En el desmoronamiento de los líderes, Vox no busca consenso sino obediencia.
Abascal se carga a Rocío Monasterio.
Laura Galaup alega, en ElDario.es,
que Rocío Monasterio abandona la presidencia de Vox Madrid. “La formación de
extrema derecha anunció la semana pasada que su sustituto en este cargo sería
José Antonio Fúster, actual portavoz nacional del partido y diputado en la
Asamblea de Madrid. Esta decisión de la dirección nacional no supone la salida
de Monasterio de la formación política sino su pérdida de galones y se suma a
la salida de otros compañeros que formaron parte de la creación del partido y
se han marchado desencantados con la gestión actual de la cúpula o arrinconados
por la dirección, entre ellos, el marido de Monasterio, Iván Espinosa de los
Monteros.
“El sustituto de la
lideresa de Vox es uno de los nombres que está ganando proyección en la calle
Bambú, José Antonio Fúster, quien “ha aceptado el encargo del Comité Ejecutivo
Nacional (CEN) del partido, consciente del reto y con el compromiso de servicio
permanente a todos los cargos, afiliados y simpatizantes de Vox”. La formación
de extrema derecha también ha querido agradecer a Monasterio sus “más de ocho
años de dedicación” al partido y asegura que, tras este nombramiento, la
política “quedará dedicada en exclusiva a la actividad de la Asamblea”.
Unas pocas horas antes de
que se conociera la destitución de Monasterio, su marido, el exportavoz de Vox,
Iván Espinosa de los Monteros, reprochó a Hermann Tertsch, su actitud ante el
voto favorable de la extrema derecha a la ley que ha incorporado la
convalidación de penas en el extranjero. Tertsch había lamentado el “error”
pero en un mensaje en X quiso recordar otros “errores” de la etapa en la que
Espinosa encabezaba el Grupo Parlamentario de Vox.
La purga de sus
fundadores y líderes deja claro, según Spanush Revolution, que el partido de
hoy es una máquina política mucho más radical centralizada en una única figura:
Abascal. La salida de Rocío Monasterio no es un hecho aislado. La caída de los
líderes históricos de Vox, aquellos que cimentaron el crecimiento del partido
desde sus orígenes, refleja una purga interna que viene gestándose desde hace
años. La desaparición progresiva de figuras como Ortega Smith, Macarena Olona,
Iván Espinosa de los Monteros y otros, deja claro que el Vox de hoy es muy
distinto al que irrumpió en el panorama político español. Y en el centro de
esta transformación, se encuentra Jorge Buxadé, el nuevo rostro del poder en el
partido, quien ha consolidado su dominio desplazando a sus antiguos aliados.
Jorge Buxadé ha emergido
como el nuevo gran líder de Vox, un hombre de perfil ultracatólico y vinculado
al Opus Dei que ha sabido hacerse con el poder interno a costa de sus
predecesores. Su estrategia ha sido clara: purgar a los fundadores y rodearse
de una nueva élite afín a sus ideales más radicales. Bajo su liderazgo, figuras
como Ignacio Garriga han ganado protagonismo, mientras que las voces más
moderadas han sido silenciadas o apartadas. El desplazamiento de Rocío
Monasterio, una de las fundadoras que aún resistía en el liderazgo de Vox en
Madrid, fue un paso más en esta consolidación de poder. Su destitución no
sorprendió a muchos, ya que su influencia se había visto debilitada desde la
salida de su marido y los malos resultados en las elecciones autonómicas de mayo
de 2023.
Vox está inmerso en un
proceso de renovación que va más allá de simples cambios de nombres. La purga
de sus fundadores y líderes más emblemáticos deja claro que el partido de hoy
es una máquina política mucho más radical y centralizada. No hay lugar para la
disidencia, y quienes alguna vez llevaron al partido a la cima, hoy están
siendo reemplazados por un nuevo orden más cercano a la ortodoxia de Buxadé. Este Vox no busca consenso, busca obediencia.
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