miércoles, 10 de julio de 2024

“Dejad que se ahoguen”.

 

El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, conversa con el líder de VOX, Santiago Abascal, durante el desfile militar en el Día de la Hispanidad. E. P.

“Con Vox y el PP sucede un poco igual que con Superman y Clark Kent, que cuesta mucho distinguirlos pese al vestuario y las gafas. Sobre todo, las gafas. Lees cualquier burrada sobre la edad de jubilación, sobre los inmigrantes o sobre los derechos de los homosexuales y no es fácil saber si la habrá dicho un tipo con pinta de jeque cabreado o un gallego con gafas. Uno cree que el viejo truco de Superman -transmutándose en Clark Kent sin más problemas que cambiarse de ropa- sólo podría funcionar con un público de ficción, cuando va la realidad y le demuestra que en el electorado español hay un porrón de gente que todavía cree que PP y Vox no son la misma cosa”. Lo dijo David Torres el pasado martes en Público.

“Tal vez en España no haya sitio para un partido de derechas moderno, liberal y con dos dedos de frente, un partido que no sea una conejera franquista, católica y apostólica. Gracias a una generosa inyección de la banca, Albert Rivera intentó hacerle la competencia al PP y al poco tiempo descubrió que, más que una alternativa política, lideraba una fotocopia. El día en que se le ocurrió fotografiarse en Colón junto a Casado y Abascal -en plan tercera pata de banco, tercer pie de gato o los tres Reyes Vagos- firmó el certificado de defunción de Ciudadanos. En la Santísima Trinidad del facherío patrio -el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo- le tocó el ingrato papel de palomo.

“Uno es tan ingenuo como para llegar a pensar si la filiación católica de la derecha española al menos alcanzará a compartir los valores de compasión, solidaridad y caridad que predicaba Cristo. El voto de pobreza ya sabemos que no, pero está ese fragmento tan hermoso que dice: ‘Porque tuve hambre y me distéis de comer; tuve sed y me distéis de beber; fui forastero y me recibisteis; estaba desnudo y me vestisteis’. Al fin y al cabo, Cristo también fue un inmigrante, un refugiado que tuvo que huir bajo el amparo de su familia cuando sólo era un bebé, buscando asilo en tierra extraña. Curiosamente, en estas cuestiones básicas de humanidad, el catolicismo del PP y de Vox recuerda más bien al Anticristo.

“El pasado viernes, el portavoz del PP en el Congreso, Miguel Tellado, pidió el uso de las Fuerzas Armadas para salvaguardar las fronteras e impedir la llegada de inmigrantes que entran en España de manera ilegal. Para ellos, la enseñanza cristiana de acoger extranjeros está bien únicamente durante el paripé de la misa o bien si son ucranianos altos, rubios y de ojos azules. Se conoce que las muchedumbres de africanos y sirios que huyen de la guerra y del hambre no están incluidos en la palabra de Cristo y ni siquiera tienen el estatuto de seres humanos. Su destino es vagar por los limbos jurídicos, en las fronteras de Europa, en los campos de refugiados, o bien hundirse en el fondo del mar, ese nutrido cementerio que es la mayor vergüenza de nuestra época.

Y David Torres concluye: “Fue precisamente un marino, el almirante Teodoro Pérez Calderón, quien, en 2020, cuando era jefe del Estado Mayor de la Armada, respondió a la propuesta homicida de Vox, apoyada en aquel entonces por Pablo Casado: ‘Si cualquier barco de guerra de España se encuentra con una patera en una situación en donde la vida de los que están en ella está en peligro, su obligación de todo tipo, legal, moral, es rescatarlos. Y eso es lo que se haría’. Es un principio ético elemental, una cuestión de humanidad básica, algo de lo que tanto en el PP como en Vox andan más bien en pañales. Del cristianismo, si eso, ya hablamos otro día”.


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