Isaac Rosa, en su
artículo que lleva ese mismo título, comenta en Eldiario.es la condena del Tribunal
Supremo al rey emérito Juan Carlos por un delito de injurias graves a la
Corona. La sentencia, que impone la pena máxima prevista en el Código Penal
para este tipo de delitos, afirma que el anterior Jefe del Estado “ha causado
con sus acciones un profundo agravio, menosprecio y desprestigio a la más alta
institución del Estado y a los valores constituciones que esta representa”.
Dicha sentencia pone fin a un proceso que se inició con la denuncia colectiva
presentada por una treintena de particulares, entre ellos, varios conocidos
raperos, activistas sociales, independentistas, dibujantes satíricos y usuarios
de redes sociales, condenados en la última década precisamente por ese mismo
delito de injurias a la Corona. “Los jueces del Supremo –recuerda Rosa– han
decidido aplicar al rey emérito la literalidad del Código Penal, que en su
artículo 208 define como injuria ‘la acción o expresión que lesionan la
dignidad de otra persona, menoscabando su fama o atentando contra su propia
estimación’; y, en los artículos 490 y 491, penaliza a quien ‘calumniare o
injuriare al Rey o Reina, a cualquiera de sus ascendientes o descendientes…’ Ya
el fiscal en su escrito ante el tribunal se había mostrado contundente al
respecto: siguiendo su escrito, la sentencia enumera cuáles son esas acciones
que considera gravemente injuriosas para la Corona: ‘Fraude fiscal, blanqueo de
capitales, cobro de comisiones, uso de fundaciones y testaferros, tarjetas
black, cuentas secretas en paraísos fiscales, patrimonio no declarado…’ Los
jueces se han expresado con inusitada dureza en su condena: ‘Todos estos hechos
ahora conocidos empequeñecen cualquier otra injuria que en las últimas décadas
se haya podido cometer por parte de ciudadanos contra la Corona. No hay letra
de rap, artículo de prensa, portada de revista satírica o tweet, por ofensivo
que nos parezca, que pueda compararse con el carácter extremadamente injurioso
que para la institución monárquica y su actual inquilino supone que el anterior
rey aprovechase su inviolabilidad para amasar una fortuna de origen dudoso y
ocultársela a la Hacienda española mediante subterfugios propios de
delincuentes’.
Isaac Rosa recuerda que,
en su sentencia: “Los magistrados incluyen un reproche a los legisladores, en
particular a los diputados de PSOE, PP, Vox, Cs, Foro y UPN, que el pasado
octubre rechazaron en el Congreso despenalizar las injurias a la Corona: ‘Si
hubieran eliminado del Código Penal un delito que ha sido tan cuestionado por
organizaciones de derechos civiles y por varias sentencias del Tribunal Europeo
de Derechos Humanos, no nos veríamos ahora obligados a condenar por injurias a
la Corona a quien hasta hace pocos años era su máximo representante’. Fuentes
del Supremo han manifestado su convicción de que esta será la última vez que
alguien pueda ser condenado por injurias a la Corona en España: ‘El listón está
ahora demasiado alto, es difícil imaginar que nadie pueda decir o hacer nada
más grave contra la monarquía. Las acciones del rey emérito han conseguido
vaciar de contenido el delito, lo han inutilizado al superar toda marca pasada
o futura de desprestigio a la Corona’”. El escritor sevillano termina señalando
el intento del tribunal en averiguar la actual dirección de don Juan Carlos en
los Emiratos Árabes para notificarle la sentencia. Si no lo consigue, sugiero
que se lo pida al actual monarca, su propio hijo, Felipe VI.
No hay comentarios:
Publicar un comentario