Javier Barde, actor y ganador
del Premio Óscar al Mejor Actor de reparto en 2007, y Carlos Bardem, actor,
guionista y escritor, escribieron en Publico esta carta a una saharaui:
“Hace unos meses, durante la última edición
del FISAHARA, celebrado en Madrid por la imposibilidad de hacerlo en los
campamentos dada la situación bélica, a nuestra madre le concedieron un inmenso
honor –así lo habría vivido ella– al nombrarla ciudadana saharaui a título
póstumo y honorario. Eso nos convierte a nosotros en hijos orgullosos de una
luchadora saharaui y noblesse oblige.
“Pues sí, madre, a tu
pueblo lo han vuelto a traicionar. Ya cuando hicimos el documental ‘Hijos de
las nubes’, un diplomático norteamericano explicaba resignado que en un mundo
dominado por la real politik –que es la manera fina de llamar a la inmoralidad
en la política internacional–, el problema de los saharauis es que son too few
to matter, demasiado pocos para importar ante las exigencias de un sátrapa como
el rey de Marruecos, ante sus extorsiones y ante las cuentas de resultados y
balances económicos. Clausewitz, el gran teórico de la guerra, venía a decir
que esta no es más que la continuación de la política por otros medios.
Podríamos añadir que guerra y política nos son más que la continuación de los
negocios por cualquier medio. Y Marruecos es socio prioritario en el Magreb de
Francia, de los EEUU… y de España. ¿Qué pueden importar las reclamaciones
legítimas de un pueblo que fue colonizado y abandonado por España, invadido por
Marruecos, asesinado y bombardeado en su huida hacia la Hammada, el desierto
del desierto, torturado y encarcelado diariamente en sus territorios ocupados?
Nada. Da igual que el derecho internacional avale sus reclamaciones de
independencia, su derecho a existir como pueblo. Da igual que la ONU certifique
la obligación de realizar una consulta, un referéndum que les dé voz y la
autodeterminación. Que se sucedan los comisionados impotentes, que varios hayan
denunciado asqueados la inacción y la complicidad en la canallada internacional
contra el pueblo saharaui.
“Curiosamente, madre, y
siendo esta una causa que genera una solidaridad tan transversal entre la
ciudadanía española, tan tristemente dividida en tantas otras cosas, la cesión
al chantaje marroquí siempre ha encontrado una pasmosa unanimidad en los
distintos gobiernos españoles. Cosas de la real politik, ya sabes. Cosas que
los ciudadanos no entendemos. Claro que vivimos unos tiempos extraños en que,
si gritas ‘No a la guerra, no a cualquier guerra’, te tachan de ingenuo o
directamente de ignorante. Tiempos de belicosos telepredicadores, envíos de
armas para enfangar conflictos –total, los muertos los ponen otros– y
solidaridades selectivas: tu suerte como refugiado cambia mucho en función del
color de tu piel, tu pelo y tus ojos. De tu credo. Lástima que la justa y
necesaria solidaridad con cualquier refugiado no se haga extensiva, por
ejemplo, a un pueblo que fue provincia española, que conserva como un tesoro el
castellano y que lleva luchando décadas por su independencia ante un sátrapa
que los encarcela, los tortura y los bombardea.
“Cosas de la real politik. ¡Qué asco! Nosotros, como
tú, madre, seguiremos pidiendo siempre un ¡Sahara Libre Ya!”
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