No pasaron…
Los manifestantes propalestinos cortaron el recorrido de los ciclistas en el Paseo del Prado.
Ese fue el título que
puso ayer Juanlu Sánchez en su sección Al Día. “La Vuelta ciclista a España
-decía- no llegó a la meta en Madrid. Los manifestantes cortaron calles por las
que tenían que pasar los ciclistas y hubo un punto en el que el pelotón no pudo
avanzar más. La organización declaró la cancelación de la última etapa,
suspendió las ceremonias de entrega de premios al ganador y tuvo que evacuar a
los equipos del centro de la ciudad. La participación del equipo de Israel,
fundado para el blanqueo internacional, había pasado más o menos desapercibida
hasta el día 27 de agosto. De hecho, ese equipo había participado antes en
otras pruebas en España. Pero ese día, cinco personas se metieron en una
carretera de la provincia de Girona justo antes de que pasaran los corredores
del Israel-Premier Tech, y, aunque fueron desalojados rápidamente por la
Policía, la imagen se vio en directo por televisión…Todo lo que ha pasado desde
entonces no tiene nada que ver con La Vuelta, ni con los ciclistas, ni con el
deporte. Simplemente que ese día, al ver a esas cinco personas en aquella
carretera de Girona, mucha gente se dio cuenta de que aquella prueba ciclista
era una oportunidad al alcance de la mano para cortocircuitar por una vez la
propaganda israelí, siempre tan escurridiza, y desahogar la indignación por el
genocidio. Y había que aprovecharla”.
El blindaje policial
preparado para la etapa final de La Vuelta, en Madrid, no pudo detener la fuerza
de miles de manifestantes que en diferentes puntos del circuito conseguían este
domingo frustrar la celebración del campeonato de ciclismo. Las protestas que
han marcado la celebración de esta competición desde su inicio buscaban la
expulsión del equipo Premier Tech, fundado por un empresario sionista. “Esta
Vuelta la gana Palestina”, corearon miles de personas en el centro de la
capital tras conocer que la organización había cancelado la etapa.
“El domingo se intentaron
cortar calles y avenidas mucho antes de que llegaran los ciclistas, sin poner
en peligro su integridad física. Y un grupo de gente aplaudió a los ciclistas
que salían del centro: ‘Ciclismo sí, gencidio, no’, gritaban. No fue lo único
que vimos, claro. Hubo momentos muy puntuales (pero son los que verás por
televisión) en los que algunos grupos sí buscaron el cuerpo a cuerpo con la
Policía y lanzaron objetos, antes de la cancelación y cuando ya se había
conseguido el objetivo. Hay dos detenidos. Pero si, durante la tarde, hubo
gases lacrimógenos, pelotas de goma y empujones no fue porque esa violencia
fuera generalizada sino porque la orden inicial para la Policía era ‘no
permitir que los manifestantes corten el circuito de La Vuelta’ y un buen
número de manifestantes querían hacerlo. Y, como en tantas otras
manifestaciones en las que se cortan calles sin permiso, llega un momento en
que para evitarlo tienes que usar demasiada violencia. Y no merece la pena. En
ocasiones da igual, pero esta vez, con un presidente del Gobierno que durante
el día había dicho sentir ‘orgullo’ por las protestas contra el genocidio, y
con una sensibilidad popular claramente a favor, los manifestantes ganaron el
pulso. Carrera cancelada. El boicot se convirtió entonces en una celebración y
la celebración en una gran manifestación contra el genocidio”.
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