El presidente de Vox,
Santiago Abascal, y el candidato a la presidencia de la Junta de Andalucía, Francisco Serrano.
Tras una década en la que
el centro captó una mayoría de votos, el filón del centro parece agotado y los
partidos de derecha luchan entre ellos para ver quién se lleva la etiqueta de
ser el más de extrema derecha de todos. Así lo ve y describe David Torres, en
su artículo “En busca del voto facha” aparecido ayer en Público. “Desde que a
Pedro Sánchez se le ocurrió la idea de descongelar la mojama de Franco, la caverna
ha salido en tromba de sus escondrijos para tomar protagonismo y cantar cara al
sol. Alguna reacción química habrá tenido lugar cuando fotografiarse con el
brazo en alto haciendo el saludo hitleriano siempre había sido una vergüenza y
ahora es motivo de orgullo. Uno de los más recalcitrantes ejemplares del PP, el
campeón en lanzamiento de huesos de aceituna, Teodoro García Egea, respondió
con un poema franquista a la pregunta que le lanzó Jordi Évole sobre qué es
para él España: “España es el limpio orgullo de la historia de la raza (…), el
Padre Nuestro que rezas por las mañanas / y el rojo y gualda que pone ese nudo
en tu garganta”.
“Al fin y al cabo, tres
siglos de diferencia son bien poca cosa para una gente cuyo concepto de cultura
es la jura de bandera y regresar directamente a la Contrarreforma. Desde esta
perspectiva anacrónica se entiende que desde la cuenta de twitter del PP hayan
publicado una foto de un pomelo en alusión a Ciudadanos: ‘Naranja por fuera.
Rojo por dentro’. Aun así, a pesar de estas muestras de retraso mental, todavía
les faltan unos cuantos pasos atrás para instalarse en el Paleolítico desde el
que un par de apoderados de Vox entienden la democracia.
“Vista sólo unas horas
atrás, la búsqueda del voto más retrógrado dentro de un feudo atrincherado en
el psocialismo, desde los inicios de la democracia, parecía una fantasía sólo
apta para mentes calenturientas capaces de fundir en un solo programa política
los conceptos “regeneración” y “reconquista”. Sin embargo, a veces los sueños
se transforman en realidad y otras veces lo hacen las pesadillas. Casi
cuatrocientos mil andaluces en bloque han votado por la homofobia, el
franquismo, el racismo, el machismo, la deportación de inmigrantes, la
tauromaquia, la islamofobia y, de paso, por la futura disolución del parlamento
andaluz en aras de una España unida y soberana. Tras el batacazo mitológico de
Susana Díaz al frente de un PSA podrido hasta la médula, el estancamiento de
Adelante Andalucía y la irrupción brutal de Vox con 12 escaños en el parlamento
andaluz, queda meridianamente claro que rebuscar votos en el caladero de la
extrema derecha era la estrategia correcta. Que aquel video de Santiago Abascal
a caballo en pos del anillo de poder ha resultado más efectivo que susurrar al
oído de una vaca. Y que la resurrección del fascismo en Europa no iba a
detenerse en los Pirineos”.
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