David Torres aclara, en un
artículo aparecido en Público, la diferencia entre ponerse a salvar vidas o a salvar
la economía. “Actualmente –reflexiona en voz alta en
‘Acabemos de una vez’–, en Nueva Zelanda, que por algo son nuestras antípodas,
tienen 2.304 casos de covid, 2.208 curados y 25 fallecidos. Es el cómputo total
de víctimas en un año. En España, en cambio, hay casi 80.000 contagios nuevos
desde el viernes y 762 muertos. Es la diferencia entre ponerse a salvar vidas y
ponerse a salvar la economía, concretamente, la de bares, restaurantes y
chiringuitos de playa… A muchos de estos políticos que sólo piensan en los
saludables beneficios del sector hostelero les convendría aprender una oportuna
variación de la frase de Churchill: ‘Entre la avaricia y la pandemia, habéis
elegido la avaricia, y tendréis la pandemia’.
“Algo estaremos haciendo
mal, a no ser que lo del coronavirus sea una competición internacional para ver
qué país acaba con más muertos y que les den una medalla a las figuras correspondientes.
Pedro Sánchez debe de estar encantado con los resultados provisionales de la
carrera, porque ayer mismo inauguró la línea de AVE entre Elche y Madrid
comentando que la pandemia no había retrasado los proyectos más urgentes del
gobierno. Nada de vacunas, respiradores, farmacéuticas, universidades o
laboratorios: charanga y pandereta. En efecto, qué habrá más urgente en esta
época que abrir una nueva vía ferroviaria, cuando el tren resulta uno de los
medios de transporte más seguros y efectivos para extender los contagios.
Sánchez nunca ha sido muy marxista, pero ayer hizo un homenaje casi perfecto a
aquel tren mítico de los hermanos Marx que se alimentaba de sus propios vagones
y otro a aquel magnífico diálogo metafísico, cuando Chico preguntaba por qué
marchaban tan deprisa si no iban a ningún sitio y Groucho respondía: ‘Entonces
corramos y acabemos de una vez con esto’.
“Por su parte, para no
dejar atrás al gobierno y mantener su puesto en el pelotón de cabeza, Ayuso ha
declarado que estudiará la posibilidad de que la hostelería sea prioritaria en
el sector de vacunación, los camareros justo después de médicos y profesores, y
un poco antes de futbolistas, toreros y youtubers. Es una medida de prevención
que se corresponde con su afirmación de que, gracias al calor del vino, a las
conversaciones sesudas y a la inmunidad natural del lugar, la tasca resulta un
ámbito repelente a los contagios (no como el teatro, el cine o la sala de
conciertos), un descubrimiento ayusiano que podría revolucionar la medicina y
convertir cualquier bar equipado con un cuchillo jamonero y una botella de
orujo blanco en un quirófano de urgencias. De hecho, el hospital Zendal por ahí
le anda.
“En Australia –concluye Torres– han decretado el confinamiento de la ciudad de Perth durante 5 días ante el primer paciente contagiado en varios meses, un cierre total de actividades en el que se clausuran colegios, bares, restaurantes, cines, gimnasios, polideportivos y todo tipo de comercios. La verdad, suena bastante exagerado, pero a lo mejor por eso en Australia llevan unos 909 fallecidos por covid y aquí vamos camino de los 60.000, a punto ya de ingresar en el podio. Como van cabeza abajo, pobrecillos, los australianos y los neozelandeses no se enteran de que hay que aprender a convivir con el virus, aun a costa de acabar con el abuelo disecado en el salón y la madre entubada en el pasillo. Soy español, ¿a qué quieres que te gane?”
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