Greta Thunberg durante una manifestación en Nueva York
el pasado 30 de agosto. EFE
El pasado lunes comenzó,
en la sede neoyorquina de Naciones Unidas, la cumbre sobre la crisis climática,
coincidiendo con más de 4.000 movilizaciones por el clima programadas en 150
países para exigir el fin de las emisiones de dióxido de carbono. Con el objetivo
de comunicar esa urgencia y participar en la cumbre del clima en Naciones
Unidas, Greta Thunberg se ha convertido en una de las voces más importantes esta
lucha. Ella es un gran icono mediático que retroalimenta el trabajo que llevan
años haciendo organizaciones y activistas ecologistas. La joven, de 16 años, es
una estudiante y activista sueca que, en pasado mes de agosto de 2018, se
convirtió en una destacada figura dentro de las huelgas estudiantiles
realizadas en las afueras del Riksdag (Parlamento sueco), generando conciencia
hacia el cambio climático, y, en marzo de 2019, fue nominada para el Premio
Nobel de la paz por un grupo de parlamentarios noruegos. En agosto llegó a
Nueva York a bordo de un velero (dejó de tomar aviones por la cantidad
desproporcionada de dióxido de carbono que emiten en comparación con otros
medios de transporte). Y, en su esfuerzo divulgador, se entrevistó con Naomi
Klein y con las principales cadenas de televisión del país.
De su mano, la batalla
contra el cambio climático ha sido tomada por miles de jóvenes que en los
últimos días salieron a la calle para sumarse a las protestas convocadas por la
activista sueca, pese a que no ha dejado de ser ni clara ni persistente. Desde
que el 20 de agosto del año pasado, Greta se sentó por primera vez en las
escaleras del Parlamento sueco, y no ha dejado de decir una y otra vez lo
mismo: si no actuamos ya, nos encaminamos hacia una catástrofe climática. Cabe
recordar que, pese a las promesas hechas durante el Acuerdo de París para
limitar a 1,5 grados el calentamiento global, las emisiones globales de dióxido
de carbono alcanzaron un nuevo máximo en 2018 y los últimos cinco años han sido
los más cálidos desde que hay registros, con incendios, huracanes y olas de
calor alcanzando proporciones catastróficas.
Esta misma semana,
Thunberg se dirigía a los legisladores estadounidenses del Grupo de Trabajo de
Cambio Climático en el Senado de EEUU: “No nos inviten para decirnos lo
inspiradores que somos mientras siguen sin hacer nada al respecto”, clamó. Y Fridays
For Future, el movimiento que ha incorporado a millones de jóvenes de todo el
mundo a la huelga semanal de Thunberg, ha cambiado el enfoque para las marchas
con una invitación a los adultos para que se sumen. “Durante la Revolución
Francesa -dice el comunicado del movimiento firmado por Thunberg-, las madres
salieron a las calles por sus niños. Hoy somos los niños los que estamos
peleando por nosotros mismos, con muchos de nuestros padres preocupados por
nuestras notas, por una nueva dieta o por lo que pasó en el último capítulo de ‘Juego
de tronos’. Ha llegado el momento de que todos ejerzamos una resistencia
masiva, ya hemos demostrado que la acción colectiva funciona”.
Prácticamente, todos los
países del mundo tuvieron manifestaciones programadas, salvo en lugares en
conflicto, como Siria; o extremadamente pobres, como Haití. También en España hubo
marchas a partir del pasado viernes, aunque se espera que el gran día sea hoy,
viernes, 27 de septiembre, cuando está convocada la huelga del Clima entre ONGs
ecologistas, colectivos de escritores y sindicatos como UGT. De acuerdo con
Thunberg, si no estamos haciendo lo suficiente hasta ahora se debe a la falta
de información. “La mayoría de la gente es buena”, dijo Greta la semana pasada
a un periodista de la cadena de televisión estadounidense PBS. “La mayoría de
las personas simplemente no se da cuenta de la gravedad de la situación y no
siente la urgencia. Y creo que, una vez que nos demos cuenta de que esta crisis
es una emergencia, la gente va a poder hacerse cargo de lo que está pasando”.
Greta Thunberg, con
un cartel que decía Skolstrejk för klimatet (‘huelga escolar por el clima’).
Thunberg es hoy una
adolescente capaz de dejar sin palabras a los representantes políticos de las
principales potencias del mundo, pero hasta hace 13 meses era solo la mayor de
dos hermanas con estudios de piano, ballet y teatro. Su padre es actor y su madre
una conocida cantante de ópera, pero Greta se distinguía especialmente por su
preocupación por el cambio climático. A los once años la inquietud fue tan
grande que entró en una depresión y dejó de comer. Perdió diez kilos y sólo
hablaba con su familia y con una de sus profesoras. Su crecimiento se resintió.
Ella misma lo explicó durante una entrevista con el periódico The Financial
Times: “Todo estaba tan equivocado que pensé que no tenía sentido vivir. Al
fin, salió de la depresión, pero no del temor por la vida en un planeta que se
encamina hacia su autodestrucción. La idea de su protesta en los escalones del
Parlamento sueco vino después de ganar el concurso de ensayos de un periódico
sueco con un texto sobre la urgencia de actuar contra el cambio climático. Un
grupo de jóvenes ecologistas la contactó entonces y Thunberg comenzó a reunirse
con ellos para hablar sobre posibles medidas de protesta. Además de las pequeñas
huelgas en la clase, o durante el recreo, Greta quería una huelga escolar en
toda regla. “Traté de que los otros miembros del grupo se unieran a mí... pero
ninguno estaba interesado. Así que decidí que lo iba a hacer sola. Aunque nadie
viniera conmigo”. Su combate, llamado “Fridays For Future” (“Viernes por el
Futuro”) se expandió después por todos los continentes, y miles de jóvenes
activistas celebraron sus propias protestas. Thunberg ha pronunciado discursos
ante líderes mundiales y fue portada de revistas como Time y Vogue, no sin
generar ciertas críticas. Ella y Aminetu
Haidar, apodada la “Gandhi saharaui”, fueron distinguidas el pasado miércoles
por la fundación Right Livelihood Award con el denominado Nobel Alternativo. El
jurado resaltó que Thunberg, de 16 años, ha “inspirado” y “amplificado” las
demandas políticas “por una acción climática urgente que refleje hechos
científicos”; y que Haidar lleva tres décadas de lucha no violenta por la
justicia y la autodeterminación de su pueblo.
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