El músico vasco, Fermín
Muguruza.
Hace un año, lo dijo
Fermín Muguruza Ugarte, un cantante, instrumentista y productor musical,
hermano de los músicos Iñigo Muguruza y Jabier Muguruza. Estrenaba en cines
Black is Beltza, una película de animación que arranca en octubre de 1965 en
Pamplona, cuando la comparsa de gigantes, imagen típica de las fiestas de San
Fermín, fue invitada a desfilar en la Quinta Avenida de Nueva York. La censura
se volvió en su contra y, debido a la discriminación racial, las autoridades
norteamericanas prohibieron la participación de los dos gigantes negros. Así comenzaba
el periplo de su protagonista Manex Unanue, un viaje iniciático con el
compromiso y la revolución por bandera.
Definido como “una de las figuras más
influyentes y carismáticas del panorama musical vasco”, Muguruza fue
entrevistado en Público por Juan Losa y, entre otras cosas, opinaba que la
disidencia pasaba factura. “El miedo a la pérdida de trabajo se ha convertido
en algo atenazador. Cada vez que alguien levanta un poco la voz se le machaca.
En ese sentido, yo podría impartir un máster de censura y persecución
ideológica. Cuando veo que un chaval joven como Valtònyc se tiene que ir a
Bruselas porque si no, lo encarcelan, o cuando veo el momento que está pasando
Willy Toledo, que es un actorazo, y no encuentra trabajo…
“Pero usted va y lo pone
a doblar a un Guardia Civil…”, comenta Losa. “¡Lo pongo de subalterno de
Melitón Manzanas! [le contesta Muguruza entre risas]. Lo que le está sucediendo
a Willy Toledo es una de las mayores injusticias. En qué cabeza cabe que se
condene a alguien a no poder trabajar por el simple hecho de utilizar su
libertad de expresión. Le han condenado, la muerte artística de Willy Toledo
está firmada. Creo que esto es una radiografía muy clara de cómo se cuida la
cultura en un país. En Francia, en ningún momento permitirían algo así. Para
ellos los actores son un bien cultural, su patrimonio. Aquí, sin embargo, la
derecha —¿o deberíamos decir la ultraderecha?—, esa derecha que se dice de
centro, de centro comercial como diría Evaristo, tiene un odio visceral
especialmente con el cine.
“Todo por cagarse en dios
y en la virgen…”, apostilla Losa. “Esa excusa es lo más demencial de todo…
—completa Muguruza—. ¿De dónde habrá salido ese grupo fundamentalista de
cristianos de no sé qué? Parece kafkiano, sería muy difícil de comprender si no
fuera porque se quiere dar una lección. Siempre ha funcionado así; eligen a
uno, en su día fui yo el elegido, de tal forma que sirve de aviso a navegantes
para los que puedan venir”.
BLACK IS BELTZA - Aurrerakina / Trailer oficial (Euskera / Castellano)
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