Según informa Europa
Press, el Juzgado de Instrucción Número 31 de Madrid ha puesto fin a la
instrucción sobre el presunto origen ilícito del patrimonio del exministro de
Economía Rodrigo Rato, al que atribuye presuntos delitos de corrupción en los
negocios, blanqueo de capitales y fiscales. La decisión del juzgado madrileño
no es firme, ya que las partes podrán presentar recursos de reforma o de
apelación en los próximos cinco días. El juez que se encontraba investigando el
patrimonio de Rodrigo Rato, Antonio Serrano-Arnal, daba así por finalizado el
proceso de instrucción y procesaba a Rato (y a varias personas más) por los
presuntos delitos de blanqueo, corrupción y elusión fiscal. El juez finaliza
así la fase de instrucción, que se inició en 2015, y considera que el ex
vicepresidente del Gobierno debería someterse a juicio acusado de los delitos
citados. Ahora tanto la Fiscalía como la Abogacía del Estado deben presentar su
escrito de acusación en el que indicarán las penas que solicitan por los
presuntos delitos.
Además de a Rodrigo Rato,
el juez ha decidido procesar a una decena de personas más, entre las que se
encuentran las agencias Zenith y Publicis. Una de las conductas que se
encuentra bajo sospecha, es la implicación de Rato en los contratos de
publicidad de Bankia, pues según las pesquisas, es el origen de los presuntos
delitos. El juez sentará en el banquillo a Rato porque, presuntamente, habría
cobrado una serie de comisiones por la adjudicación a determinadas empresas de
los contratos de publicidad de la entidad. Según señala, habría cobrado más de
800.000 euros por estos servicios a través de una de sus sociedades durante su
etapa como presidente al frente de Bankia. Rodrigo Rato salió de la prisión de
Soto del Real hace menos de un mes tras concederle el juez la libertad
condicional por el caso de las 'tarjetas black', escándalo por el que el
Tribunal Supremo le condenó a cuatro años y medio de prisión. Ahora se volverá
a enfrentar a otro juicio que podría acarrearle, de nuevo, penas de prisión.
David Torres escribe en Público
bajo el título ‘Rodrigo Rato y el neocalorrismo’: “Una de las grandes ventajas
de los bajos fondos es que suelen estar muy bien compenetrados con los altos
fondos, de manera que basta escarbar un poco dentro de un pozo de mierda para
encontrar la caja fuerte de un banco y viceversa. Esta ósmosis primordial del
dinero, que baja y luego sube y luego baja, es el mecanismo primordial de
muchas fortunas y también de muchas novelas negras… Ustedes a lo mejor no se
acuerdan porque, como dice Pablo Casado, en el PP es agua pasada todo lo que
sucedió hace quince minutos, pero Rodrigo Rato llegó a ser ministro de Economía
y vicepresidente del gobierno, por no hablar de su experiencia al frente del
FMI, una cueva de ladrones presidida por criminales de alto rango al lado de
los cuales los Soprano, los Corleone, la Camorra y la Yakuza dirigían un bingo.
Se habló mucho del milagro económico de Rodrigo Rato, esa obscena
multiplicación de billetes, pero basta echar un vistazo a las causas pendientes
para comprender no sólo que el milagro era todo suyo y de sus amiguetes, sino que
si van a juzgarlo es de milagro. Cuando un policía le acarició la cabeza para
que no se rozara la calva con el techo del coche patrulla fue el momento más
alto del neocalorrismo. La próxima vez será con mascarilla, como si entrara a
pegar un palo en una farmacia. Es un privilegio haber tenido al Torete al timón
del ministerio de Economía, sin navaja y sin pistola, dando golpes de campana”.
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