jueves, 4 de julio de 2024

Darfur bajo asedio, un callejón sin salida.

La guerra de Sudán ha generado una de las peores crisis humanitarias del planeta. 

En estos momentos, Sudán es un auténtico infierno sobre la faz de la Tierra. Un ejército sediento de sangre ha violado y masacrado a miles de personas. Existen pruebas de que niños-soldados combaten y mueren y de fosas comunes por todo el desierto. Ahora mismo, la capital de Darfur está asediada y hay casi un millón de refugiados acorralados. Los expertos dicen que la ciudad es “un callejón sin salida”.

Todo sucede, según las campañas de Avaaz en defensa de los derechos humanos, al amparo de un silencio informativo casi total. La autoridad militar ha bloqueado el acceso a Internet, ha arrestado a periodistas locales y prohibido la entrada a la prensa extranjera, lo que quiere decir que apenas hay cobertura mediática. Pese a ello, un pequeño equipo de investigación especializado en crímenes de guerra está consiguiendo documentar la violencia con una combinación de imágenes satelitales de tecnología de punta y testimonios de testigos presenciales. El proyecto ya ha sacado a la luz importantes noticias y ha propiciado la intervención extranjera, lo que ha contribuido a desencadenar sanciones para los peores caudillos militares.

Sin embargo, mientras el asedio en Darfur continúa, el trabajo es más necesario que nunca y requiere urgentemente de fondos para seguir adelante.  La guerra ha generado una de las peores crisis humanitarias del planeta. En 2004, una enorme campaña de toma de conciencia hizo que el genocidio encabezara la lista de prioridades de la agenda mundial, y consiguió salvar vidas. Con todo, 300.000 personas murieron en aquel entonces y no podemos permitir que vuelva a suceder.

En estos momentos, Avaaz advierte que, si se reúne dinero suficiente podremos:

-          Financiar vigilancia por satélite (un “ojo que todo lo ve”) para monitorear a las tropas en tiempo real, desenmascarar a los actores extranjeros que potencian estas atrocidades y utilizar los datos recolectados para proteger a los civiles alertando a los medios y a los gobiernos.

-          Ejercer presión sobre los gobiernos de todo el mundo con giras en las principales capitales clamando por acción urgente en diversas instancias de la ONU, desde el Consejo de Seguridad hasta los equipos humanitarios.

-          Financiar una operación mediática internacional para documentar la crisis humanitaria y asegurar que los principales medios de comunicación se hagan eco de la violencia genocida.

-          Reservar un fondo de respuesta de emergencia para impulsar campañas urgentes que protejan a la población civil atrapada en la guerra.

miércoles, 3 de julio de 2024

“Este muerto está muy Biden”

 

El debate televisivo entre Joe Biden y Donald Trump.

David Torres comentaba el pasado lunes en Público bajo este titular que el senador Biden descansaría bajo una losa de mármol mientras que al tribuno Trump le habrían cortado la nariz y lo habrían encerrado en un saco junto a una pantera para tirarlo al río. “Nadie puede negar que los avances de la medicina actual son fabulosos: aunque todavía no hemos vencido a la muerte, ahora estamos empatando el partido gracias a Joe Biden. Isabel II de Inglaterra murió con más de noventa años y seguía ejerciendo de reina, de modo que no hay que preocuparse con Biden, un chavalín que acaba de estrenar los ochenta. Entre dietas, ejercicios y vitaminas, la juventud cada vez se alarga más y pronto nos retrasarán la edad de jubilación a los setenta. Aparte de Biden, ahí está, por ejemplo, Clint Eastwood, que continúa en el tajo con cerca de un siglo a las espaldas y que podría interpretar a Biden sin esforzarse mucho, como siempre, y sin que medio mundo notase la diferencia. De hecho, Eastwood es un actor tan sutil que, el día en que se muera, no va a haber manera de saber si sigue actuando.

“La verdad, no se entiende muy bien por qué en el partido demócrata han saltado todas las alarmas ante los balbuceos, las ausencias y los lapsus de memoria de Biden en el debate con Trump, cuando, entre balbuceos, ausencias y lapsus de memoria, el hombre lleva toda la presidencia dando la nota y sólo le ha faltado ponerse a cagar en la alfombra del Despacho Oval o confundir el botón rojo con la próstata. Se ve que a los demócratas lo que les preocupa son las elecciones, no la economía, ni la geopolítica, ni el destino del mundo, ni los treinta y pico mil muertos en Gaza, que eso no le preocupa a nadie.

“A unos meses de los comicios, la situación es desesperada, pero no tanto que vayan a sustituirlo por Kamala Harris. Vale que en Estados Unidos cualquiera pueda ser presidente, pero una mujer, y encima negra, ya sería pasarse. Son demócratas, pero no tanto. Además, está el recuerdo del doble fracaso de Hillary Clinton, quien perdió las semifinales con Obama y la gran final con Donald Trump. Los fontaneros del partido demócrata deberían hacerme caso y contratar de reemplazo a Clint Eastwood, que actúa con el mismo ímpetu a los noventa que a los cuarenta y cinco. A fin de cuentas, el trabajo de presidente de los Estados Unidos consiste básicamente en actuar, como demostró Ronald Reagan, un actor de tercera fila que ganó la Guerra Fría a base de sobrevivir a varios carcamales del Kremlin -Brézhnev, Andrópov, Chernenko- y de sonreír mucho en las fotos.

Torres termina  su artículo recordando que nos anuncian el apocalipsis si gana Trump, aunque da bastante vértigo pensar que el mundo con Trump era mucho más seguro que con Biden. “A lo mejor fue cosa del coronavirus o de su peculiar estrategia para hacer a América más grande, pero lo cierto es que con Trump hubo menos guerras y menos golpes de Estado que con cualquier otro presidente desde tiempos de Carter. En Estados Unidos tienen la honorable tradición de matar a tiros a sus líderes -Lincoln, Garfield, McKinley, Kennedy-, una costumbre folklórica como otra cualquiera y una manera de evitar que la gente se apalanque en el cargo. Es muy posible que con Biden vayan a ahorrarse el magnicidio, puesto que en breve podríamos enterarnos de que se trata del primer presidente que sigue al frente del país después de muerto”.

martes, 2 de julio de 2024

Miles de antifascistas se manifiestan en la Plaza de la República de París tras la victoria de Le Pen.

 

Manifestantes de izquierdas protestan en París contra la victoria de la ultraderecha francesa de Agrupación Nacional (RN) en la primera vuelta

La extrema derecha ha ganado la primera vuelta de las elecciones legislativas en Francia. La Agrupación Nacional, partido de Marine Le Pen, consiguió el 33,5% de los votos. El triunfo de la ultraderecha provocó que el presidente Emmanuel Macron y numerosos líderes de la izquierda y del centro hicieran llamamientos a la unidad para evitar que el partido de Le Pen consiga la mayoría absoluta en la segunda vuelta. Pero el Nuevo Frente Popular superó la coalición de centro del partido de Emmanuel Macron (Juntos por la República) quien se quedó en tercer lugar. Y anunció que la izquierda retirará las candidaturas que quedaron en el tercer puesto.

Miles de personas se concentraron en la Plaza de la República, epicentro de las protestas de la izquierda. Entre banderas y pancartas que llamaban a derrotar a Le Pen y Jordan Bardella en las urnas, una multitud acudió a una convocatoria conjunta del Nuevo Frente Popular, la coalición progresista lanzada por ecologistas, la Francia Insumisa de Jean-Luc Mélenchon, el Partido Socialista y el Partido Comunista.  Con el grito “aquí estamos los antifascistas”, unas 5.500 personas se concentraron en la plaza. Al escenario de la plaza se congregaron varios representantes del Nuevo Frente Popular, “Hoy es el fin del macronismo. Los resultados son estos” añadió Manuel Bompard, de Francia Insumisa. “No hay salida, aquí estamos: son ellos o nosotros, no hay nada en medio”, clamó el fundador de los insumisos. “Y no estamos aquí sólo para estorbar, para estar codo con codo con nadie o para estar en contra de nada. Estamos porque queremos cambiarlo todo”.

Jean-Luc Mélenchon, el fundador de Francia Insumisa, anunció la retirada de los candidatos que quedaron terceros en las circunscripciones en las que la extrema derecha se puso en cabeza. “Ni un voto más, ni un escaño más para AN. Nuestras instrucciones son claras”, dijo Mélenchon, señalando que el país “debe elegir”. “¿Agravará lo peor de sus divisiones, las de las desigualdades sociales y las diferencias religiosas, o se unirá para formar un solo pueblo, consagrado a la ayuda mutua y al bien común sin condiciones previas?”, preguntó en un discurso en el que celebró la “dura e indiscutible derrota” infligida al bando de Macron.

Por su parte, desde el patio del Hôtel de Matignon, residencia del primer ministro, Gabriel Attal (que pertenece al partido de Macron) advirtió que “la extrema derecha está a las puertas del poder”. Attal afirmo que el objetivo de ahora en adelante es “impedir que AN consiga una mayoría absoluta en la segunda vuelta, que dominen la Asamblea Nacional y que gobiernen el país con el proyecto funesto que es el suyo. Ni un voto debe ir a AN en estas circunstancias. Francia merece que no dudemos”.

“¿Y ahora qué? -se pregunta en ‘Al díaJuanlu Sánchez-. Esto no son elecciones presidenciales, no es que ahora se enfrenten dos candidatos a presidente a ver quién gana. Lo que va a pasar, simplificando, es que el 7 de julio se repiten estas mismas elecciones, pero solo se pueden presentar en cada circunscripción los que hayan tenido más del 12,5% de los votos. Pero lo que pueden hacer los candidatos de Macron es retirarse, aunque estén por encima del umbral y pedir el voto para la confluencia de izquierdas, para sumar fuerzas contra Le Pen. La pregunta para la segunda vuelta es: ¿Qué harán los votantes del partido de Macron? Van de liberales y, de hecho, Macron ya ha hecho un guiño… Pero ¿y los votantes? ¿Devolverán el apoyo? ¿O estamos ante el momento en el que ese partido que se define como liberal, como pasó con Ciudadanos en España, acabe siendo una máquina de fabricar votantes de derechas de marca blanca? Quedan unos días para averiguarlo. París, de momento, se ha tirado a la calle”.