viernes, 22 de mayo de 2009

Gracias a todos por las más de 100.000 visitas.



Desde la creación de este proyecto el 18 de diciembre del 2006, “Negro sobre blanco. Diario de un periodista en paro” (y “Diario de un periodista jubilado”, desde 2008), no he dejado de recibir comentarios y visitas, llegando hoy a superar las 100.000. En casi dos años y medio, este blog se ha extendido al mundo entero, llegando día a día a los lugares más lejanos. Algunos ejemplos, sacados de Google.com/analytics durante estos últimos 30 días, dan muestra de ello:

Visitas, 3.410. Visita por página, 5.219.

España: 1.673, distribuidas en 97 ciudades: Madrid, 769; Barcelona,173; Palma de Mallorca, 73; Valencia, 43; Málaga, 37; Sevilla, 36; Bilbao, 37; La Coruña, 26; Zaragoza, 26; Jaén, 20, etcétera.

Otros países europeos: Francia, 27; Polonia, 15; Alemania, 12; Italia, 9: Reino Unido, 5…

Otros continentes: Norteamérica, 75; Canadá, 4; América central, 479. De un modo especial, México, con 405.

Caribe: República Dominicana, 25: Puerto Rico, 11; Cuba, 4...

Sudamérica, 998. Argentina, 306; Colombia, 190; Venezuela, 127; Perú, 111, Chile, 99…

Otros naciones: China, 2; Argelia, 2; Unión Soviética, 1; India, 1; Indonesia, 1; Corea, 1; Australia; Nueva Zelanda, 1…

Por esto hoy quiero dar un millón de gracias a todos los lectores, la mayoría de ellos, anónimos, que han participado en este blog, dejando sus comentarios o, simplemente, prestando unos minutos de su tiempo en la lectura. Todo ello me ha incentivado para seguir adelante, pese al paro y a una pasividad que ha pretendido engullirme sin dejar rastro. Qué mejor podía haber hecho, una vez llegada mi jubilación... Desde el primer momento, me revelé contra ella, convirtiéndola en más activa, si cabe, que durante mi mejor época. Tuve, eso sí, que prescindir de sueldos y remuneraciones, pero seguí vivo y coleando. Mi objetivo fue lo único que no cambió. Hoy, sigo aspirando a ser leído diariamente por centenares de lectores, y, a mi manera, interpreto y me enfrento a la vida y a la actualidad.

jueves, 21 de mayo de 2009

Telemadrid y su fundido a negro.


Trabajadores de Telemadrid en uno de sus paros.

En menos de un año, la televisión autonómica madrileña, al servicio de los intereses del PP, se ha interrumpido seis o siete veces, fundiéndose a negro o interrumpiendo los programas por unas horas. A partir del lunes pasado y hasta el mes de junio, lo hace los tres primeros días de cada semana (el lunes, de 13 a 15 horas; el martes, de 22,30 a 0,30 y el miércoles, de 6 a 8). Los telespectadores que pinchan las emisiones de radio y televisión de Telemadrid ya saben lo que les espera: cambiar de banda mientras CCOO, CGT y UGT exigen que la empresa no despida sin negociar antes con ellos. Los sindicatos desean estabilidad para la plantilla de 1.290 empleados y se oponen a que la dirección del ente siga haciendo lo que le da la gana.

La dirección de RTVM crítica la “irresponsabilidad” de los sindicatos convocantes, a quienes les acusa de “abusar” del ejercicio sindical. Pero el Comité de Huelga justifica estas acciones con la pretensión de mantener el empleo, un porcentaje de producción propia interna y el cumplimiento del convenio colectivo. Insiste en que “si la pantalla de Telemadrid se va a negro y el silencio sustituye a la señal de Onda Madrid es sólo culpa de la irresponsabilidad de la dirección que, ni quiere mantener el acuerdo firmado en 2001 sobre la internalización del servicio de cámaras, ni acepta la subida salarial del 2% que ya tienen concedida.

Los problemas comenzaron en 2003, con la llegada al ente de Manuel Soriano, ex jefe de prensa de Esperanza Aguirre. Cuatro años después, Soriano dimitía, pero los trabajadores siguieron quejándose. Durante la Noche de los Teatros, el 27 de marzo pasado, Telemadrid grabó a Esperanza Aguirre, abucheada por los trabajadores. La llamaban “pesetera”, la acusaban de “privatizar la sanidad y la educación” y de “ser parte de la presunta trama de espionaje político de la Comunidad”. Y la tildaban de hacer teatro. Más de un centenar de personas la abuchearon y entonaron al unísono “fuera, fuera”, “no a los espías” o “educación pública”. Pero sus imágenes no se emitieron. La dirección del ente consideró que la grabación “no tenía relevancia” y, casualmente, “perdió” la cinta que, ni siquiera se pudo vender a las TV privadas que la reclamaban, ofreciendo por ella 500 euros.

La oposición consideró que el incidente fue un símbolo más de la manipulación informativa. Los trabajadores se lamentaron de nuevo del peligro de su estabilidad laboral. “Están desmantelando poco a poco la cadena –se quejaron los sindicatos–. En el 2008, se perdieron 180 trabajos temporales y 20 fijos. Por eso, mientras no se garantice la estabilidad laboral, habrá movilizaciones”. La dirección contraatacó, alegando que la huelga era política y que las demandas de los trabajadores eran “desproporcionadas con la crisis que afecta a todos los españoles”. Mientras tanto, la deuda de la cadena aumenta a la velocidad que su audiencia disminuye, lo que no impide que se compre la Liga de Campeones a precios multimillonarios y que las productoras amigas la alimenten con lacrimógenas telenovelas. Todo lo cual, unido a la oleada de escándalos y al proceso constante de manipulación informativa, convierte a Telemadrid en una televisión degradada”.

“Telemadrid –escribía Ignacio Escolar en la primera huelga registrada en junio del año pasado– es el ejemplo perfecto de medio de comunicación en descomposición, rendido a los intereses del partido en el Gobierno autonómico. Telemadrid es lo contrario al periodismo, a la libertad y a la democracia. Telemadrid es un fundido a negro”.
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El escolta de Castro. Capítulo XXVIII. Formas de pescar de Fidel Castro.

miércoles, 20 de mayo de 2009

Mario Benedetti, el poeta que se fue sencillamente.



Ayer fue enterrado Mario (Orlando Hardy Hamlet Brenno) Benedetti, un escritor y poeta uruguayo que naciera el 14 de septiembre de 1920 y muriera el pasado domingo. En sus 88 años de existencia el poeta, narrador, dramaturgo, ensayista y escritor, nos ha dejado más de 80 obras, algunas de las cuales han sido traducidas a más de veinte idiomas. Novelas como “La tregua”, llevada al cine, poemarios como “Sólo mientras tanto”, y cuentos como “Recuerdos olvidados”, marcados por el amor, la solidaridad y, a medida que pasaba el tiempo, por la muerte, son hoy conocidos por no pocos de los 300 millones de personas de habla hispana. Su última obra, el poemario “Testigo de uno mismo”, fue presentada en agosto del año pasado, dos años después de que falleciera su esposa Luz López Alegre, su gran amor y compañera de vida, tras 60 años de vivir con ella.

Tras el golpe de Estado de 1973, Benedetti abandonó Uruguay e inició el exilio en Argentina, Perú y Cuba. “Me echaban y me amenazaban de muerte –recuerda el escritor–. De Uruguay tuve que irme porque estaban a punto de meterme preso y torturarme. De Buenos Aires, porque una asociación profascista me puso en una lista de condenados a muerte y me dieron 48 horas para que me fuera. Me marché a Perú. Me deportaron a Argentina. Me ofrecieron asilo en Cuba, donde dirigí un departamento de literatura en La Casa de las Américas y, por primera vez, me gané la vida literariamente”…

En 1980, llega a España y se instala en Palma de Mallorca, en donde yo vivía entonces y le conocí directamente. Pero el clima de la isla y su humedad le obligan a instalarse en Madrid por su ambiente seco. No todos sus artículos publicados en “El País” cuentan con el aprecio de muchos intelectuales españoles. “Ciertas elites, no necesariamente de derechas, fruncían su nariz –escribe Camapanella–. Así, Juan Goytisolo, Mario Vargas Llosa y José Ángel Valente, entre otros, escribieron duras respuestas a lo que planteaba el uruguayo”. Pero se encontró con otros exiliados de su país como la poeta Cristina Peri Rossi, con Juan Carlos Onetti o Eduardo Galeano, y se relacionó con otros intelectuales españoles.

A lo largo de su vida ganó diferentes premios que reconocían su calidad literaria y humana aunque el Cervantes se quedó sin Benedetti, como un borrón de los más sonados en un historial y, a diferencia de otros escritores sudamericanos que sí lo conseguían, como Vargas Llosa. Benedetti nunca renunció a los valores de la revolución cubana ni a su ideología de clase. Nunca escribió en función de premios, mientras el Cervantes se quedaba definitivamente sin él. Fue un hombre generoso, sencillo, vital, respetuoso hasta con los “plumíferos neoliberales” que no cesaron de criticarle. Y siempre fue considerado como el poeta de los oprimidos. Recuerdo, a modo de reconocimiento, uno de sus poemas que más me gustan de él: “Cuando éramos niños”.

Cuando éramos niños
los viejos tenían como treinta
un charco era un océano
la muerte lisa y llana
no existía

luego cuando muchachos
los viejos eran gente de cuarenta
un estanque era un océano
la muerte solamente
una palabra

ya cuando nos casamos
los ancianos estaban en los cincuenta
un lago era un océano
la muerte era la muerte
de los otros
ahora veteranos
ya le dimos alcance a la verdad
el océano es por fin el océano
pero la muerte empieza a ser
la nuestra