Este año, como otros, la
oferta televisiva se ha esmerado más en presentar los programas de las teles de
cara a la despedida del año viejo y presentación del nuevo que por explicar si
tapujos lo que realmente ha supuesto cada uno de ellos. Anne Igartiburu y Ana
Obregón volverán a presentar juntas la última noche del año aunque la última
dio positivo por Covid-19 y será sustituida por Jacob Petrus. Cristina Pedroche
y Alberto Chicote pretenden ser los protagonistas en Antena 3 (medio país
pendiente del vestido o del desnudo de Pedroche, quien asegura que es “poesía”).
Cristina Pardo vuelve a La Sexta, pero este año acompañada de Dani Mateo con el
que las risas están aseguradas. Paz Padilla y Carlos Sobera pretenden dar su
punto de humor en la Cuatro y Telecinco. E Ibai Llanos se apunta a las
campanadas con Ramon García desde La Puerta del Sol. Este último ya ha
presentado 18 Campanadas y 14 especiales de Nochevieja en cuatro décadas y
desde Twitch, ha confesado que “odia la Navidad” y que está “deseando que sea
ya 7 de enero”
En una entrevista en El
País, Ramón García explicó que la razón de su aversión a estas fiestas está en
su infancia. “Mis padres eran hosteleros, y, en estas fechas, siempre estaban
trabajando, íbamos a la contra de los demás. Eso se me quedó enquistado desde
niño”. A esto hay que añadir que el 2021 ha sido un año amargo para el
presentador: “Mis padres han muerto en dos años, mi madre el 2 de noviembre, y
yo me he divorciado”, desveló. “El 2021 fue el año más duro de mi vida. Durante
estas fiestas pensaba ir a Bilbao con mi madre, pero ya no está. Es duro y, en
esas fechas, se acentúa mi sensación de soledad. Estar siempre rodeado de
gente, cantantes, famosos. Todo alrededor luz y felicidad y yo con el esmoquin
diciendo, bueno, tiro para adelante, deseando que llegue el 7 de enero”.
De nuevo, esta noche
volverá la gente a la Puerta del Sol, algo que el año pasado con las
restricciones no pudimos ver. Y las teles no dejan de recordarnos que es “el
momento más interesante de vivir intensamente y de volver a disfrutar de la
última noche del año”. Mareado por tanta oferta e indeciso por elegir la mejor
o menos tediosa, creo que, finalmente, me refugiaré en algo nuevo y distinto:
cerrar la tele y leerme un buen libro.
Así no tendré que soportar tanto tostón visual. Una manera diferente de
despedir el año viejo y de encararme con el nuevo. De todas maneras, por más
que me concentre en la lectura, no creo que me libere del coñazo de los
petardos y de la pirotecnia que se impone en estas fechas sin preguntar si me gusta
o me disgusta.
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