Antonio Machado.
Federico García Lorca.
“Ni está el ayer, ni el
mañana escrito— decía Antonio Machado—. Y eso mismo repite Pablo Casado que, en
su discurso de la victoria, decidió citar al poeta sevillano y a otras
históricas figuras de la esfera intelectual española como Miguel de Unamuno. De
él no parafrasea el emblemático “venceréis, pero no convenceréis”, que el
escritor espetó al fascista Millán-Astray”. Son citas de Alejandro Tena, en un
artículo de Público titulado “Cuando la derecha utiliza a intelectuales de
izquierdas para reforzar su discurso”. Igualmente cita a Antonio Machado.
“Las citas se convierten, a menudo, en un arma
interesante para elevar y dotar de veracidad el discurso político -nos recuerda
Alejandro Tena- Pero a veces sucede que el orador recorta las citas y vacía el
contenido político de las mismas. Se producen, entonces, incongruencias
ideológicas como le ocurrió a Pablo Casado. Y es que citar al poeta español no
está restringido, pero hacerlo sabiendo que murió exiliado del franquismo puede
parecer contradictorio, si tenemos en cuenta la opinión que el nuevo líder del
PP tiene respecto a las políticas de memoria histórica. El caso de Pablo Casado
no es novedoso. Precisamente todo lo contrario, en tanto que la derecha tiende,
durante los últimos tiempos, a apropiarse de los discursos culturales y
sociales de la izquierda para vaciarlos de contenido crítico. Incluso, a veces,
se reciclan frases célebres como si fueran estados de WhatsApp, sin tener en
cuenta que, cuando un político hace referencia a un autor para reforzar el
mensaje de su homilía, se subroga ideológicamente a él”.
No es la primera vez que
políticos de derechas recurren a referentes históricos de la izquierda para
reforzar sus mensajes. Albert Rivera y Mariano Rajoy han empleado también esta
fórmula. Si Casado se atrevió a mentar a Machado y Unamuno habiendo hecho en
varias ocasiones desprecios a las víctimas del franquismo (“Yo no gastaría ni
un euro en desenterrar a Franco”), Rajoy no fue menos. El ex presidente del
Gobierno recurrió a Lorca para homenajear a los ciudadanos asesinados durante
el atentado de las Ramblas de 2017. “Lorca la definió como la calle más alegre
del mundo, la calle donde viven juntas a la vez las cuatro estaciones del año,
la única calle de la tierra que yo desearía que no se acabara nunca, rica en
sonidos, abundante de brisa, hermosa de encuentros y antigua de sangre. La
rambla de Barcelona”, recitaba ante la prensa.
Con ello, nos recuerda
Alejandro Tena, lo que se suponía ser un homenaje a las víctimas del atentado
se convirtió en un nuevo desprecio a las víctimas de la dictadura. En concreto
a Lorca, cuyos restos siguen en una de las miles de fosas comunes que se
extienden por la geografía española. De esta forma, Rajoy, que destinaba “cero
euros” a la ley de Memoria Histórica, recurrió a Lorca para borrar el
componente ideológico que hay tras su nombre y su historial artístico. También Andrea
Levy se refirió al poeta andaluz en varias ocasiones. En una entrevista para la
revista Zenda, llegó a asegurar que leer al escritor andaluz le hizo más “revolucionaria
y reivindicativa”. Tanto, que habló de 'La casa de Bernarda Alba' como la obra
que despertó en ella los instintos políticos que hoy defiende.
Igualmente, el ex
presidente del Gobierno recurrió a la figura de Manuel Azaña, reconociendo en
un acto de campaña de 1993 que tenía una “profunda vocación azañista”. También
acudió en el 94, un año después, a la presentación de un libro dedicado a la
figura del presidente de la II República. Y el poeta Luis Antonio de Villena,
en una entrevista para El Mundo, desvelaba que el líder del PP andaba en una
fase de búsqueda de referentes para modernizar la línea ideológica del partido.
“Me lo presentaron unos meses antes de que ganara las elecciones de 1995. Él
era un hombre simpático, muy cordial, pero no parecía especialmente culto. Me
explicó cuál era su proyecto de crear una derecha moderna, civilizada y culta,
y me confesó que estaba buscando referencias de intelectuales de izquierdas,
pero no marxistas, que pudieran ser reivindicados desde esa nueva derecha,
porque era consciente de que la tradición intelectual de las derechas españolas
era muy pobre. Yo le hablé de Juan Ramón, de Salinas, de Guillén... y él, muy
amablemente, escuchaba y tomaba nota”, comentó el escritor.
Cuando la derecha utiliza a intelectuales de izquierdas para reforzar su discurso
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