Los jueces españoles bailan al ritmo de la política.
La periodista suiza, Ute
Müller, publicaba este fin de semana en el Neue Zürcher Zeitung (NZZ, en
español: “Nuevo Periódico de Zúrich”) un contundente artículo sobre la
“justicia” española titulado: “Los jueces españoles bailan al ritmo de la
política”. Müller hace un repaso en el prestigioso medio helvético sobre las
polémicas decisiones de la justicia española y la mala influencia de los
partidos políticos españoles en los casos que debería resolverse con total
independencia por parte de la justicia.
“Por todos es conocida –precisa
Ute Müller– la lentitud con que actúa el Poder Judicial español y que está
completamente saturado. Sin embargo, durante mucho tiempo, los ciudadanos no
fueron conscientes de la gran influencia de los partidos políticos en los más
altos órganos judiciales. Esto pareció cambiar recientemente con el
nombramiento del Presidente del Consejo General del Poder Judicial. Este
organismo es el que decide sobre el nombramiento de los jueces más importantes
del país. Pero apenas se hizo público el nombramiento de Manuel Marchena (un
juez conservador del Tribunal Supremo) como Presidente del Consejo General del
Poder Judicial, estalló la polémica en el Senado. Ignacio Cosidó, portavoz del
Partido Popular en esta cámara, comunicó a sus 146 homólogos, que el
nombramiento de Marchena les permitiría influir en los procesos judiciales
contra los políticos corruptos de su partido, ya que ahora ‘podía controlar
desde la puerta de atrás las decisiones de la Sala Penal del Tribunal Supremo’.
“Este mensaje de texto fue
publicado por el periódico “El Español”, e inmediatamente todos los medios de
comunicación españoles se hicieron eco del escándalo. También se oyeron
críticas desde las filas de los jueces. Ramón Trillo, ex Presidente de una de
las salas del Tribunal Supremo, protestó airadamente por el hecho de que cada
vez más jueces están dirigidos por el “clan de los políticos”. La
interdependencia entre jueces y partidos políticos es extremadamente
perjudicial para la reputación del poder judicial. De hecho, el nombramiento de
los 20 miembros del Consejo General del Poder Judicial, es fruto de un mercadeo
entre los principales partidos. Si se llega a un acuerdo para que la derecha
elija al Presidente, la izquierda puede entonces elegir a 11 de los jueces, es
decir, la mayoría… y viceversa. Esto es lo que reflejaban los mensajes de texto
de Cosidó.
“El juez Marchena se vio
obligado a no aceptar su nombramiento como Presidente del Consejo General del
Poder Judicial. Como contrapartida exigió intervenir en el caso más explosivo
de la justicia española, el proceso contra el exvicepresidente del Gobierno
catalán y otros 17 independentistas catalanes. Está previsto que el juicio
comience en enero. Oriol Junqueras, en prisión preventiva desde hace más de un
año, ya ha informado a sus abogados que recusará a Marchena por parcialidad.
Otros cuatro acusados han seguido sus pasos. Marchena fue el protagonista de un
pacto que tenía como objeto controlar el sistema judicial español. La evidente
proximidad de Marchena con un determinado partido político (Partido Popular)
plantea serias dudas en cuanto a su neutralidad en este proceso. Los acusados
basaron su recusación por parcialidad, basándose, entre otras cosas, en los
mensajes de texto de Cosidó.(…)
“El poder judicial
español también ha sido ridiculizado en el extranjero. El Tribunal Europeo de
Derechos Humanos de Estrasburgo dictaminó en noviembre que el político vasco
Arnaldo Otegi, que trabajó como mediador para miembros de la organización
terrorista vasca ETA, no había tenido un juicio justo. El Poder Judicial
español se verá obligado a revisar el proceso y la inhabilitación a la que fue
condenado y que todavía sigue en vigor. El propio Tribunal Europeo de Derechos
Humanos se pronunció en contra de la sentencia del tribunal español que impuso
una multa de 14.400 euros a dos jóvenes catalanes por quemar una foto del ex
rey Juan Carlos I durante una manifestación. Por otra parte, las autoridades
belgas decidieron proteger al rapero mallorquín Josep Miquel Arenas por
supuestos insultos a “su majestad” y “enaltecimiento” de los crímenes de ETA.
El joven, de 25 años y conocido con el nombre artístico de Valtonyc, no puede
regresar a España porque sería detenido inmediatamente.
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