Ayer, David Bollero, se
preguntaba en Público dónde se encontraba el líder Pablo Iglesias y declaraba
haberse culminado la debacle de Podemos. “El modo en que anoche se borró del
mapa fue indigno e intolerante. El descalabro en toda la geografía española
exige su dimisión. En realidad, ese paso hacia atrás hace tiempo que debiera
haberlo dado, pero precisamente por no ser ya líder de nada, se enrocó,
profundizando aún más la deriva del partido. Quien hoy no lo vea, es que no
está siendo honest@ con la realidad. Hace demasiado tiempo que Iglesias no
suma, resta. No es casual que, donde mejores resultados se ha obtenido, como en
Cádiz, sea donde ya no hay relación con él. ¿Hasta cuándo se va a aferrar al
puesto? ¿Hasta cuándo su militancia va a tolerar la cobardía de Iglesias, el
modo en que ha dejado solos y solas a sus candidat@s, especialmente en Madrid,
donde si yo hubiera sido Isabel Serra habría preguntado a mi militancia dónde
está Pablo Iglesias? A estas horas, nada se sabe del cofundador del partido.
Quiero pensar que es porque está repasando una y otra vez su carta de dimisión,
porque está tratando de contener sus arrebatos de prepotencia y soberbia que
tanto daño han hecho al partido… y quiero pensar que Garzón, mientras, está
esperando, escucharlo para tomar buena nota y seguir sus pasos”.
Juan Carlos Monedero no
tardó en expresar su sentir en Twitter, en donde cargó con dureza contra Íñigo
Errejón, al que acusó de tener una “ambición ciega” y de dejarse convencer por
las cloacas para romper Podemos. “Fue a degüello, acusándole de haber roto
Podemos y de convencer a Manuela Carmena para seguirle en su nueva aventura”. Por su parte, Carmena escribía con toda
elegancia: “No seguiré siendo alcaldesa, pero Madrid seguirá siendo una
grandísima ciudad, solidaria y participativa, progresista y abierta. 500.000
gracias”. Quien, en cambio, no dijo ni pio en toda la noche del domingo fue
Pablo Iglesias, desaparecido hasta el lunes cuando, a la una, reconocía: “Los
resultados han sido malos, pero no nos rendimos. Toca dar la cara y hacer
autocrítica. La división resta mientras que la suma multiplica. Pero tenemos
claro que pondremos toda nuestra fuerza para hacer gobiernos que defiendan la
justicia social y los derechos sociales. Sí se puede”. El secretario general de
Podemos reconoció que “a la izquierda no nos funciona cuando nos dividimos y nos
peleamos”. Pese a las críticas recibidas, Iglesias rechaza dimitir, culpa a la “división”
de la debacle de Podemos e insiste en entrar en el Gobierno. Intenta separar
los resultados del domingo con los 3,7 millones de votos obtenidos en el 28 de
abril, y asegura que su intención es que “España tenga un Gobierno progresista”
y que no pondría difícil la formación de un Ejecutivo de coalición. E insiste en reclamar gobiernos de coalición
con el PSOE en todos los niveles del Estado.
Pablo Iglesias da la cara tras los resultados electorales del 26 de mayo .
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