Esta es una historia contada en @ganaderosagricultores
(Corporación Ganaderos y Agricultores Ecuador)
Una linda muchacha llamada Lolita se fue al campo y le
compró un burro a un viejo campesino por 300 pesos. El anciano acordó
entregarle el animal al día siguiente. Pero al día siguiente el campesino le
dijo:
—Lo siento, Lolita, pero tengo malas noticias: el
burro murió.
—Bueno, dijo Lola, entonces devuélvame mi dinero.
El vendedor replicó:
—No puedo. Ya me lo gasté.
Lola le dijo:
-Bien. Igual entrégueme el burro.
— ¿Y para qué? preguntó el anciano, ¿Qué vas a hacer
con él?
—Lo voy a rifar -contestó Lola.
—Estás loca, ¿cómo vas a rifar un burro muerto?
—Es que no le voy a decir a nadie que está muerto, por
supuesto.
Un mes después de este
suceso, el campesino encontró nuevamente a Lola y le preguntó:
— ¿Qué pasó con el burro?
Lola respondió:
—Lo rifé, vendí 500
números a 20 pesos cada uno y gané 10 mil pesos.
— ¿Y nadie se quejó?
Preguntó el viejo.
-Solamente el ganador-, le
dijo Lola, pero a él le devolví sus 20 pesos.
Lola creció y se hizo
política, hasta llegar a diputada; luego, senadora; después, ministra, y luego
volvió a ser senadora, y de la misma forma, usó el dinero de todos. ¡Y ese
dinero fue a sus bolsillos! ¡Y todos sabemos de qué forma! Una mujer que
durante su vida no trabajó nunca, ni hizo nada productivo, y ahora es muy
rica... porque encontró muchos “burros muertos” en su camino, y los fue rifando
a mucha gente ingenua.
Pero lo mejor de esta
historia es que sigue encontrando burros muertos para seguir de senadora.
¡Ustedes no pueden dejar
que le sigan vendiendo burros muertos, compartiendo esta historia!...
Estén alerta, abran sus
ojos y mejor aún su mente, su criterio y mucho sentido común. Piensen en sus
hijos y en su familia.
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