Evo Morales se marchó forzosamente de la presidencia tras el golpe de Estado vivido en Bolivia.
Evo Morales despegó hacia México en un avión miliar mexicano.
Evo Morales saluda a su llegada a México, tras recibir asilo político.
“Bolivia ha sufrido un
golpe de Estado de manual: El presidente del Gobierno obligado a dejar el poder
por el ejército. A pesar de ello, buena parte de la Comunidad Internacional y
sus medios de comunicación están maquillando lo que es un auténtico atentado a
la justicia social. Se habla únicamente de ‘renuncia de Evo Morales’ en lugar
de golpe de Estado. En juego, la posición geoestratégica de Bolivia y sus
abundantes recursos naturales que Morales nacionalizó en interés del país”. Así
comienza el artículo de David Bollero “Golpe de estado de manual en Bolivia”. “Los
números avalan a Morales: consiguió reducir el índice de pobreza en un 25% y la
pobreza extrema en un 23%. Mientras, la economía de Bolivia fue una de las que
experimentó mayor crecimiento en Sudamérica, rondando el 5%. Los segmentos de
la población olvidados se vieron reconocidos, viendo como el analfabetismo
descendía de tasas cercanas al 15% al actual 2,4%, algo que nunca ha interesado
a la derecha, pues una población formada e informada es una sociedad que
cuestiona y no acata sin más. Las poblaciones indígenas adquirieron mayor
relevancia, con una de las mayores revalorizaciones culturales jamás vistas en
el continente y un empoderamiento de la mujer en todos los planos (políticos,
económico, laboral…).
“Nada de eso parece ahora
importar. Con el pretexto de un supuesto fraude electoral se está justificando
y maquillando el golpe de Estado, en el que no se han llegado a ver los tanques
en las calles porque Morales ha optado por irse antes de ver un baño de sangre.
A pesar de su marcha, las tropelías de quienes lo han expulsado se están viendo
en las calles, en la casa de Morales asaltada y destrozada…Existían mecanismos
democráticos para afrontar ese supuesto fraude electoral. De hecho, el propio
Morales impulsó una auditoría por parte de la Organización de Estados
Americanos (OEA) que, en un primer informe, avaló el mandato de Morales.
Posteriormente, se cambió el dictamen y, con todo, recomendó la repetición
electoral, algo a lo que el presidente depuesto no se negó. Quienes en realidad
se negaron fueron la oposición y la más que probable mano negra de EEUU que se
esconde detrás. A fin de cuentas, el golpe de Estado en Bolivia es muy similar
al vivido hace años en Ucrania.
“Sin embargo, el interés
en Bolivia de quienes han arruinado o están arruinando países con títeres de
las derechas como Mauricio Macri (Argentina), Lenin Moreno (Ecuador), Sebastián
Piñera (Chile) o Jair Bolsonaro (Brasil) no se centra únicamente en los
hidrocarburos; también en la mayor reserva de litio del mundo, algo crucial en
pleno auge de las baterías para vehículos eléctricos y todo tipo de
dispositivos electrónicos. No se pueden olvidar, además, las enormes reservas
de agua dulce con que cuenta Bolivia.
“El exilio de Morales a
México y el golpe de Estado en Bolivia es un atentado a la democracia ante lo
cual la Comunidad Internacional no está respondiendo convenientemente,
literalmente achantada por las represalias arancelarias del paranoico Donald
Trump. Los países que callan y no condenan, los que abiertamente apoyan y los
involucrados en el golpe son cómplices de la tragedia que ahora se vive en el
país, con un vacío de poder que quienes perpetraron el atentado tenían
perfectamente planeado, con objeto de sembrar un caos que con Morales no
existía para, después, encumbrar a un depredador neoliberal como salva patria
de postín”.
El pasado martes, Evo
Morales aterrizaba en México tras un viaje desde Bolivia marcado por las trabas
políticas. La aeronave partió durante la noche de este lunes de Bolivia e hizo
una escala en Paraguay antes de emprender una complicada ruta por la región que
el canciller mexicano, Marcelo Ebrard, ha definido como un “periplo por
diferentes espacios y decisiones políticas”. Morales, quien recibió asilo de
México por “razones humanitarias” y, al considerar que su vida corre peligro,
aterrizaba en el hangar Sexto Grupo Aéreo Internacional, antiguamente el hangar
presidencial, del aeropuerto de la Ciudad de México.
David Harvey y 45 firmas
más avalan un documento en el que aseguran que Morales no renunció, sino que
fue derrocado. “Su destitución -añaden- representa el regreso de la vieja
oligarquía y es un golpe contra los pueblos indígenas”. “La élite política y
económica de Bolivia apoya esta violencia, como parte del resurgimiento de la
extrema derecha en América Latina. Los activistas locales están siendo
aplastados por estas fuerzas. Nosotros, los abajo firmantes, denunciamos esta
violencia y también preventivamente la violencia que inevitablemente se
intensificará en las calles. Hacemos un llamado a las Naciones Unidas para que
haga una declaración denunciando la naturaleza antidemocrática del golpe y las
tácticas de mano dura de sus partidarios”.
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