Justo Gallego construyó
durante 60 años la conocida como ‘Catedral de la Fe’, ubicada en el municipio
madrileño de Mejorada del Campo, sin conocimientos de arquitectura, con
materiales reciclados y en base a una promesa. Todo comenzó un 12 de octubre de
1961, cuando este agricultor decidió iniciar el proceso de construcción de una
catedral dedicada a la Virgen del Pilar como fruto de una clara promesa:
curarse de la tuberculosis que le obligó a abandonar el monasterio en el que
vivía.
Justo nació en 1925 en la
misma localidad de la que ahora es “Hijo Predilecto”. En ella, dedicado toda su
vida al levantamiento de una obra admirada por la ciudadanía, símbolo de la
Comunidad de Madrid y que, con el tiempo, ha ido acogiendo un mayor número de
visitantes. Hasta que el pasado domingo, 28 de noviembre, fallecía, a los 96
años, tras toda una vida entregada a su catedral, una construcción de 35 metros
de altura con 12 torreones, 28 bóvedas y más de 2.000 vidrieras. Una obra que
llegó a traspasar fronteras, llegando incluso al Museo de Arte Moderno de Nueva
York en forma de exposición. Y su autor, llegó a convertirse en protagonista de
anuncios de famosas marcas como Aquarius o de algunos documentales como “El
labriego que creyó en Dios” o “Ser Justo. La catedral de todos”.
Ángel López, vecino del
municipio de la Almoguera (Guadalajara) será quien, junto con la ayuda del
Padre Ángel y Mensajeros de la Paz, finalice la construcción de esta obra.
Descubrió la catedral por sorpresa durante una visita y, desde ese momento, le
brindó toda su ayuda a Justo para continuar con el proyecto. Tal y como cuenta
a Madridiario, Justo llevaba tiempo comentándole su intención de nombrarle
heredero de la catedral. “Me decía que si no era yo no habría nadie que lo
terminase ni que llegase a hacerlo como él quería. Yo le dije que sí, era su
voluntad. Hace ocho meses me fui en busca del Padre Ángel para ver si nos podía
ayudar y entre los dos vamos a hacer un lugar de encuentro muy acogedor para
todo el mundo”, afirma. “Esperamos poder terminarla como en uno o dos años,
pero dependerá de las licencias. Aun así, nosotros seguimos con la intención
absoluta de cumplir el sueño de Justo, convertirlo en un centro social
interreligioso, que sea la casa de todos y que todo el mundo reconozca la
catedral. Afrontamos esto con toda la humildad posible”.
Por motivos en los que no
ha querido hacer hincapié, el heredero de la catedral no pudo acudir al
entierro de Justo. “No pude ir a verle, no pude ir a su entierro en contra de
mi voluntad. Pero no me importa, porque yo con Justo lo he dado todo”, afirma
el padre Ángel. Él fue quien se encargó de estar a su lado sus últimos meses,
aseándole e incluso dándole su comida. Y se muestra completamente agradecido.
“Estoy muy contento. Justo se ha ido como él quería. Ha muerto en su catedral,
en su cama, y es lo que más feliz me hace”, concluye.
Durante 57 años, Justo
Gallego construyó a mano, esta catedral en las afueras de Madrid. Una
catedral que puede acabar en la basura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario