierno
de José María Aznar (PP), reunió en “Se aceptan cheques, flores y mentiras”
parte de sus poemas más reconocidos, una compilación que aborda temas como el
amor o la corrección política, de la que el autor cree que ha “invadido” la
sociedad actual. El poeta cuenta precisamente con un poema en el libro titulado
¡Political incorrectness! (Incorrección política), en el que asegura “no creer
en la igualdad”. Para él sólo existe una
igualdad: “la igualdad ante la ley. Todo lo demás son zarandajas”.
Luis Alberto de Cuenca considera
que la lectura es una asignatura “difícilmente aprobable” para los españoles y
recuerda que en los últimos años se han hecho muchos esfuerzos para fomentar
este hábito en la sociedad “y no se ha conseguido”. El escritor anima hoy a los
jóvenes a leer a los clásicos, especialmente a los muchos que escriben poesía
en la actualidad a través de las redes sociales, aunque reconoce, en otra
entrevista con Efe, que la sociedad española no ha sido nunca “mayoritariamente
lectora”.
Alberto de Cuenta explica “no
simpatizar en principio” con las cuotas para la igualdad de género, ya que
entiende que la sociedad “tiene sus propios mecanismos para corregirlo”. “Si
hay que echar mano de ellas porque evidentemente se necesita y no hay manera de
que haya igualdad entre hombres y mujeres, pues habrá que usarlas, pero siempre
como último recurso”, defiende. “Creo que entre la mujer y el hombre no hay
ninguna diferencia en cuanto inteligencia y capacidades y, seguramente, en el
futuro, veremos academias con más mujeres que hombres, porque la desigualdad se
está corrigiendo. Pero es necesario que sean los propios méritos los que igualen,
no que el hecho de pertenecer a un sexo determinado sea una patente de corso
para que te den premios”.
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