llustración: Núria Frago
Bajo este título, María Unanue
escribe un curioso artículo en el que le asaltan preguntas como: ¿Nos odian los
diseñadores de bikinis? ¿Se pondrán de moda los pelos en cuanto terminemos de
pagar la depilación láser? ¿Por qué nadie habla de las quemaduras de calvas y
rayas del pelo? Del mismo, entresacamos los siguientes párrafos del artículo:
“No sé por qué maldita razón,
cuando hablamos de operación bikini, aunque haya más cosas, a la mayoría
siempre nos viene a la cabeza la imagen en ese dos piezas imposible que está
claramente hecho para amargarnos la vida a todas. (A otras, la operación bikini
les sugiere un corte de mangas o demás improperios). Pero en general, puede
decirse que los que confeccionan los bikinis nos odian. Nos odian a todas. A
las que tenemos mucha tripa, a las que no tenemos tripa, a las que no tenemos
culo, a las que tenemos mucho culo, a las que tenemos mucha teta, a las que
tenemos poca teta, a las que tenemos más teta que culo, o más culo que teta, a
las que tenemos joroba, a las que tenemos la espalda arqueada hacia adentro… en
fin. ¡Maldita manía de seguir tapándonos a poquitos! El otro día veía en algún
lugar una foto de mujeres de Chicago siendo arrestadas por llevar prendas de
baño demasiado cortas. Las fotos eran como de hace cien años…
“Una de las múltiples ventajas
que tenemos las gordas, es que no tenemos ingles. Y, bueno, si tengo ingles, yo,
con mi barriga, no me las veo. Problema resuelto. Una vez mi profesora del curso
de Educación sexual dijo (y cito): ‘Cuando la última persona termine con su
depilación láser, cuando no quede ni un pelo sobre la faz de la tierra, en ese
preciso instante, empezará a ponerse de moda la gente peluda. Porque los pelos se pueden
comer’ (fin de cita)… Así que avisadas estáis. En cuanto acabéis de pagar la
depilación láser a plazos, tendréis que endeudaros de nuevo para pagaros
microinjertos. Lo digo desde ahora, para que vayáis ahorrando. Que en mi caso,
como tengo una escasez de pelo (¿des?) afortunadamente alopécica, no tengo que
preocuparme demasiado…
“Las gordas, las flacas, las
tripudas, las culonas, las calvas, las peludas, las que tienen granos, las que
tienen cicatrices, las que no tienen granos ni cicatrices pero quisieran
tenerlas, las demasiado blancas, las demasiado negras, las amarillas, las verde
aceitunas, las que no se cortan las uñas de los pies todo lo que deberían y ven
moverse su pintauñas negro como si fuera indeseable chapapote, las que no
juegan a palas porque les botan las tetas, las que no se bañan porque temen
caerse en las rocas, las que no se bañan por no saber nadar, las que se bañan
sin saber nadar y temen ahogarse, las que tienen vulvas de anuncio, las que
tienen vulvas de no-anuncio, las que tienen dos pezones, las que tienen tres o
cuatro pezones, las que no tienen ningún pezón, las que tienen chepa, las que
tienen el ombligo para afuera, las que no tienen ombligo, las que viven con
alguna diversidad funcional, las que van a la playa sin que les guste, las que
no van a la playa aunque les guste… A todas ellas, a todas nosotras, ¡¡ÁNIMO!!
Ya sabemos que todo es fruto del maldito patriarcado, de su asquerosa violencia
simbólica y de la manía persecutoria por exterminarnos las ganas de vivir
felices. ¡¡Deformes y taradas del mundo!! No estáis solas. ¡¡No estamos solas!!
Nos tenemos las unas a las otras. Y como leí el otro día en algún lugar junto a
una foto de Ángela Davis: ‘NO ESTÁS SOLA, TIENES EL FEMINISMO’. ¡Nos vemos en
las playas!”.
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