Spanish Revolution
publicaba el pasado martes que, en el espacio confederal, preocupaba que los
socialistas tratasen de cambiar de socios parlamentarios aprovechando la
tramitación de la reforma laboral. “A raíz de la negociación que se está
llevando a cabo —decía dicha web —, el PSOE está
esgrimiendo el cambio de socios políticos, cosa que podría cambiar la mayoría
parlamentaria en la que se sustenta el Gobierno e, incluso, podría hacer
peligrar la legislatura”.
“Los socios
parlamentarios del Gobierno criticaron las contradicciones con las que se encontraron
en la mesa de negociación, ya que ERC, Bildu y C’s son totalmente excluyentes. Los
socialistas apuestan por sumar a los naranjas, mientras que Díaz lo rechaza al
entender que no darían los números y prioriza el voto del bloque de
investidura. Fuentes de ERC niegan que esté habiendo una negociación como tal
porque las propuestas que han recibido desde la vicepresidencia segunda
posteriormente son rechazadas por los socialistas.
“La aprobación de este
decreto con los votos de Cs y el rechazo de grupos como ERC, el PNV o EH Bildu
abriría, según UP, la puerta a que la parte socialista del Ejecutivo tratara de
sacar adelante otras reformas (como la de la ley mordaza o la ley de vivienda)
con los partidos conservadores de la Cámara, un escenario en el que incluso el
Gobierno de coalición y la legislatura estarían en riesgo. Desde la
vicepresidencia segunda, sin embargo, evitaron desvelar sus cartas y las
ofertas sobre la mesa, pero trasladaron que ‘hay margen’ para el acuerdo con
los socios habituales del Ejecutivo y que en las últimas horas se habían
producido ‘avances’.
Por su parte, el
presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, y el de la Asociación de Trabajadores
Autónomos (ATA), Lorenzo Amor, descartaron volver a la mesa de diálogo con
sindicatos y Gobierno en caso de que la nueva reforma laboral no fuese
convalidada el 3 de febrero en el Congreso de los Diputados. “Agradezco a los
políticos ponerse de acuerdo, pero nosotros hemos estado muchos meses de
negociaciones que culminaron en un acuerdo y lo que espero es que la reforma,
el acuerdo al que llegamos los interlocutores sociales, se convalide en el
Congreso”, indicaba Amor. Garamendi incidía en que el documento era un buen
acuerdo pactado entre trabajadores y empresarios y que daba estabilidad al
país. “Nosotros hemos hecho nuestro trabajo, nuestra labor, y ahora depende de
los que tienen que convalidarlo y son responsables y, por tanto, ellos sabrán”,
explicaban.
(Mañana, domingo, en esta
web: “La reforma laboral, aprobaba en el Congreso, en una tarde de locos”)
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