En última Cumbre Iberoamericana, celebrada el pasado mes de octubre en Asunción, la Casa Real española ocultó a las autoridades paraguayas los “datos relevantes del estado de salud” del rey cuando entrega de la ficha médica de todos los mandatarios asistentes era un requisito obligatorio. La decisión fue un motivo más de cierta alarma sobre su estado de salud por más que el responsable de Comunicación de la Casa Real, Ramón Iribarren, reconociera a “El Confidencial” que La Zarzuela no los había entregado porque el equipo de facultativos que le atiende habitualmente “olvidó rellenar la ficha médica”. Iribarren seguró que el jefe del Estado “goza de un buen estado de salud, más allá de ciertas dificultades para caminar o subir escaleras”.
Las especulaciones acerca de su estado de salud se dispararon tras la intervención quirúrgica a la que fue sometido, en mayo de 2010, en el Hospital Clínico de Barcelona para extirparle un nódulo en el pulmón derecho. La operación desató las alarmas en la opinión pública ya que, apenas dos semanas antes, el Rey había pasado con total éxito, según informó La Zarzuela, su habitual chequeo anual. Un mes después, fue operado de la rodilla derecha, en la que se le implantó una prótesis para compensar el desgaste articular que padecía desde que, en 1991, sufriera una rotura de tibia mientas practicaba el esquí. A primeros de septiembre, ya fue intervenido de una rotura en el tendón de Aquiles de su pie izquierdo. Y el martes pasado apareció en un acto oficial con un fuerte hematoma en su ojo izquierdo y magulladuras en la nariz, que La Zarzuela atribuyó a “un pequeño accidente doméstico”. Según la versión oficial, el Rey se disponía a abrir una puerta del palacio cuando un ayudante hacía lo mismo en sentido contrario y le golpeó en la cara. Más sorpresa causó su cara cuando, el 7 de marzo, durante la recepción oficial en el palacio de El Pardo al presidente de Chile, Sebastián Piñera, el monarca apareció en público luciendo también un ojo morado que la Casa Real atribuyó a un “efecto óptico”.
Se me antojan que son demasiados accidentes para un jefe de Estado rodeado de tantas previsiones y más, cuando el peculiar estado real de Juan Carlos con sus problemas de salud trastocan su agenda de las últimas semanas, debiendo limitar al máximo sus viajes al extranjero, al menos los oficiales. El pasado día 7, la Casa Real informaba que suspendía su agenda de trabajo por consejo médico a causa, de una sobrecarga en su tendón de Aquiles operado. Sin embargo, el monarca viajó en esa misma fecha al Golfo Pérsico en visita privada: primero a Kuwait, invitado por el jeque Sabah al Ahmad, y luego a Emiratos Árabes para asistir al Gran Premio de Abu Dhabi de Fórmula 1.
Por eso cuando, el lunes, 22, el rey se presentaba a la prensa, al presentarse en el Palacio Real con el ojo izquierdo morado, algunos periodistas, más que sorprenderse del inusual accidente de su ojo izquierdo, producido por un golpe de una puerta, encontraran más que normal que se hubiera producido otro accidente de los que el monarca suele familiarizarse últimamente. Lo normal, en este caso, era su vital anormalidad.
La revista ‘Newsweek‘ encargó al ilustrador Frank Chimero los dibujos que acompañan al artículo ‘The World’s Real Winners‘, un listado de 12 países donde, según las estadísticas, las costumbres o las normativas, se disfruta plenamente de alguna actividad o placer de la vida cotidiana. Por ejemplo, ¿sabes cuál es el mejor país para tener un perro?, ¿adivinas cuál es mejor para hacer el amor?, ¿y para volar una cometa? También España está en esta lista de los 12 elegidos, aunque sólo sea para cenar
El mejor lugar para tener un perro es Bélgica. Están permitidos en las tiendas de comestibles, restaurantes, trenes, eventos deportivos y festivales de música.
Brasil es el mejor lugar para cirugías estéticas. Ningún otro país tiene tantos cirujanos plásticos per cápita, una industria que deja en el país más 15 mil millones dólares.
República Checa, el mejor lugar para practicar el sexo. Según la encuesta de condones Durex, los checos tienen sexo con tanta frecuencia como los franceses, comienzan su vida sexual tan pronto como los holandeses y tienen tan poco miedo a las enfermedades venéreas como los italianos.
Francia es el mejor lugar para tener un bebé. Más meses de baja, una niñera que hace visitas a domicilio y, si la madre lo necesita, el gobierno le envía una persona a lavar la ropa de toda la familia.
India, el mejor lugar para volar una cometa. Es muy cotidiano ver volar cometas en este país. Cada mes de enero se celebra el Festival Internacional de Cometas, Makar Sankranti, que atrae a más de 1 millón de aficionados de 36 países.
Japón, el mejor lugar para envejecer. Los ancianos de Japón (que constituyen una quinta parte de la población) no sólo disfrutan de generosas pensiones, el respeto de la sociedad, y la esperanza de vida más larga del mundo. También tienen su propio día de fiesta nacional, Keiro no Hi.
Mali cuenta con la mejor música. Artistas ambulantes conocidos como jeli han estado apareciendo en Bamako durante 500 años. Hoy en día, Mali es considerado el semillero musical de África Occidental, y el ‘Festival Au-desert’ atrae anualmente a los mejores músicos tradicionales del mundo.
Y Malta con el mejor Tiempo. Veranos largos y secos e inviernos cortos y suaves.
La mayoría de Gay Friendly se encuentra en los Países Bajos. Las parejas del mismo sexo ganaron la igualdad de derechos desde 2001. El festival ‘Amsterdam Gay Pride’, que se celebra anualmente en Holanda, es considerando la mejor fiesta del planeta.
Sudáfrica es el mejor lugar para un Roadtrip (excursión por carretera). 850 kilómetros de Johannesburgo a Ciudad del Cabo con zonas de caza, playas vírgenes y acantilados.
Suiza, el mejor lugar para ser rapero. Riman y sus letras se preocupan más por la ‘lokalpatriotismus’ (orgullo local) que por la dominación del mundo. La revista indica que los raperos suizos no necesitan escoltas o chalecos antibalas en los conciertos multitudinarios.
España: El mejor lugar para cenar. Se relamen los editores de la revista recordando la paella, el foie-gras y el jamón de tapioca, pero sobre todo nos dan este galardón por Ferrán Adrià (El Bulli de Cataluña) y nombran a España la meca del gourmet.
Más que una victoria del PP, las elecciones celebradas el domingo pasado suponen una derrota sin precedentes del PSOE y una mayoría absoluta de la derecha, con sólo 550.000 votantes más que en el 2008. Los socialistas perdieron 24.300.000 votantes, lo que permitió un aumento del IU (que de 2 pasan a 11 escaños); otro, del UPyD (partido de Rosa Díaz que experimentó una mayor subida tanto de forma porcentual como en número de votos, a escasas décimas de conseguir grupo parlamentario), y el del CiU (que supera por primera vez al PSC en unas generales). El PP se tiñe de azul en todo el mapa de España con la significativa excepción de Sevilla y las nacionalidades de Catalunya y Euskadi, donde el avance popular es moderado o nulo. Paradójicamente, nos encontramos ante uno de los parlamentos más plurales de la historia de España, con 13 partidos y coaliciones diferentes pero con una de las mayores concentraciones de poder político en manos de un partido que acapara la mayoría de comunidades autónoma así como un elevadísimo número de capitales y municipios importantes. Tal situación da al PP una mayor capacidad de decisión, pero también corre el riesgo de aplicar el rodillo imponiendo un pensamiento único. El caso es que Mariano Rajoy ganó a Pérez Rubalcaba y, merecidamente o no, pasa, en la opinión pública y en las tiras de humor de los medios, como el hombre que va a recortar sin discreción servicios y prestaciones sociales. Era de esperar que la revista satírica 'El Jueves' le dedicara la portada de esta semana como el “ganador” de las elecciones del 20-N, apareciendo en ella como Arnold Schwarzenegger en la película 'Terminator' o como el personaje de DC Comics llamado Dos Caras, el fiscal Harvey Dent y el enemigo de Batman. Acompaña a la portada una única frase: “Mayoría absoluta: Empieza el cambio”.
Rajoy se reúne con Rato y con otros banqueros, en Génova.
Con estos resultados, Rajoy se ha pasado esta primera semana encerrado en su despacho y descansando de sus ajetreados viajes por la España azul, pero sin olvidar que a la tercera llegó su victoria. Y, para preparar su aterrizaje en La Moncloa ha decidido llamar a una serie de personajes que ha recibido en la calle Génova. Muchos de ellos no eran políticos, sino banqueros con los que siempre ha estado muy a tono: el presidente de Bankia, Rodrigo Rato, el de BBVA, Francisco González y el de La Caixa, Isidro Fainé. Rajoy mantuvo el lunes una conversación telefónica con Emilio Botín, presidente del Banco Santander, quien le ofreció su “colaboración” y le pidió medidas urgentes, según revela el diario 'El Mundo'. Rajoy quiso verse con los banqueros antes que con los políticos de otro partido o con los presidentes autonómicos. Con ellos analizó la situación económica y las primeras medidas que tendrá que tomar antes de ocupar su puesto de presidente del Gobierno, previsiblemente, antes de las Navidades.
El mapa político nacional, municipal y autonómico se ha teñido de azul popular.
El PSOE se ha apartado del poder o los votantes lo han dejado de lado para dar paso al PP. En los 11 comicios que lleva esta democracia tras la muerte de Franco, hemos pasado alternativamente de la UCD de Adolfo Suárez al PSOE de Felipe González, de éste a la derecha de José María Aznar, regresado al PSOE de José Luis Rodríguez Zapatero y volviendo al PP de Mariano Rajoy. A esta lista hay que añadir a Leopoldo Calvo-Soltelo Bustelo, que ocupó el cargo durante algo más de año y medio como resultado de la dimisión de Adolfo Suárez, y a Francisco Laína García, que ocupó por unas horas y de forma completamente excepcional la jefatura del Gobierno durante el golpe de Estado del 23 de febrero de 1981, dado que todo el gobierno estaba secuestrado en el Palacio del Congreso de los Diputados. En las últimas elecciones, los socialistas pasaron de 180 diputados a 110. El poder rojo cedió ante el poder azul. Y fue vencido por una derecha perseverante que se aprovechó de la crisis para pasar factura a su oponente político. Una cosa está clara a lo largo de estos 34 años de democracia: y es que fueron tan amplias las posibilidades de alcanzar el poder tanto por parte del PP como del PSOE… como las de perderlo.
Pero el sistema electoral vigente incluye graves contradicciones que se hacen urgentes reparar. Porque hay partidos que necesitan cinco veces más de votos que otros para obtener los mismos resultados. Y situaciones que provocan que un partido como el PP, al que sólo le ha votado un 30% de la población (menos de 11 millones sobre el censo electoral), vaya a gobernar los próximos cuatro años con poderes absolutos. Un partido al que el 70 % de los españoles no le ha votado. “Para cuándo un sistema electoral con circunscripción única y una abstención que quede reflejada en forma de escaños vacíos? –pregunta Alfredo Sánchez Llamas en una carta al director de “El País”–. Para nunca. Ya se encargaron una derecha y la otra derecha de moldear un sistema tal que atajase la amenaza de otras fuerzas políticas alternativas, y quien piense que PPSOE va a renunciar a sus intereses para hacer un sistema más justo solo merece ser felicitado por su aún intacta candidez”
Pedro Loureda, en otra carta al diario “El País”, advierte que “quien gobierne a partir de diciembre tendrá las mismas dificultades que tuvo Zapatero, las mimas imposiciones foráneas, la misma incertidumbre financiera, más desempleo, más dificultades para mantener los derechos sociales, sobre todo, si se aplican las políticas de derechas de las comunidades gobernadas por el PP”.
Ignacio Escolar señala en su blog hasta siete recetas que Mariano Rajoy estaría analizando y estudiando para recortar entre 20.000 y 40.000 millones de euros y cumplir con la dieta milagro que exige la artista antes conocida como Europa (y que ahora se llama Merkozy).
1. Impuestos. Subida para la gasolina, para el tabaco, para el alcohol… Lo que supondrá más impuestos y más recaudación. 2. Un IVA único. 3. Recortes a los funcionarios. Por el sueldo y por las plazas. Además eliminar las pagas extras para los funcionarios (y pensionistas) que cobren más de mil euros al mes. 4. Rebaja salarial. En la práctica, supondrá que las empresas podrán negociar por separado rebajas de sueldos con sus empleados con mucha más facilidad. 5. Un copago no sólo sanitario. 6. Recorte del desempleo. O, más bien, del número de personas que lo podrán cobrar. El PP planea endurecer los requisitos para acceder a los subsidios y entre las posibilidades que barajan para ello está perder la prestación si se rechaza un trabajo o un curso de formación. 7. Un banco malo, un banco-basurero que compre al resto de las entidades financieras los activos tóxicos que lastran su balance (especialmente el suelo). Es una de las pocas medidas concretas que aparece en el programa del PP.
“El Partido Popular, con Mariano Rajoy al frente –escribe Cive Pérez en “Carnet de Paro”–, ha ganado las elecciones con una amplia mayoría. Eso es un hecho incontestable y el deber de cortesía me impone felicitar a don Mariano por su éxito, al tiempo que el instinto de supervivencia me aconseja tentarme la ropa. Con lo que no puedo comulgar es con esas ruedas de molino mediáticas que se empeñan en propagar —hacer propaganda— esa falsa moneda ideológica que sostiene que los españoles enviaron un mensaje claro de apoyo al nuevo presidente del Gobierno: un respaldo masivo al cambio. Incluso el rotativo de corte moderno y europeísta que pretende ser ‘El País’ no duda en encabezar la noticia con un titular: ‘España entrega al PP todo el poder”, que choca con el más elemental principio de realidad. Porque no ha sido 'España', sino el sistema electoral español, que es cosa muy distinta, lo que ha otorgado al PP esa aplastante mayoría en el Parlamento. Mayoría que obtiene a partir de los 10.830.693 votos recibidos en las urnas el pasado 20-N. Un resultado no tan brillante, ya que el PP de Mariano Rajoy sólo ha aumentado en 550.000 los 10.278.010 votos que obtuvo en marzo de 2008…
“Así que, frente al triunfalismo de primera hora –prosigue Cive Pérez – el Partido Popular debe ser consciente de que debe su victoria a ese sistema electoral que el PSOE pudo y no quiso modificar. O, dicho en lenguaje coloquial: menos lobos, Caperucita. Hablando de estos cánidos, hay que resaltar que esta vez al PSOE no le salió bien la estrategia de gritar “que viene el lobo” durante la campaña electoral. Porque al lobo se le veía venir desde hace mucho tiempo, pero el Gobierno de Rodríguez Zapatero no se molestó en instalar algunas vallas protectoras frente a los sucesivos ataques de las manadas financieras, infinitamente más dañinas que las lobunas. Y Alfredo Pérez Rubalcaba no podía negar que perteneció a ese Gobierno. La voracidad de los mercados, las directrices de los funcionarios de Bruselas y las imposiciones de frau Merkel, lo sabemos, son imposibles de evitar mientras se pretenda actuar dentro de la lógica de este sistema. Para mantener a raya a los lobos de las finanzas habría que tener madera de Islandia. O sea, la determinación civil con la que la población de ese país se ha negado a pagar los desmanes de sus banqueros. Mientras su vocación siga siendo la de gestora del sistema, la socialdemocracia lo tiene hoy difícil para sustanciar una política social que la diferencie de la derecha más dura, sin cuestionar los dogmas del modelo económico neoliberal”.
Manel Fontdevilla nos recuerda, entre sus dibujos de esta semana: Tranquilizando Europa, Cancionero español, Inminente estreno, Por favor y Los negocios del Yernísimo.
Territorio Vergara dibuja: The winner (El vencedor), El telegrama, La bolsa no subió, la prima no bajó y Knocking on Manriano's Door (Golpeando en la puerta de Mariano.)
Y Pep Roig nos advierte: No passsa nada, La constante, Campaña sobre campaaañas y sobre cam… y Todos ricos, de nuevo.
Terminamos con dos vídeos humorísticos. En el primero, “Los vocales”, actúan en la chirigota ilegal “los del perchero”, cuyo talento permitió esta gamberrada anti-rajoyana, un vídeo colocado en Internet con fecha anterior a las elecciones.
El segundo, anti-rubalcabeño, es la versión Sinpauxa, sobre “Alfredo no te creo”.
La Policía utilizó spray pimienta contra manifestantes pacíficos en la Universidad de California.
El Movimiento de los Indignados ha prendido en USA en donde la Policía arremete a porrazos contra los estudiantes que se manifiestan, multiplicándose las protestas por doquier. El viernes pasado, 18 de noviembre, en la Universidad Davis, de California, un grupo de unos 50 manifestantes del movimiento “Ocuppy Wall Street protestaron sentados. La rectora de la Universidad, Linda Katehi, llamó a la Policía para que los desalojara. Llegó una dotación, “armada” con porras y con elementos químicos, y las imágenes del desalojo fueran grabadas por los mismos estudiantes, siendo emitidas por Internet. En ellas se puede ser cómo uno de los agentes alza el brazo y enseña su spray a los manifestantes antes de proceder a rociarles como si fueran moscas. Luego, impregna de pimienta roja a los congregados, que se tapan la cara como pueden y continúan sentados de forma pacífica. Se oyen gritos de protesta resto a la Policía –“¿A quién sirves? ¿A quién proteges? ¡Avergonzaos!”–. Al menos diez estudiantes son detenidos. Otros once, tienen que ser atendidos en el lugar por los efectos del spray pimienta. Y una herida es ser trasladada al hospital para ser tratada por quemaduras químicas.
La actuación de los agentes recibió críticas por parte de colectivos sociales. Horas después, las autoridades emitían un comunicado oficial: “Los estudiantes recibieron advertencias para abandonar la zona a las 3 pm. La protesta se refería inicialmente a unos 50 estudiantes y luego resultó que eran más. Algunos manifestantes usaban equipos de protección e incluso tenían porras por lo que los oficiales se vieron obligados a utilizar gas de pimienta cuando los estudiantes los rodearon. No había otra forma de salir del círculo…”. Los vídeos desmienten esta versión. La reacción de los estudiantes contra las fuerzas policiales acaba haciendo retroceder al cordón policial que sigue en todo momento amenazando con descargar más botes de gas de pimienta. Los agentes acaban formando un cordón policial para retroceder ante las protestas de los universitarios: “You can go” (Os podéis ir) gritan.
El pasado lunes, Anonymous, grupo de ciberactivistas, publicó en un vídeo los datos personales del policía que utilizó spray pimienta contra manifestantes pacíficos. En él, denuncia la brutalidad policial contra los manifestantes y facilita el “posible” número de teléfono del agente y su dirección de correo electrónico para que la gente le inunde con mensajes de protesta. El oficial, Anthony Bologna, además de rociar a los estudiantes con pimienta, es acusado en el vídeo de golpear en la cara a una mujer durante las protestas de los indignados en Nueva York y se emiten fotos del agente realizando detenciones. La actuación policial contra los estudiantes de la Universidad de California terminó con dos agentes suspendidos y el encargado del departamento policial del campus, depuesto. La rectora asumió “toda la responsabilidad” por los hechos y mostró su “tristeza” por lo ocurrido, además de pedir una investigación para depurar responsabilidades.
Aznar, sigue viviendo y distrutando de la vida y de los negocios, pese al anuncio de ayer de Wikipedia que lo daba por muerto.
Mientras los ministros salientes y secretarios de Estado del Gobierno socialista preparan sus maletas para dejar sus cargos al PP, me pregunto dónde trabajarán en lo sucesivo. ¿Irán ellos también a hacer cola en las oficinas del Inem o tienen ya apalabrado un nuevo trabajo? Según leo en una noticia, cobrarán una compensación económica de más de 4,3 millones de euros, con lo que ya tienen su futuro asegurado. Por de pronto, el presidente Zapatero, dispondrá, como ex presidente, de 80.000 euros durante su primer año, y de un salario de 78.185 euros al año el resto de su vida. Desconozco, por el momento, dónde irán a parar los dos vicepresidentes del actual Gobierno, los trece ministros y los 25 secretarios de Estado, pero seguro que a ninguno de ellos veremos en las puertas del Inem y seguro que pasarán sin problemas económicos las fiestas de Navidad y las de Año nuevo. Al contrario del resto de los mortales que perdieron su trabajo o están a punto de perderlo, todos ellos contarán con una suculenta indemnización por la renuncia de su puesto.
Los ex ministros y cargos equivalentes, como los secretarios de Estado, disfrutarán, además, según establece una ley (74/1980), del 80% de su último salario anual durante un periodo de dos años. Cantidad que resulta significativa, si se tienen en cuenta los miles de parados y de familias españolas que entran anualmente en la vorágine de vivir sin entradas y con pérdidas permanentes. Lo que demuestra que la vida de los que nos gobernaron, lo hayan hecho bien o mal, es muy distinta de cualquiera de los casi cinco millones de parados cuyo futuro es más oscuro que “el trabajo en el carbón”, como cantaba Antonio Molina, porque en su tiempo al menos había trabajo en las minas.
Afortunadamente para estos parados del Gobierno, disfrutarán de la compensación económica desde el primer mes de su cese y se prorrogará hasta un máximo de 24 meses, independientemente de que empiecen a trabajar en una empresa privada o en un cargo público. Ysólo la renuncia voluntaria de los beneficiarios –caso que no me consta que ocurra– evitaría ese pago, aunque tengan que pagar sus impuestos igual que cualquier ciudadano, es decir, que no cuentan con bonificaciones fiscales.
Pero, ¿en dónde podrán trabajar los ex ministros? Algunos de ellos seguirán como representantes del PSOE en las diferentes cámaras parlamentarias y otros optarán por buscar un hueco en el sector privado. En este caso, los ex altos cargos públicos deberán cumplir unas reglas a la hora de incorporarse en el mundo laboral. Por ejemplo, durante los dos años siguientes a su cese, no podrán desempeñar sus servicios en sociedades privadas relacionadas con las competencias asumidas en el cargo. Ni podrá cubrir un puesto en el consejo de una entidad financiera hasta finales de 2013. Y ninguno de ellos podrá trabajar durante ese periodo de incompatibilidad que abarca los dos años sin comunicarlo a la Oficina de Conflicto de Intereses que deberá darles luz verde para desempeñar el nuevo trabajo, siempre que no infrinjan esa ley. En cuanto a los ex presidentes de Gobierno, tendrán acceso a un sillón del Consejo de Estado, tal y como establece el reglamento interno de ese organismo, siendo remunerados con una retribución anual de 72.100 euros, que podrán compatibilizar con la pensión vitalicia, tal como lo vienen haciendo Felipe González, actual consejero de Gas Natural o José María Aznar, asesor de Endesa y de otros organismos internacionales, quien, por cierto, ayer fue dado por muerto de forma fugaz en la versión inglesa de Wikipedia. La entrada decía que el accidente de tráfico sufrido fue debido a que “conducía bajo los efectos del vino”. Poco después se corregía tal grave error y Aznar siguió viviendo tranquilamente y con un futuro laboral más que asegurado.
José Ramón Bauzá, presidente del Govern Balear, ha sido denunciado por PSM-IV-ExM y EU porque, al acudir a las urnas este domingo, protagonizó una más que cuestionable actuación que podría derivar en su imputación. Bauzá recalcó a pie de urna que el PP “necesita una gran diferencia y un gran apoyo masivo. Por eso, para cambiar las cosas y para ese gran cambio que necesita España necesitamos una grandísima participación y aparte, una gran diferencia y un gran aporte de votos para el PP y para Rajoy”, remarcó Bauzá. El president añadió que “hoy más que nunca ese cambio es importante y absolutamente necesario”. La Junta Electoral Central y la Junta Electoral Provincial están analizando sendas denuncias al respecto.
Recordemos otros patinazos de Bauzá. El 25 de octubre, tras un pleno, Francina Armengol, portavoz socialista, preguntó al president del Govern qué había hecho el Ejecutivo en estos 100 primeros días de mandato para paliar la crisis. Por un fallo de coordinación (bien entre el president y su equipo, o entre el president y el vicepresidente económico), Bauzá se quedó en blanco y se vivieron momentos de duda. Contestó el vicepresidente. Pero la portavoz socialista se quejó y, pocas horas después, comenzaron a enviarse mensajes de móvil informando de que en YouTube estaba la secuencia completa del momento. El 27, cuando la Cámara vivió una situación parecida, el president tampoco respondió, pero esta vez de forma premeditada.
Recordemos al president en sus complicadas definiciones políticas.
El gesto mayestático de Rajoy demuestra que se puede llegar a la Moncloa sin ruedas de prensa y sin salirse del guión establecido.
Más que el resultado cantado de las elecciones generales del domingo pasado, lo que me llamó la atención fueron las imágenes en la 'balconada' del PP, en la calle Génova, en donde el grupo de élite del partido vencedor fue ovacionado. No me extrañaron los títulos de los diarios del día siguiente, en los que se hablaba de un triunfo histórico de la derecha, del debacle socialista, del salto dado por IU-ICV que alcanzó 11 diputados frente a los dos del 2008, del avance de Amaiur, coalición integrada por la izquierda abertzale, Aralar, EA y Alternatiba, así como del apoyo de la Iglesia institucional al PP (el presidente de la Conferencia Episcopal dio su “apoyo espiritual” al futuro presidente del Gobierno). Todo ello se veía venir. Lo que sí me llamó la atención fue la presentación de Rajoy en el balcón de la sede del PP, la reacción de su público, entusiasmado por vitorearlo y sus palabras, pronunciadas por primera vez sin leer los papeles.
Trataré de explicarme. Lo primero que me sorprendió no fue su primer discurso en el interior de la sede en el que intentó gustar a todos los españoles, “incluso a los que no me han votado”, nombró con respeto a Rubalcaba y a Zapatero e intentó indicar que la moderación sería su brújula de Gobierno. Un discurso en el que, siguiendo con su campaña, evitaba todo enfrentamiento y solicitaba el concurso de todos los españoles para, con un “esfuerzo solidario”, dar la batalla a la crisis”, aunque también reconocía que “no habría milagros”. Lo que me sorprendió fue su posterior salida al balcón con su aparente espontaneidad para presentarse con los prebostes del PP frente a los suyos que le aclamaban desde la calle y no dejaban de ondear las banderas azules así como alguna nacional. La gente, entusiasmada por el triunfo del PP, le vitoreaba con gritos de “presidente, presidente”. Y hubo también gritos de “Rubalcaba, el mentiroso” o al “inútil de Zapatero”. Y, desde el jolgorio de la calle, entre los cánticos de “Que viva España”, “Socialista el que no bote” y “yo soy español, español”, Rajoy se presentaba por primera vez sin sus papeles ni un discurso preparado, lo que le hizo improvisar sus palabras y actos.
Cada uno de los políticos que le acompañaban en su primera comparecencia ante el pueblo se colocó por orden de importancia en ese balcón. Las cuatro mujeres que le flanqueaban eran sus más cercanas colaboradoras: a su derecha, su propia esposa, Elvira Fernández, quien no había dejado de creer nunca en él y a la que Rajoy besó recatada y rápidamente en los labios; más allá, Ana Mato (la guardiana de Génova y encargada de la campaña electoral) y a su izquierda, Dolores de Cospedal (secretaria general de su partido y primera presidenta de Castilla-La Mancha) y Soraya Sáenz de Santamaría (la número dos del PP). Luego, más a su derecha, Esteban González Pons (vicesecretario de Comunicación del PP) y Alberto Ruiz Gallardón (alcalde de Madrid); y más a su izquierda, Pío García Escudero (portavoz del Grupo Popular en el Senado) y Esperanza Aguirre (presidenta de la Comunidad de Madrid). Curiosamente, en un extremo se veía a Gallardón y, en el otro, a Esperanza Aguirre. A nadie se le escapaba la distancia bien clara que había entre ambos personajes. El alcalde de la capital, diputado con el número 4 en las listas del PP de Madrid, estaba ahí con el supuesto beneplácito de Aguirre (en el otro extremo). Pero a nadie se le escapaba que ambos hacen lo imposible por estar más cerca de Rajoy y ambos han protagonizado escenas de enemigos acérrimos, cada uno en su lado, disimulan sus diferentes puntos de vistas. Y es que hay cosas que, pese a la victoria, nunca cambiarán.
Todos los periódicos nacionales publicaron en portada la imagen triunfante de los ganadores, en el balcón de la sede del PP, agradeciendo a sus seguidores el triunfo electoral del domingo. Y sólo ABC y Público, no recogían la imagen del día: la del beso de Rajoy a su mujer. Y, curiosamente, a los gritos de los concurrentes que exigieron que botaran, el presidente y su mujer lo hicieron tímidamente mientras que Esperanza botó con convicción y regodeo. Eso si, Rajoy salió en defensa de Soraya que acaba de ser madre: “Que boten todos menos Soraya, que no le conviene”. Pero, el resto me pareció que se abstuvo. Mañana, llegará el momento de abandonar las ambigüedades y Rajoy tendrá que revelar, al fin, su programa y ponerlo en práctica. Ahí no creo que haya tanto fervor ni admiración por el futuro presidente del Gobierno. Pero todo llegará a su debido tiempo.
A mediados de marzo del año pasado, el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, afirmaba que aspiraba a vivir, al menos, 150 años, tres décadas más que la media de edad que deseaba para el ser humano. Berlusconi abordaba esta cuestión durante la celebración en Milán (norte de Italia) de los 90 cumpleaños del religioso italiano, Luigi Maria Verzè, fundador del Hospital San Rafael de la capital lombarda. Berlusconi pretendía, a los 74 años, encontrar la fórmula para alargar la media de edad. “Quisiera aclarar –comentaba el mandatario– que esto no es el final, sino la vida media. En el siglo XIX la vida media era de 23 años. A principios del siglo XX, de 43. Hoy es de 80 años. Don Luigi está convencido de que la edad media para todos puede llegar a los 120 años. Yo creo, de verdad –añadía– que se pueden añadir estos años a nuestra existencia. Éste es un proyecto que afecta a toda la humanidad”. Dieciocho meses más tarde, Berlusconi mostraba, muy a pesar suyo, la cara demacrada por los disgustos políticos de una derecha que ya no estaba interesada en seguir soportándole. Y el dictador y empresario italiano, apodado “Il Cavaliere” (El caballero), líder del partido el Pueblo de la Libertad, propietario del equipo de fútbol A.C. Milán, uno de los hombres más poderosos y más enigmáticos del mundo, dueño de un auténtico emporio en el que agrupaba medios de comunicación de todo calado, el político que había conseguido burlarse de la democracia y de medio mundo, entregaba, al fin, todo el poder y se retiraba del Gobierno. En las últimas elecciones municipales, celebradas en Italia, a mediados de mayo de este año, el Nuovo Duce, el Cavaliere delle Putane, el Mafioso Camorrista Berlusconi, iniciaba un lento pero inexorable descenso hacia la derrota. Acostumbrado a ganar, Silvio Berlusconi fue humillado en Milán, su principal bastión y ciudad natal, además de perder Nápoles, Trieste, Cagliari y Novara, en donde ganaron los candidatos apoyados por la izquierda. Fueron los primeros indicios del cambio. De nada sirvieron sus ataques, en los que advertía que la izquierda quería convertir Milán en una “ciudad islamista”, intentando enardecer los ánimos con un discurso electoral que no era nada nuevo: el del miedo a los extranjeros y al Islam. “El que vota a la izquierda –declaraba Berlusconi, al presagiar que las elecciones municipales iban a convertirse en un voto en su contra–, no tiene cerebro”. Pero esta vez, al contrario de muchas otras, el discurso no le funcionó y el candidato de izquierda, Giuliano Pisapia, obtuvo el 55,1 por ciento de los sufragios y se impuso a la candidata de Berlusconi, la alcaldesa Letizia Moratti, que contó con un 44,9 %. Se trataba de un duro revés para el mandatario, quien había planteado las elecciones como un plebiscito para su Gobierno y había advertido a los electores que, si ganaba la izquierda, Milán se convertiría en “un gitanópolis islámica” o en “un Stalingrado de Italia”. Pero, pese al golpe recibido, Berlusconi aseguró que la mayoría gubernamental estaba cohesionada y decidida a seguir adelante.
En esa primera gran derrota de Berlusconi de las últimas elecciones municipales, Milán se convirtió en el símbolo del importante retroceso sufrido por el centroderecha en todo el país. E Italia la interpretó como una elección nacional o un plebiscito sobre Berlusconi cuya cadena sucesiva de escándalos, económicos y sexuales y políticos, colmaba el vaso de la paciencia de muchos ciudadanos. En Nápoles, ciudad torturada por la Camorra y la basura, el ex juez Luigi de Magistris, del partido Italia de los Valores, se hizo con la alcaldía. Y, en Cagliari, la capital de Cerdeña, Massimo Fantola ganó al candidato de la fuerza política berlusconiana. La derrota de la coalición que encabezaba Berlusconi había sido clara y se aseguraba que muy pronto perdería él también la confianza de los mercados europeos. Pese a ello, il Cavaliere siguió con sus desesperados intentos de enamorar a Italia, convencido de que no era el principio del fin, aunque sí podía ser considerado como el fin del principio de su caída. Algo que ya había sucedido en Finlandia, en donde las últimas elecciones legislativas se habían traducido en un avance sin precedentes de un movimiento populista, convertido en la tercera fuerza del país. En Gran Bretaña, los liberaldemócratas, el socio menor de la coalición que encabezaba el primer ministro conservador, D. Cameron, perdía de forma aplastante el referéndum con el que pretendía reformar el sistema electoral. En Alemania, democristianos y liberales dirigidos por la canciller, Ángela Merkel, no dejaban de perder elecciones regionales. Y en España, el PSOE acababa de sufrir un varapalo en las elecciones municipales y autonómicas. Pero, Berlusconi se empeñó en sostener que Italia era un caso distinto. Tenía idénticos problemas que sus socios comunitarios, pero seguía como primer ministro. Y, aunque sus derrotas en las municipales, anunciaban el fin de su tiempo político, todavía le quedaban dos años de legislatura. La pesadilla del primer ministro era que el descontento de Milán pudiera convencer a la Liga Norte de que era posible y mejor gobernar sin Berlusconi. De ahí el que muchos lo interpretaran como el comienzo de la cuenta atrás del berlusconismo.
Durante década y media, Berlusconi ha pasado el tiempo poniendo en ridículo el nombre de Italia por el mundo. Ha sido el primer ministro más longevo desde la posguerra mundial, en 1945, siendo elegido una y otra vez por los italianos, en 1994, 2001 y 2009. Pero, tras sus demostraciones de impotencia e incompetencia ante la crisis del euro, sus continuos chascarrillos de mal gusto, así como la continua violación de la ley y las familiaridades con señoritas menores de edad, cayó tan bajo que sus mismos correligionarios europeos le miraban con desconfianza. Y, perdida la última batalla de las municipales así como la confianza de los mercados en sus últimas visitas a Bruselas, se le contemplaba solo y debilitado, pese a sus intentos de conversar con sus compañeros europeos. Hasta que, el pasado 12 de noviembre, se habló de su caída definitiva.
“Los italianos se despiertan aturdidos –escribe Melania G. Bazzucco–. Se acabó la fiesta. Y, sin embargo, ese mismo hombre, enviado por la Providencia, había prometido un millón de puestos de trabajo, riqueza, felicidad y libertad, bajar los impuestos y reformar el país. Como garantía del pacto, había ofrecido su biografía de empresario de éxito, su cuerpo técnicamente inmortal, y, sobre todo, su sonrisa. Una sonrisa ni tranquilizadora, ni paternal, ni mefistofélica. Seductora, cómplice. Millones de italianos respondieron a ella. Durante 17 años, Berlusconi mantuvo su promesa. Aunque no ha dado a los italianos ni el millón de puestos de trabajo, ni las reformas, ni la riqueza a quien no la tenía, les ha evitado la molestia de pensar y de preocuparse, y les ha hecho reír. Ha puesto los cuernos, ha contado historietas, bufonadas y juegos de palabras. En cientos de congresos, asambleas, comicios, ruedas de prensa, ha contado un chiste. El patio de butacas se abandonaba paulovianamente a una risa liberadora. Reían todos de corazón, y no solo porque quien no ríe es un traidor, un intelectual, un anti-italiano. Reían aunque el chiste, la historieta, el juego de palabras, fuera viejo y ofensivo. Han reído con él hasta ayer. Aunque él ya no reía. La sonrisa emblemática le había abandonado hace ya muchos meses: el lenguaje del cuerpo –que ha sabido usar mediáticamente mejor que nadie– era más verdadero que sus discursos y sus acciones… En el futuro, si están seguros de que su reino ha terminado, los que han reído con él se reirán de él. Será la risa obscena de los supervivientes... Tampoco reían los jóvenes y los parados que el sábado por la tarde brindaron y cantaron a coro. Quizá consigamos levantarnos de nuevo. Pero el eco de esa carcajada indecente nos persigue, es el precio que hemos pagado todos: la entrada para el espectáculo que terminó el sábado 12 de noviembre de 2011, sin aplausos”.
Los mercados europeos “despidieron” a Silvio Berlusconi. Era un alivio apartar de la vida pública a semejante monstruo. Pero no sería tan fácil “desberlusconizar” Italia. Su historia había empezado en 1993, con la fundación de un nuevo partido, Forza Italia, con su amigo, Marcello Dell’Utri (hoy condenado en segundo grado por concurso externo con la mafia y senador), la fiel amistad del abogado Cesare Previti (hoy condenado por corromper a jueces) y la de Gianni Letta, director de un periódico de derechas de Roma. “Al año siguiente –recuerda Antonio Tabucchi– Berlusconi gana las elecciones. Pero su Gobierno cae poco después a causa de la retirada del apoyo de un pequeño partido de inspiración neonazi y separatista, la Liga Norte. Berlusconi parece un hombre acabado. Sus deudas con los bancos son enormes, sus empresas están en crisis. Podría dar con sus huesos en la cárcel. Pero he aquí que un hombre del Partido Democrático (por entonces Democráticos de Izquierdas), el mismo partido excomunista de Bersani, le lanza un salvavidas. Se llama Massimo D’Alema, ha hecho carrera en el Partido Comunista a la sombra de un padre senador del PC y encabeza un Gobierno de transición tras la caída de Berlusconi. D’Alema, que se considera un estadista, siente la necesidad de “reformar” la Constitución italiana, que considera demasiado vieja (fue promulgada en 1947). Y, en particular, lo que atañe a la Justicia. Una “necesidad” que solo advertía D’Alema pero, como “gran estadista”, desea formar una comisión bicameral para discutir los problemas de la justicia con la oposición de derechas, es decir, con Silvio Berlusconi. Empezó su carrera como animador de piano-bar y cantante de cruceros para acabar siendo el mayor constructor de Milán gracias a su amistad con Bettino Craxi, entonces político poderoso y más tarde condenado por corrupción y prófugo en Túnez, se convierte, con la inestimable colaboración de D’Alema, en un “estadista”. Su estrella política renace, las puertas de Italia se le abren de par en par, gana de nuevo las elecciones, dinamita la comisión bicameral y a D’Alema, y se impone como el amo de Italia”.
Antonio Tabucchi, escritor italiano, reconoce que será difícil desmontar el imperio berlusconiano, todo aquello de lo que se ha apropiado y anular las leyes anticonstitucionales que en estos 17 años de poder ha promulgado en beneficio propio. Berlusconi creó un mundo ficticio gracias a su imperio televisivo y mediático. Y los mismos industriales italianos que hoy tanto se quejan fueron quienes exaltaron a Berlusconi y vieron en él al Hombre Nuevo que podía dar mayores ganancias a una categoría a la que, desde luego, ganancias nunca faltaron. “Igual que los industriales y propietarios agrícolas con Mussolini, los empresarios italianos han dado muestras de su incapacidad ante una nueva economía mundial. Cerriles, mezquinos, provincianos, ávidos, de un apetito sin fin, vieron en Berlusconi al hombre que les consentiría pagar menos impuestos y explotar mejor a sus obreros. El otro gran cómplice del berlusconismo ha sido el Vaticano. Berlusconi ha destrozado la escuela pública, favoreciendo la escuela confesional e inyectando mucho dinero (no del suyo, sino del Estado) en favor de la escuela privada de orientación católica. Los coqueteos, los acuerdos, los compromisos entre Berlusconi y la Conferencia Episcopal durante estos años han tenido algo de obsceno. El cardenal Bertone, uno de sus mayores aliados, sigue siendo consejero del Papa”.
Berlusconi llegó al extremo de considerar a la prensa independiente y liberal como algo de su propiedad. En un encuentro oficial entre Berlusconi y Zapatero aquel se lamente del corresponsal de El PAÍS, Miguel Mora, y dice a un Zapatero que se limitaba a sonreír que sus periodistas no se comportaban bien. “Lo cierto es –insiste A. Tabucchi– que Berlusconi dispone de unos medios que controla como de una auténtica batería de cañones. El diario ‘Il Giornale’ (perteneciente a su hermano Paolo, condenado por corrupción) y además ‘Libero’ e ‘Il Foglio’ de Giuliano Ferrara, ex-ministro y consejero personal suyo, son periódicos dirigidos por gente sin escrúpulos. Vittorio Feltri, uno de los directores de ‘Libero’, es aún temible por todos los dosieres proporcionados por los servicios secretos próximos a Berlusconi, que han tenido fichados secretamente a periodistas, intelectuales, economistas, industriales, banqueros y políticos. Estos ficheros permitieron a Berlusconi increíbles acciones de linchamiento de sus opositores, a menudo con el consenso del Vaticano. Otro periódico con graves responsabilidades es el ‘Corriere della Sera’. Tradicionalmente órgano de la burguesía del Norte, hubiera podido alinearse con una burguesía ilustrada y progresista que también existe (el abogado Pisapia, representante de esta mentalidad, ganó recientemente las elecciones municipales en Milán), pero optó por la burguesía más reaccionaria y fascistoide. Cuando el director, Ferruccio De Bortoli, decidió publicar por entregas ‘La rabia y el orgullo’, de Orianna Fallaci, uno de los libros más xenófobos y nefastos del periodismo italiano, se cruzó el Rubicón. El libro fue también premiado por el presidente de la República C. A. Ciampi, el mismo que firmó el envío de tropas italiana a Irak, bajo el nombre de ‘misión de paz’. El berlusconismo ha sido una época entera”.
Marco Travaglio.
Por el contrario, entre los periódicos y periodistas que no han dudado en enfrentarse a Berlusconi está “Il fatto cuotidiano”, dirigido por Antonio Padellaro y por el más valeroso periodista italiano, Marco Travalio, quien, prácticamente solo, ha hecho frente al aluvión de tanta prensa infecta. Un periódico que pueda presumir de haber desarzonado a Berlusconi. “En sus libros y sus artículos, Travaglio nunca ha dejado de denunciar las conexiones de Berlusconi con la extrema derecha, las finanzas de negocios más sucios, la mafia, Putin, Gadafi. Lo peor con lo que Berlusconi ha tejido el entramado de su poder. Por esto será difícil deshacer la tela que se le permitió tejer a Berlusconi en 17 años de poder. No me demoro en las profundas heridas que mediante sus leyes en beneficio propio ha infligido Berlusconi a la Constitución italiana y por lo tanto a las reglas de la Unión Europea. Son muchas, algunas de difícil remedio. Los mercados han provocado su caída, pero la Unión Europea lo ha tolerado hasta hoy. Habrá que esperar acontecimientos”.
Berlusconi desmiente que vaya a dimitir horas antes de hacerlo.
“Existe una palabra –escribe el novelista y periodista italiano, Roberto Saviano– que describe mejor que ninguna otra lo que el Gobierno de Berlusconi ha sido para Italia, lo que realmente lo ha caracterizado en el sentido político y en el económico, y esa palabra es inmovilismo. En los últimos 20 años no ha sucedido nada en favor del país. No se ha hecho ni una sola de las reformas prometidas en 1994 que hubieran contribuido a conjurar la crisis que ahora está viviendo Italia. Y es evidente que lo que no lograron los electores, ni los grupos de la oposición, ni la prensa, ni los intelectuales, lo ha conseguido el mercado. Ironías del destino, precisamente Silvio Berlusconi, que siempre se ha jactado de haber creado un imperio de la nada, de haber encarnado el sueño americano del ‘self-made man’, que siempre se ha considerado campeón en materia de números y dinero, se ha visto desbordado en lo que se sentía omnipotente y por aquello que siempre dijo que era su propio elemento: por el mercado. Ha sido el comisario de una economía que ya no podía fiarse de su gestión… Cuántas mentiras en estos 20 años, cuántas mistificaciones. Desde los falsos orígenes humildes, para que el italiano medio pudiese identificarse con él, a la mentira mayor de todas, según la cual un hombre que ha creado un imperio, que es rico y que está al frente de empresas prósperas –o que parecían serlo– no tiene necesidad de robar, de sustraer dinero público al país, como lo habían hecho los partidos en la Primera República. Un sueño que se basó en embustes y equívocos porque, una vez eliminados los padrinos políticos, fue preciso que Berlusconi controlara la situación. Y que, en poco tiempo, transformara la política en un campo de fútbol, en el que los ciudadanos son hinchas que vitorean a sus colores independientemente de cómo lo esté haciendo el equipo, todo lo más le silban un ratito, pero que siempre y solamente quieren ver la victoria.
La sonrisa giocondela de Berlusconi.
Berlusconi ha introducido, según R. Saviano, un nuevo modo de hablar, de manera que decidir comprometerse en política se convierte en ‘saltar al campo’. Por otra parte, él mismo repetía que su entrada en la política se había producido para tutelar sus propios intereses. Los suyos personales y los de sus empresas. “Y es exactamente eso a lo que hemos asistido durante los 20 años en los que ha sido protagonista indiscutido de la escena política italiana. Sus cargos institucionales han coincidido con sus negocios privados. Los mismos jefes de Estado extranjeros que en los pasados años se han mostrado más cercanos a él, no han sido sino sus socios… Ni una sola ley de su Gobierno para el Estado, ni una sola ley que, en todos estos años, haya proporcionado a la economía los instrumentos necesarios para enfrentar la crisis que asomaba por el horizonte. Ninguna ley para Italia, solo leyes para él. Y no porque le faltasen los números en el Parlamento. Ha gozado, y durante mucho tiempo, de una mayoría increíblemente fuerte que le habría permitido realizar las reformas que habían hecho de él el hombre nuevo, el viento nuevo, el campeón del reformismo liberal que él contraponía al estancamiento de las izquierdas, incapaces de transformarse. No a la reforma de la justicia, no a la de las pensiones, nulas perspectivas para las nuevas generaciones, víctimas de una nefasta desregulación del mercado de trabajo. En Italia, el sector público está en la ruina, la sanidad no tiene unos estándares dignos de Europa, la escuela, la Universidad y la investigación renquean. Durante años, el Parlamento se ha dedicado a discutir, enmendar y votar leyes ad personam y leyes que hemos denominado ad aziendam. De algunas se interpreta el sentido con su simple nombre. Otras llevan el nombre de los fidelísimos a Berlusconi. Otras incluso le favorecen a él y a sus empresas indirectamente; otras han servido de manera demasiado evidente para legitimar, salvar, proteger del colapso a las empresas del primer ministro. Las ha habido para listas electorales presentadas fuera de plazo o, todavía más a menudo, para obstaculizar los procesos en los que el primer ministro estaba y está imputado. En 2001, el Gobierno italiano fue el único en Europa que no firmó para combatir los delitos financieros”.
Berlusconi, acorralado por la oposición el 14 de julio de este año.
“El Gobierno que venga –insiste Saviano–, no se sabe todavía si fruto de elecciones anticipadas o de un amplio entendimiento (el debate ha comenzado y las decisiones se están tomando en este momento mientras yo escribo), tendrá la ardua tarea de acometer las reformas económicas que podían haberse organizado durante los pasados 20años y que, en cambio, asfixiarán a Italia en los próximos meses. Por otra parte, aunque el hombre Berlusconi parezca acabado, el berlusconismo aún no ha muerto. Sigue allí, con paciencia, confiando resurgir, dispuesto a decir ‘sin mí ha sido peor’. Sus protagonistas esperan a especular sobre los momentos difíciles que vivirá Italia, fingiendo ser ajenos al proceso. Estemos atentos, por tanto, a quién se desmarca ahora, estemos atentos a quién dice, desplegando altruismo, que el Gobierno de amplia coalición debe incluir a todos, también a esta o aquella parte política. En esta fase, altruismo significa descargar las responsabilidades sobre el adversario político. Y cuidado también con los que gritan, con los que invocan elecciones inmediatas: es todo menos una auténtica batalla por los derechos, en realidad son ganas de cosechar los votos que la crisis y la rabia social les aportarán. La impresión es que, una vez más, hay espacio para todo menos para el talento y para la voluntad de reconstruir de verdad un país que, más que económicamente, está humillado en su moral, en su confianza y en su esperanza de que sus habitantes puedan volver a ser felices, a realizarse sin tener que irse. En Italia, una vez más, el riesgo está en que se haga tabla rasa para que se pueda volver atrás más fácilmente”.
El periodista Giancarlo Santalmassi hace año y medio, escribía que Berlusconi y el berlusconismo estaban fracasados y acabados. “Fue con ocasión de la expulsión de Gianfranco Fini –presidente de la Cámara y líder de la Alianza Nacional– del recién nacido Partido de la Libertad. Un partido nacido en una tarde, ante la galería Vittorio Emanuele de Milán, sobre el estribo de un coche, con un Berlusconi que, como un caudillo cualquiera, arengaba a las masas: ‘¿Queréis el Partido de la Libertad?’.Y los otros, el pueblo, contestaban a grito pelado: "¡Síiiii!”. Pues bien, ahora que el show de Truman ha llegado a su fin, puedo decir que, si bien entonces no se sabía aún cuándo ni cómo iba a terminar, ahora añado que termina con la “tragedia de un hombre ridículo” (ridículo, ya, hasta para sus colegas empresarios de Confindustria) transformada en la tragedia de todo un pueblo, el italiano”.
Merkel y Sarkozy, riéndose de Berlusconi.
“Un pueblo creyó al embaucador, al vendedor de lociones crecepelos y de dentaduras increíblemente baratas (gracias a las televisiones controladas directa o indirectamente por él: ¿podría decirse que su caída equivale a la caída paralela de Murdoch?). Creyó en el millón de nuevos puestos de trabajo, en la bajada de impuestos, en una justicia más ‘al servicio’ de todos, en una sociedad más ‘liberal’. Y se encuentra con una ley electoral en la que todo lo decide el líder del partido: a quién se elige y a quién no. Un Parlamento abarrotado de prostitutas, lacayos, corruptos y vendidos (he dicho abarrotado, pero no todos son así). Un Gobierno lleno de tránsfugas que se vendieron por el plato de lentejas de un puesto de subsecretario. Un récord de subida de impuestos y de deuda publica. La tragedia del pueblo italiano es que a Berlusconi no lo echan sus súbditos, asqueados por el mal gobierno y por el desgobierno. Lo echan las risas que todo el mundo pudo observar entre Merkel y Sarkozy en el último G-10. Eso es lo que ha acabado con Berlusconi. Se va un señor al que no le ha interesado en absoluto su país, solo su fortuna. Al que los italianos incluso habrían perdonado sus manías sexuales si hubiera mantenido, por lo menos, alguna de sus muchas promesas. Y no deja atrás más que escombros, como testimonio del dificilísimo momento que atraviesa la política italiana”.
Los mismos humoristas ilustran mejor que nadie la desberlusconización de Italia. Comenzando por Malagón, y continuando con Igepzio, C. da Col, Puebla, Karry…
Manel Fontdevila nos recuerda: Algo tan nuestro, El duro trabajo, y La jugada conjunta.
Y Pep Roig nos dibuja: ¡La que se avecina!, Re flexión y La jugada perfecta.
Casey Neistat, uno de los grandes documentalistas, tiene la oficina cerca de Zuccotti Park, la zona de acampada de los indignados de Nueva York. En la madrugada del pasado día 14 volvía a su oficina con la cámara al hombro cuando se encontró con un tropel de policías desalojando el campamento de Wall Street. Tomó su cámara y realizó este magnífico trabajo en el que la policía fue más abrumadora que nunca. Más que durante un apagón. Y más que el día después del 11-S. Un desalojo captado por su cámara y con música de Frank Sinatra, New York, New York.