El historiador, Ian
Gibson, asegura que “España es un país que no se ha reconciliado porque las
derechas no quieren. El odio de sus diputados en el hemiciclo está a la vista”.
Desde el barrio de Lavapiés, mi pueblo y capital del mundo”, declara a los
cuatro vientos que la decisión del Ayuntamiento de eliminar calles, placas y
estatuas de Indalecio Prieto y Largo Caballero supone “un ultraje miserable e
ignorante”. El movimiento contra estos dos personajes en el seno del
Ayuntamiento madrileño cuenta con el beneplácito del alcalde de Madrid, José
Luis Martínez Almeida y al que la periodista de la Cadena SER Nieves
Concostrina se refiere con una contundente frase: “Acosador de demócratas,
colega de nazis, del Opus y manejable”.
En una entrevista en ElPlural.com,
mantenida en pasado domingo con Juan Luis Valenzuela, Ian
Gibson precisa: “Esta actuación municipal me parece un ultraje miserable e
ignorante, sobre todo por la participación de Ciudadanos, esta gente
desnortada. Prieto, entre otras cosas positivas, hizo mucho por Madrid,
empezando con los Nuevos Ministerios. Fue un hombre práctico y afable, muy
admirado incluso por sus adversarios políticos. Si el ex presidente del PSOE y
ex ministro de la República, Indalecio Prieto, en julio de 1936, hubiera sido
presidente del Gobierno, como quería Azaña, en vez del indeciso Casares
Quiroga, otro gallo habría cantado. Y ello porque, además de carismático adalid
político, era hombre de prensa, propietario de El Liberal de Bilbao, conocía a
todo dios en España y, a diferencia de Casares, tomaba muy en serio los rumores
de un golpe militar inminente, cuyas alas habría cortado a tiempo…. En cuando a
Francisco Largo Caballero, era, desde luego, mucho más radical. La división en
el seno del PSOE entre los de Prieto y los de Caballero fue nefasto para el
Partido Socialista y para el país”.
Ian Gibson recuerda que los
cuarenta años del régimen de Franco fueron un absoluto desastre. “Cada día
convivimos con las secuelas. La preconstitucional Ley de Amnistía de 1977 ha
actuado como de casi punto final. España, decía el otro día Cees Nootebaum en
una entrevista con Juan Cruz, ‘es un país que en lo esencial no se ha
reconciliado’. Tiene razón, no se ha reconciliado porque las derechas no
quieren. El odio que segregan sus diputados en el hemiciclo está a la vista de
todos, semana tras semana. No perdonan la exhumación de Franco, en el caso de
los populares no asumen su propia corrupción a lo largo de años y ni ellos, ni
Vox ni Ciudadanos aguantan que haya una Gobierno de coalición progresista en el
poder”.
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