sábado, 28 de noviembre de 2020

Calvià, bajo el invierno más largo de su historia.

 

Voluntarios de Calvià reparten alimentos a las familias más necesitadas.

Calvià, el municipio mallorquín con 60.000 plazas hoteleras (el 21% del total de la isla) que vive especialmente del turismo, está seriamente agravado por la pandemia que le ha arrancado su principal fuente de ingresos. Cerrado el flujo de visitantes por las restricciones de movilidad, el municipio ha quedado huérfano de ingresos y de empleos directos e indirectos y sin apenas ingresos.

Así lo contaba hace una semana Iñaki Moure en el Diario de Mallorca: “Manoli, por ejemplo, vecina de Santa Ponça, vive con su hija de 18 años, gracias a 200 euros que gana al mes, haciendo equilibrios sobre un alambre. Y, tras verse obligada a dormir un par de días con su hija en la playa y de pernoctar en casas de amigas, cuenta que, desde hace tres meses, vive metida de okupa en una vivienda de Santa Ponça, propiedad de un banco. Las dos comen gracias a la tarjeta de ayuda de alimentos que les da mensualmente el área municipal de Servicios Sociales y a la aportación que les hace la Asociación de Empresarios y Trabajadores de Calvià (Emytra), cuya división social se encarga del reparto de comida entre los más necesitados. Manoli explica que ha intentado llegar a un acuerdo con la comunidad para pagar el agua, pero le han dicho que no. Cuando se tienen que duchar, madre e hija recurren a la casa de alguna amiga”.

Es sólo un ejemplo de este “rico” municipio que fue durante la expansión del turismo y que ahora pasa el “el invierno más largo de su historia”. El ayuntamiento de Calvià ha dado 4.003 ayudas de urgente necesidad entre el pasado 16 de marzo y el 16 de noviembre, por un importe de 1,1 millones de euros, de las cuales un 90% son para alimentación. Ese presupuesto se ha llegado a multiplicar por seis si se compara con el de 2019. Paralelamente a la acción institucional, la sociedad también se ha movilizado. El objetivo: que nadie pase hambre en el que una vez fue considerado municipio más rico de España. Tejiendo complicidades a través de las redes sociales y del boca a oreja, el Manuel Mas y otros colaboradores se dedican al reparto de comida, una acción que realizan como parte de la división social de Emytra.

Mas no quiere que se personalice esta iniciativa. “Esto lo hacemos entre todos”, explica. Una iniciativa en que, agrega, participan una veintena de negocios donde se recogen alimentados donados; restaurantes que destinan una parte del precio del menú para comprar productos perecederos; fotógrafos que dan un porcentaje de sus trabajos para fines solidarios; y clubes de fútbol y fútbol sala que se han coordinado para que los asistentes, en vez de pagar entrada, paguen aportando alimentos. “En el municipio, hay una ola de solidaridad. Todo el mundo se está moviendo”, destaca Mas, con quien se puede contactar por mensaje de Facebook.

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