domingo, 26 de mayo de 2019

“Es muy duro decir que te ha violado un jeque y que nadie te crea”.

      La antigua discoteca 'El Divino', de Ibiza.

Soraya H., una joven modelo hispano-alemana que hace más de una década denunció haber sido violada presuntamente por Al Walled Bin Tatal, uno de los hombres árabes más ricos del mundo y amigo del rey Juan Carlos, esta semana volvía a justicia. Nos lo recordaba Nuria Coronado, en Público. Tenía Soraya 20 años y fue un 12 de agosto del 2008, en unas vacaciones en Ibiza, cuando, engañada y drogada, fue llevada por dos conocidas desde la discoteca El Divino al yate Turama (con bandera maltesa de 120 metros de eslora y 43 cabinas). Allí fue presuntamente violada por un jeque árabe que se encaprichó de ella. Soraya había salido a divertirse con dos chicas árabes que conoció la noche anterior, y en la discoteca comenzó a sentirse mal. “Noté cómo todo me daba vueltas y me encontraba fatal. Solo quería irme. Supe que alguien me había echado algo en la copa. Cuando les pedí a estas chicas que nos fuéramos y que me dejaran en el hotel en el que estaba pasando mis vacaciones, me dijeron que sí pero, en su lugar, me llevaron hasta el muelle donde había un lujoso barco. Por más que dije que quería irme a casa por lo mal que me encontraba, no me hicieron caso y me subieron al barco. Allí me encontré con una escena asquerosa que nunca olvidaré. Una orgía de unos hombres árabes vestidos junto a un montón de chicas desnudas que creo eran prostitutas. En una barra había también una orgía de drogas de todo tipo. Todo me daba vueltas y cada vez estaba peor. Fui llevada a la habitación del barco ya que el jeque me había elegido para irme a la cama con él. Yo estaba muy, muy mareada, casi inconsciente”. Tras recobrar algo el sentido, se encontró en la cama, con sus genitales doloridos y la certeza de que, tras esa noche, su vida no volvería a ser la misma. “Lo único que recuerdo es que estaba como en un sueño, como si alguien estuviera encima y me besara. A la vez, sentí un fuerte dolor en mis partes íntimas y, en ese momento, me desperté, tendida en una cama, en una habitación oscura, solo con una pequeña luz”.


“Las conexiones de aquel jeque multimillonario con el rey Juan Carlos y con todos los negocios que se traían entre manos hicieron que nada se investigara y que todo quedase tapado”, explica Soraya entre la tristeza y la rabia. Desde aquel fatídico verano, la modelo que hoy tiene 31 años, vive con la esperanza de que “algún día se haga justicia y se crea en la palabra de una víctima en lugar de la de un agresor”. Más de una década después, de esos hechos, Soraya vuelve a recordar en Público aquella noche de la que “si hablo, quizá puedan aparecer más chicas a la que les pasara lo mismo que a mí y el caso se pueda reabrir. Necesito que se haga justicia conmigo como el respirar”, confiesa, apesadumbrada, al recordar las grandes manifestaciones de La Manada. “Me gustaría que conmigo pasara igual. Somos muchas, demasiadas las mujeres que pasamos por todo esto. Necesito la solidaridad y el apoyo de la sociedad porque me he sentido y aun me siento muy sola. Es muy duro enunciar que te han violado y que nadie te crea por la corrupción y los intereses que envuelven mi caso. Necesito que la gente se conmueva conmigo igual que con la víctima de los Sanfermines”, confiesa. “No quiero ni puedo dejar que todo se quede como está. No me parece justo que, a ese violador, por ser él quien es, nadie pueda tocarle un pelo. Esa gente debe ser juzgada igual que el resto de los mortales. No quiero que nadie me tenga pena. Lo que quiero es justicia porque seguro que no he sido la única ni la última. Después de 11 años me gustaría curar la herida y sentir que he podido ayudar a otras chicas si esto sale de nuevo a la luz. Que, juntas, podamos tener más peso y por fin alguien haga algo. Y que esto tenga algo de positivo”. 

1      De izquierda a derecha, el príncipe saudí Al Waleed bin Talal bin Abdulaziz al Saud; el rey emérito Juan Carlos I, y el heredero al trono de Arabia Saudí y actual ministro de Defensa, Mohamed bin Salman.

Soraya reconoce que volver a hablar de este tema es una manera de curarse del dolor. “Durante muchos años he pensado que todo fue por mi culpa. Por haberme ido allí (Ibiza), de vacaciones. Pero luego pienso que, si me tenía que pasar para hacerme más fuerte, esa era la razón de todo. Si sigo culpándome, no voy a avanzar nunca. Intento seguir adelante, me obligo a sonreír, a hacer vida normal, pero todo se me hace muy difícil. Pienso en irme fuera de España, por si vienen de nuevo a por mí. Ellos tienen mucho dinero y contactos y pueden encontrarme. Pero no puedo huir siempre de ellos. Es mejor denunciarlo de nuevo y que, entre todos, desenmascaremos ante la justicia lo que me pasó. Necesito que la gente sepa quién es el culpable y dejar de sentirme señalada”, expresa. El caso de esta joven es, cuanto menos, jurídicamente singular. Basta escuchar todas las preguntas que Soraya lanza al aire para darse cuenta de ello. “¿Cómo es posible que en dos ocasiones mi causa se archivara? ¿O que nadie actuara legalmente, existiendo una denuncia en comisaría, la confirmación del Instituto Nacional de Toxicología de la presencia de semen en dos muestras que me tomaron y restos de fármacos en mi orina (el ansiolítico nordazepam, el antiparasitario metronidazol y la cafeína) que prueban que me sirvieron una bebida en la discoteca para llevarme al barco? ¿Por qué la jueza que instruyó mi sumario no quiso analizar los restos de semen en mis ropas?”, se pregunta.

       El príncipe Al Waleed bin Talal, en Beverly Hills (Los Ángeles).

Otras preguntas que se hace Soraya sin que nadie le conteste: “¿Cómo es posible que con el testimonio de varias personas que se contradicen y que estuvieron conmigo (las dos conocidas con las que salió a divertirse más un chófer que la llevó a su hotel) nadie me crea? ¿Por qué, si tan inocente dice ser este jeque, no aportó una muestra de saliva para cotejarla con el perfil genético obtenido del semen encontrado en mi cuerpo? ¿Cómo es posible que se negara a dar su saliva porque, según él, nadie está obligado a demostrar su inocencia? ¿Por qué ni siquiera me han querido devolver mis objetos personales? Hubo presiones tremendas para que nada prosperara judicialmente ya que el príncipe estaba negociando el contrato del AVE del desierto para empresas españolas y presumía de tener mano en la concesión. Era todo justo cuando el caso de Corinna lo inundaba todo. Llegué a recibir amenazas de muerte si seguía adelante con la denuncia”. Y ¿qué decir de este personaje quien, cinco años más tarde, en el año 2013, demanda a Forbes por subestimar su fortuna?

      El rey Juan Carlos felicitó al príncipe saudí Alwaleed Bin Talal Abdulaziz Alsaud, una vez que la Audiencia Provincial de Baleares archivara la causa abierta contra él.

Tras la denuncia de Soraya, Al Waleed escribió hasta en dos ocasiones al rey emérito don Juan Carlos para que intercediera por él. Este le respondió que no podía hacer nada porque la justicia en España era independiente y que lo mejor era acudir a un buen abogado. El jeque contrató entonces al bufete de Horacio Oliva, un despacho con sede en Marbella donde la familia saudí tiene múltiples propiedades. En marzo del 2015, la Audiencia de Palma archivaba la causa. Cuatro meses después, Juan Carlos I felicitaba en una carta al príncipe Al Walled por el archivo de la misma. Y, tres años después del inicio del proceso, la justicia no creyó la versión de la joven y retiró la imputación al acusado. El auto judicial reconoce que algo sucedió en el yate pero que no hay pruebas suficientes para asegurar nada. “Lo que él hizo –explica Soraya– fue presentar, de forma torpe, con Photoshop, fotografías de las páginas de su agenda, para decir que, en esos días, no se encontraba en Ibiza sino en París”. Pero a Soraya no sólo le duele que no hayan creído que fuera violada. Y siente que lo que le sucedió a ella le haya podido pasar a más chicas y que igualmente se hubieran callado todas las presiones a su alrededor. “A mí -añade- me gustaba la figura de los reyes. Creía que servían para algo, para ayudar a los ciudadanos. Pero luego me di cuenta de que no. Que, en lugar de ayudarme cuando mi madre contactó con el antiguo rey para pedirle ayuda, nos dieran la espalda. Los reyes no ayudan a nadie. No sé ni para qué sirven. Los árabes llegaron a hacer campaña en Internet contra mí y me encontraba vídeos diciendo que si alguien daba conmigo podía hacerme lo que quisiera porque me había metido con el jeque árabe. Yo sé que no tenía culpa de nada, pero me sentía responsable por lo que le pudiese pasar a mi familia”.

      Alwaleed Bin Talal fue exonerado de cualquier cargo en España, pero la madre de Soraya pretendió reabrir el caso desde Alemania.

La madre de Soraya ha sido, junto a su padre, su novio y sus amigas, una de las personas por las que esta mujer sale adelante. E, inmediatamente, viaja desde Alemania para asistirla.  “En cuanto le conté por teléfono lo que me sucedió, cogió un avión a pesar de que tenía pánico a volar, y se vino a Ibiza a por mí para que lo denunciara a la policía”, dice Soraya. Su progenitora cuenta en Tele Cinco la indefensión infinita sufrida por su hija. “Lo más complicado es encontrarte tan indefensa entre tantos desalmados, sin saber cómo saldrás y ni siquiera si saldrás con vida de esta envergadura. Todo esto nos trae muchísima angustia. Es indescriptible. Pero, lo que le ha sucedido a Soraya no es un viaje, sino un secuestro de su vida en toda regla. Lo que nos frena es la corruptela que hay en España, el que la gente (la jueza, el fiscal, el jefe de la Policía o del Estado)  no ejerza el trabajo que les corresponde... Mienten o callan y a eso se le llama ser cómplice y ayudar al agresor. Es una vergüenza, escuchar que 'todos somos iguales ante la Ley', porque es mentira. Esta es una manada VIP. Es un grupo de personas que se aprovecharon de las circunstancias que crearon para satisfacer sus repugnantes mentes e instintos y no han pagado por ello. Todo es muy lamentable por decirlo con buena educación”, afirma madre, víctima colateral de lo sucedido. Me siento muy maltratada, triste, desgarrada por dentro, con mucha rabia y con ganas de decirle muchas cosas a todos estos políticos e individuos con poder que tenemos en España. Todas estas personas nos han dejado solas y en total indefensión. Dan bastante vergüenza. Son muy hipócritas e incompetentes”. Cuenta cómo, en su momento, les hicieron mucho caso, difundiendo lo ocurrido, unos mejor que otros, pero, después, se olvidaron de seguir ayudando y no se volvieron a preocupar. Soraya cuenta cómo le dolió que los periodistas no respetaran el anonimato y que sacaran a la luz su nombre completo y sus fotos. “Podían haber usado las iniciales o pixelar mi cara y sin embargo me expusieron y revictimizaron. Era fácil ser localizada por el príncipe y su gente y estaba muerta de miedo”. 

      El príncipe saudí fue exonerado de cualquier cargo en España, pero la madre de la joven modelo pretendió reabrir el caso desde Alemania.

“La instrucción fue pésima”, recuerda su abogado en España. “Hubo testigos que se contradijeron, el fiscal no estuvo a la altura, la juez dijo que no había semen en las pruebas practicadas, no se pidió una relación de pasajeros del yate, no se examinaron las cámaras… Un desastre. Es posible que la joven se confundiera de sujeto, pero ha sido imposible comprobar incluso eso al no permitirnos cotejar el ADN del semen hallado en su cuerpo y sus ropas”. Y repite que todo el proceso fue muy irregular. Que se archivó la denuncia, para volverse a abrirse dos veces, en 2011 y en 2013, en que fue definitivamente archivada. El letrado recuerda que la defensa del príncipe adujo que esos días de agosto ni siquiera se encontraba en territorio español, sino en Cannes y Niza. Una foto da cuenta de ello. “Hasta en un informativo de Telecinco explicaron que la foto estaba manipulada. El jeque tenía los dos zapatos del mismo pie”, señala el letrado. El 6 de julio del 2015, Andrés Guerra cuenta en ElConfidencial que “no fue la única coartada del príncipe: sus abogados presentaron documentación acreditativa –sellos en el pasaporte, certificados de hotel y restaurantes, así como varias testificales recogidas por el Diario de Ibiza que demostraban que no había salido de Francia en aquellos días. Tras ser definitivamente sobreseído el caso, el gabinete de prensa contratado por el príncipe en España emitió un comunicado señalando la inconsistencia del relato de Soraya, la temeridad de la acusación, las contradicciones de la supuesta víctima, advirtiendo que se estudiaba demandar a modelo, a la madre y a su abogado. 

Imagen del Turama, el lujoso yate que el príncipe saudí Al Waleed Bin Talal suele alquilar en verano.

 Al abandonar el barco, Susana Heilmann, madre de Soraya, señala en una entrevista a Radio Libertad Constituyente que su hija fue amenazada bajo “peligro de que te maten” si contaba algo de lo ocurrido. “Todo lo que has visto aquí no se lo puedes contar absolutamente a nadie porque si lo cuentas te va a pasar algo muy malo a ti y a tu familia, porque esta es la familia real árabe”, asegura Heilmann que dijeron a su hija. Aunque Alwaleed Bin Talal fue exonerado de toda culpa por la justicia española, Susana Heilmann, no se conforma. Asegura que su hija fue violada. Quiso volver a abrir el caso y contrató los servicios de un abogado alemán, Michael Langhans, con bufete en Donauwörth (Baviera). “Mi abogado ha presentado un escrito en la fiscalía de Augsburg para que reclame a España las actuaciones y ver si puede iniciarse un proceso en Alemania. La situación es indignante; ha habido muchísimas irregularidades, de todo tipo. Cuando se archiva un procedimiento se devuelven los objetos personales, pero en este caso no ha sido así. No nos han devuelto la ropa de mi hija”, explica Susana a Vanitatis desde Alemania. Según recuerda Susana, cuando presentaron la denuncia en una comisaría de Ibiza, un agente le comentó que un caso parecido había ocurrido cuatro años atrás, también en un yate, gente poderosa mediante. Al día siguiente, dos policías de paisano que acudieron a visitar a Soraya al hospital de Can Misses añadieron confidencialmente un escabroso dato extra, siempre según el relato de Susana Heilmann: en ese yate, aquella noche, había una alta personalidad española”.

La joven Soraya, con parte del rostro velado para protegerla. Foto de  Hipólito Guillén (DIARIO DE IBIZA)

El paso de los años le ha servido a Soraya para convivir con su trauma, pero poco más. “Me he acostumbrado a vivir con él como con mi sombra. Está ahí mientras que trato de seguir hacia adelante”. También confiesa que su vida es una montaña rusa de emociones “Hay días que todo es mejor pero no estoy bien del todo. Me doy cuenta de ello porque reacciono de una manera que no es natural, las cosas de la vida no me encajan. Vivo con el miedo en el cuerpo, con ansiedad. Se que no estoy bien, pero intento obligarme a sonreír, a salir, a ver amigos. Eso me ayuda. Mi novio también es mi gran ayuda, pero sé que no estoy bien”, confiesa con tristeza. De repente, pueda sufrir ataques de ansiedad y desmayos o puede quedarse sin voz y siente que se ahoga. Recuerda la cantidad de meses que, al principio, pasó durmiendo en el suelo porque era el único lugar en el que se sentía segura. En aquel momento era una modelo conocida y su propia agencia le dijo que era una mentirosa y que cómo se había atrevido a denunciar lo sucedido. Una agencia cuya propietaria casualmente pertenecía a la familia real española. “De inmediato les mandé un burofax y rompí el contrato. A partir de ahí, ninguna agencia quiso representarme. Usar algo tan grave para hacerse famosa no se lo deseo a nadie”, remarca. “Me quitaron la inocencia. Yo tenía ganas de vivir, de reír, de disfrutar, tenía incluso amigas que grababan mis risas por la alegría que les daba. Antes de todo aquello sucediera, yo era una niña feliz. Hoy, intento volver a serlo, pero esa inocencia se la llevaron para siempre. Me gustaría que la gente sepa que podré superarlo y convivir con ello, pero mi inocencia no me la van a devolver nunca. Soy una persona nueva. No puedo volver a reír de esa manera. Por eso, de nuevo, solo le pido a la gente que no juzgue a las víctimas y piense en los verdaderos culpables. Ninguna mujer se merece que le pase algo así”, concluye la joven que denunció, en la madrugada del 12 de agosto de 2008, había sido narcotizada y violada en el Turma, un lujoso yate recalado en Ibiza, ocupado por miembros de la familia real saudí. Al Waleed bin Talal es uno de los 20 hombres más ricos del mundo.

Fotomontajes e imágenes sorprendentes de esta última semana:


Yo también nací en el Mediterráneo aunque viva lejos de él. 



 MartaSánchez no quiere huevos cuando actúa en el escenario.



Pablo Motos entrevista a Bertín Osborne.

Sobre la gran crítica que ha recibido Amancio Ortega por la donación de 310 millones de euros a la sanidad pública española, Bertín Osborne ha defendido en El Hormiguero la donación del empresario: “Ya quisiéramos tener diez 'Amancios Ortegas' en este país, que no habría paro”. La millonaria donación para luchar contra el cáncer y las declaraciones de Bertín Osborne motivaron una carta enviada el pasado viernes por la madre de un niño con una enfermedad rara y dirigida a Bertín. La misiva respondía, según Pablo Iglesias, a las declaraciones del cantante, cargando contra quienes critican a Amancio Ortega. Y dejaba, tal y como Pablo Iglesias avisa antes de compartirla, “un nudo en la garganta, pero es un ejercicio de dignidad que debería hacernos reflexionar”.  El líder de “Unidas Podemos” llega a una clara premisa: “Cuando se habla de solidaridad, es muy fácil caer en demagogias. Sobre todo, en hipocresías, pero lo que sí clama al cielo, es usarla para ser cruel”. La madre recuerda a Bertín Osborne que “cuando alguien dice: ojalá no tenga que pasar por esto o aquello, en realidad, lo estamos deseando con todas nuestras fuerzas. Hay que ser cruel y carecer de argumentos para atacar a tu oponente de esta forma”. La carta pasa de responder a Bertín Osborne a explicar la realidad de la donación. “Lo que usted llama solidaridad, termina acabando en algo que, en realidad, es limosna y caridad. Y claro, mantener escondidos estos dos conceptos debajo de la capa de la solidaridad, le vienen muy bien a usted y a su casta. Sí. A su casta. A su clase”.


Tras recordar al cantante que Amancio Ortega, en otro país, no daría limosna, sino que pagaría los impuestos pertinentes, le recuerda a Bertín Osborne el elemento común que les une. “Usted y yo tenemos algo en común, un hijo que sufre una enfermedad grave. La de mi hijo se llama síndrome de Duchenne, baja esperanza de vida y altamente invalidante. Porque curar el cáncer es caro -le echa en cara la misiva-, pero la sociedad se encuentra concienciada con la enfermedad. Todos tenemos familiares o amigos que lo sufren, lo han sufrido o han fallecido. No hace falta que nos diga que ojalá nunca lo padezcamos, porque ya lo hemos visto de cerca”. La conclusión de esta reflexión arranca con una pregunta: “¿Quién es Don Amancio para decidir qué enfermedad debe curarse y cuál no? El cáncer no es la única enfermedad que mata, que inhabilita los juegos de un sabe de primera mano, concluye.



El humor en la prensa de esta semana: El Roto, Peridis, B.Vergara, Manel F., J. R. Mora, Vergara, Ermergol, Malagón…










Hop.






Pep Roig, desde Mallorca: Reflex, Ahora que vamos despacio, vamos a… Exodus, No, porque no, Cargar con el muerto…







Los vídeos de esta semana: Así vive el Jeque Árabe más Rico del Mundo: El Príncipe Al Waleed En el año 2013, el Príncipe Al Waleed Bin Talal demandó a Forbes por subestimar su fortuna. Al hombre más rico de Arabia Saudita no le agradó que dijeran que tenía menos dinero del que realmente poseía. Repasar la vida y las posesiones de este excéntrico personaje es un viaje hacia lo desconocido, hacia el status que todos soñamos alcanzar. Crèdits - Zamarrón Dumbledore Bertín Osborne, muy indignado en 'El Hormiguero 3.0' por las críticas contra Amancio Ortega: "Ya quisiéramos tener diez 'Amancios Ortegas' en este país" LA RESISTENCIA - Quequé viene A POR EL BOTE | #LaResistencia 22.05.2019

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