Sueldos de la familia real.
El proyecto de
Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 2019 presentado en el Congreso
prevé una partida de 7.999 millones de euros para la Casa del Rey, lo que
supone un aumento del 1,41 por ciento respecto al proyecto de 2018. El aumento
anual, que ronda apenas los 100.000 euros, es, sin embargo, el mayor de los
últimos años en una partida que sufrió reducciones entre 2011 y 2014 y,
posteriormente, estuvo congelada hasta 2017. Ese año la Casa del Rey volvió a
recibir un pequeño incremento, cifrado en 40.000 euros, y, en 2018, otro de
70.000 euros. En el 2018, menos de un 9 por ciento fue para pagar los sueldos
de los miembros de la Familia Real, esto es, de los Reyes Felipe y Letizia, y
de Juan Carlos y Sofía, ya que la Princesa de Asturias y la Infanta Sofía no
cobran asignación. En 2019, Felipe VI cobrará un sueldo bruto de 242.769 euros,
la Reina Letizia, 135.530; Juan Carlos, 194.232 euros y la reina Sofía 109.260,
abonados en 12 mensualidades. En total, los cuatro sueldos suman 679.818 euros,
un 1,6 por ciento más que en 2018.
Los últimos momentos de
Juan Carlos como monarca dejaron en evidencia el pacto de silencio existente
entre los medios y la Casa Real para tapar los aquelarres del rey emérito, que
se hizo insostenible ante las informaciones de la cacería en Botsuana, su
relación con la empresaria alemana Corinna o la imputación de Urdangarin y la
infanta Cristina en el caso Nóos. Tras la abdicación obligada del rey Juan
Carlos I en favor de su hijo Felipe, en 2014, el actual monarca se marcó como
principal objetivo recuperar la credibilidad y la imagen perdida con una
monarquía “honesta, integra y transparente”. Como primer gesto, desde la
Zarzuela se anunció que se auditarían sus cuentas anualmente y se prohibiría a
la familia real trabajar en el sector privado, en un claro guiño a la situación
de la infanta Cristina y su marido. Así, conocíamos que el convite de la
coronación de Felipe VI tuvo un coste aproximado de 66.000 euros. Sin embargo,
a punto de cumplir los cuatro años de reinado los avances en materia de
transparencia han sido mínimos, teniendo en cuenta que, en el último tramo de
Juan Carlos I, la Casa Real ya aceptó hacer públicas sus atribuciones. El
diputado de Izquierda Unida, Miguel Ángel Bustamante, presentó una batería de
preguntas al Gobierno coincidiendo con la conmemoración del aniversario de la
II República. Pero, la mayoría de ellas no fueron contestadas.
Para Bustamante, Felipe
VI demuestra su ratificación al apoyo y amistad que tenía el rey emérito con
Arabia Saudí, “un país que tiene una visión del islam extremista que nutre a
los grupos yihadistas que cometen atentados como el de las Ramblas”. “La Casa
Real no ofrece información más allá de la reflejada en la ley. La Ley de
Transparencia es ambigua, con poca profundidad de miras y no especifica cómo se
deben redactar las cuentas de la Casa Real ni permite la reutilización
posterior de los datos como marca la ley. Desde la Zarzuela separan sus gastos
en grandes bloques, como mobiliario o familia real, y no detallan el destino
final de ese dinero. Lo que contrasta con la transparencia de otras monarquías
que especifican hasta el gasto que realizan en whisky”, detalla Manuel Álvarez,
responsable del área de comunicación de Prnoticias.
“Hubo un esfuerzo casi
obligado por las circunstancias de dotar de mayor transparencia a la Casa con
la publicación del presupuesto, los cambios en la web y el estilo de
comunicación. Todo el esfuerzo inicial de una mayor transparencia ha decaído y
se aprecia en que no sepamos dónde van los reyes de vacaciones, pero a la vez
hacen esfuerzos que la gente se toma a broma como entrar en la vida diaria de
los reyes, viéndoles tomar una sopa”, destaca Luis Arroyo -especialista en
comunicación corporativa, política e institucional. En un reinado caracterizado
por la baja intensidad de las apariciones de los reyes, desde la dirección de
comunicación de la Zarzuela optaron por la idea de una familia idílica, alejada
de los escándalos y rupturas dentro de la dinastía. De esta forma, Felipe VI
decidió retirar de los actos institucionales a las infantas Elena y Cristina
marcando una ruptura clara con la etapa de su padre como monarca. A partir de
entonces, las apariciones en la prensa rondarían en torno a los reyes y sus
hijas Leonor y Sofía.
Otros expertos, en
cambio, el posicionamiento ha ido más allá de lo que se presupone a la figura
del rey. “La reina de Inglaterra no ha dicho una palabra sobre el brexit y en
el tema catalán Felipe VI ha tenido una función que correspondía al Gobierno y
que no estaba haciendo, que era arbitrar. Las circunstancias en las que arbitre
tienen que ser muy muy excepcionales, como el golpe de Estado del 23-F”,
defiende Luis Arroyo, quien considera que el esfuerzo por reflotar la figura
del rey y la monarquía sigue siendo una asignatura pendiente. “En realidad, la
intervención del rey solo ha reforzado a los monárquicos convencidos que
sentían el independentismo como una afrenta personal, provocando mayor rechazo
entre quienes no comulgan con la monarquía”, concluye Manuel Álvarez.
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