jueves, 17 de octubre de 2024

En el desmoronamiento de los líderes, Vox no busca consenso sino obediencia.

 

Abascal se carga a Rocío Monasterio.

Laura Galaup alega, en ElDario.es, que Rocío Monasterio abandona la presidencia de Vox Madrid. “La formación de extrema derecha anunció la semana pasada que su sustituto en este cargo sería José Antonio Fúster, actual portavoz nacional del partido y diputado en la Asamblea de Madrid. Esta decisión de la dirección nacional no supone la salida de Monasterio de la formación política sino su pérdida de galones y se suma a la salida de otros compañeros que formaron parte de la creación del partido y se han marchado desencantados con la gestión actual de la cúpula o arrinconados por la dirección, entre ellos, el marido de Monasterio, Iván Espinosa de los Monteros.

“El sustituto de la lideresa de Vox es uno de los nombres que está ganando proyección en la calle Bambú, José Antonio Fúster, quien “ha aceptado el encargo del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del partido, consciente del reto y con el compromiso de servicio permanente a todos los cargos, afiliados y simpatizantes de Vox”. La formación de extrema derecha también ha querido agradecer a Monasterio sus “más de ocho años de dedicación” al partido y asegura que, tras este nombramiento, la política “quedará dedicada en exclusiva a la actividad de la Asamblea”.

Unas pocas horas antes de que se conociera la destitución de Monasterio, su marido, el exportavoz de Vox, Iván Espinosa de los Monteros, reprochó a Hermann Tertsch, su actitud ante el voto favorable de la extrema derecha a la ley que ha incorporado la convalidación de penas en el extranjero. Tertsch había lamentado el “error” pero en un mensaje en X quiso recordar otros “errores” de la etapa en la que Espinosa encabezaba el Grupo Parlamentario de Vox.

La purga de sus fundadores y líderes deja claro, según Spanush Revolution, que el partido de hoy es una máquina política mucho más radical centralizada en una única figura: Abascal. La salida de Rocío Monasterio no es un hecho aislado. La caída de los líderes históricos de Vox, aquellos que cimentaron el crecimiento del partido desde sus orígenes, refleja una purga interna que viene gestándose desde hace años. La desaparición progresiva de figuras como Ortega Smith, Macarena Olona, Iván Espinosa de los Monteros y otros, deja claro que el Vox de hoy es muy distinto al que irrumpió en el panorama político español. Y en el centro de esta transformación, se encuentra Jorge Buxadé, el nuevo rostro del poder en el partido, quien ha consolidado su dominio desplazando a sus antiguos aliados.

Jorge Buxadé ha emergido como el nuevo gran líder de Vox, un hombre de perfil ultracatólico y vinculado al Opus Dei que ha sabido hacerse con el poder interno a costa de sus predecesores. Su estrategia ha sido clara: purgar a los fundadores y rodearse de una nueva élite afín a sus ideales más radicales. Bajo su liderazgo, figuras como Ignacio Garriga han ganado protagonismo, mientras que las voces más moderadas han sido silenciadas o apartadas. El desplazamiento de Rocío Monasterio, una de las fundadoras que aún resistía en el liderazgo de Vox en Madrid, fue un paso más en esta consolidación de poder. Su destitución no sorprendió a muchos, ya que su influencia se había visto debilitada desde la salida de su marido y los malos resultados en las elecciones autonómicas de mayo de 2023.

Vox está inmerso en un proceso de renovación que va más allá de simples cambios de nombres. La purga de sus fundadores y líderes más emblemáticos deja claro que el partido de hoy es una máquina política mucho más radical y centralizada. No hay lugar para la disidencia, y quienes alguna vez llevaron al partido a la cima, hoy están siendo reemplazados por un nuevo orden más cercano a la ortodoxia de Buxadé. Este Vox no busca consenso, busca obediencia.

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