La vicepresidenta y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, lanzó el pasado viernes “Sumar”, su nuevo proyecto político catalogado de “movimiento ciudadano” cuyo objetivo es reconfigurar el espacio a la izquierda del PSOE donde el protagonismo lo tengan más los ciudadanos que los políticos. En efecto, “Sumar” no va de partidos ni de siglas, sino de un “país mejor para el futuro”, según precisó Díaz. El acto tuvo lugar en el espacio cultural Matadero de Madrid, en donde se congregaron unas 5.000 personas sin la asistencia de los líderes de Podemos, como así lo pidió. Díaz reconoció que la confianza en los políticos no está en su mejor momento, e instó a la sociedad al diálogo y a evitar el “ruido” para que sean los ciudadanos quienes elijan el rumbo del país. De hecho, la ministra recalcó que ella daba “un paso adelante” con la condición de que su figura en Sumar “sea una pieza más”. Una declaración de intenciones sobre un movimiento que aspira a que sea la ciudadanía quien coja las riendas.
Yolanda Díaz salió al
escenario bajo los acordes de This Girl Is On Fire (Esta chica lo peta), de
Alicia Keys, pieza elegida personalmente por la propia vicepresidenta. Al
evento asistieron también representantes de los sindicatos, de los sanitarios, de
los emprendedores, representantes de los migrantes...Pero, en esta ocasión, los
políticos pasaron a segunda o tercera línea, cediendo el primer plano a las
necesidades y aspiraciones ciudadanas. Desde abajo, ningún otro líder se
presentó en el acto. A su derecha, Núñez Feijóo vió el proyecto como un intento
fallido más de unir desde la izquierda. Y el PSOE observó de reojo mientras la
ministra de Hacienda, María Jesús Montero, le decía a su compañera en el
Gobierno que sería bueno si el nuevo proyecto otorgaba estabilidad.
Yolanda aprovechó las
primeras palabras para destacar que ese día era “muy especial” por “la fiesta
del Orgullo”. La ministra de Trabajo admitió ser consciente de la “desafección
ciudadana” que reflejaban todos los estudios, “pero creedme, me da igual lo que
digan los estudios demoscópicos”. Y asumió que “el reto es ingente” porque “sé
que estáis hartas del ruido, del enfrentamiento por el enfrentamiento”. A su
juicio, “la política es escuchar, escuchar y escuchar. Con calma. Dialogar y
dialogar. Después, ser capaces de llegar a acuerdos para cambiar la vida de la
gente. Para eso vale la política”.
Yolanda pidió a
dirigentes de los partidos que conforman la nueva sopa de siglas que se
abstuvieran de acudir. Y prefirió estar bien arropada por otros rostros y
perfiles de menor rango. Como Sira Rego, portavoz de Izquierda Unida y
eurodiputada; Enrique Santiago, secretario de Estado para la Agenda 2030, líder
del PCE y diputado de Unidas Podemos; Aina Vidal, de los Comuns y diputada de
Unidas Podemos; Nacho Álvarez, secretario de Estado de Derechos Sociales; e
incluso, Juan Carlos Monedero. Nueve personas tomaron la palabra desde el
escenario, de las cuales siete eran mujeres. La periodista, Nerea Pérez de las
Heras, advirtió que, entre los intervinientes, no se encontraba ningún político.
Y añadió: “Somos todos civiles. Gente normal. Sindicalistas, profesionales de
la Educación y la salud mental”.
El resto de integrantes
de la corte de Díaz fueron Irene Rubiera, jurista y activista ecologista;
Valeria Castro, emprendedora digital, fundadora de la productora Platonic Games
y actual presidenta de la Asociación Española de Videojuegos; Fernando García,
rider y sindicalista; Miguel Ángel Castellano, representante de la lucha de los
trabajadores y trabajadoras de Amazon; Carmen Rodríguez, profesora de la
Universidad de Málaga y miembro del Foro de Sevilla y de Redes por una nueva
política educativa; Carolina Elías, feminista y abogada defensora de los
derechos de las mujeres migrantes empleadas del hogar; y Belén González,
psiquiatra en un centro de salud mental del sur de Madrid.
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