viernes, 19 de febrero de 2010

La gran nevada.

Dentro de cuatro días, una furtiva mirada al pasado nos recordará el fallido golpe de Estado de hace 29 años, conocido como el 23-F. Fue la fecha en que algunos mandos militares asaltaron, con un grupo de guardia civiles dirigidos por el entonces teniente coronel Antonio Tejero, el Congreso de los Diputados. El militar promotor del mismo fue el “Elefante Blanco” al que Tejero esperaba en el Congreso para hacerse cargo del nuevo Gobierno y que nunca apareció. Entre los nombres apuntados se encontraban los de Alfonso Armada o Milans del Bosch, partícipes conocidos en el golpe. Según otras personas, tales como Manuel Gutiérrez Mellado, el “Elefante Blanco” era el general De Santiago. De eso hace ya tanto tiempo que me parece un siglo. Y la escena de Tejero con la pistola en la mano derecha, la palma izquierda abierta en el aire y el grito de “Quieto todo el mundo” recorrerá de nuevo las televisiones y periódicos. Por mi parte, me ahorro las imágenes desgraciadas y prefiero mostrar las fotografías sobre “La gran nevada”, publicadas por Qaesar en El Ventano. ¡Habría tanto que decir sobre las mismas! ¡Y dan tanto que pensar!







jueves, 18 de febrero de 2010

Aquel baño de Fraga en Palomares.



El 17 de enero de 1966, un avión B-52 estadounidense cargado con armas nucleares chocaba, mientras repostaba en el aire, con el avión nodriza que le suministraba el combustible. En el momento del accidente, sobrevolaban la localidad almeriense de Palomares. Cuatro bombas nucleares cayeron al mar sin estallar, contaminando una amplia zona con los restos de materiales radiactivos. Tras el grave accidente, Manuel Fraga, a la sazón, Ministro de Información y Turismo quien ponía el veto a Serrat y mandaba a Massiel al Festival de Eurovisión, se bañaba en aquellas aguas junto al embajador norteamericano, para demostrar al mundo y a la población local, que el mar no estaba contaminado y que no había peligro alguno para la salud.

“No era peligroso bañarse en el mar –recuerda Francisco Castejón, portavoz de campañas antinucleares de Ecologistas en Acción– porque no estaba contaminado; lo radiactivo hubiera sido rebozarse en la tierra, donde cayó el plutonio y de donde el Gobierno estadounidense sacó 5.000 bidones de material radiactivo”. Cuarenta y cuatro años después, explica Castejón, parte de la contaminación sigue ahí “acotada en un área de sesenta hectáreas que ninguna Administración ha sido capaz de solucionar”. Para vallar toda la zona contaminada, se han ido expropiando fincas y terrenos por valor de doce millones de euros, la mitad de lo que costaría limpiar la zona “definitivamente”. Por ello, Ecologistas en Acción exige al Gobierno que se implique de una vez. Exige que se forme una comisión interministerial para coordinar los trabajos de limpieza. Y demanda al Gobierno de los Estados Unidos que colabore en la descontaminación de la zona y se lleve el material radioactivo que todavía queda en Palomares.

Dos de las bombas chocaron contra el suelo, explosionando su carga convencional y liberando su contenido radiactivo, compuesto por plutonio y americio. Se creó una nube radiactiva que se esparció sobre unas 226 hectáreas de terreno. De las otras dos que cayeron con el paracaídas abierto, una fue encontrada presuntamente intacta en el lecho de un río seco; la otra fue a parar al mar. Las tres bombas que cayeron en tierra fueron localizadas en cuestión de horas, pero tardaron cerca de 80 días para localizar la perdida en el mar, apareciendo finalmente a 5 millas de la costa.

“Nuestra población ha sufrido muchísimo –declara hoy Jesús Caicedo, alcalde de Cuevas de Almanzora, del que depende Palomares–. La historia no se puede borrar, pero hay que darle la vuelta para que lo que hasta ahora ha sido malo sea bueno”. Y decide sacar tajada del accidente y de las bombas, impulsando la construcción de un museo y un parque temático nuclear. El proyecto prevé construir, antes del 2012, un museo que recoja el suceso, réplicas de los artefactos y de los aviones accidentados. El alcalde pidió a Estados Unidos, hace unos meses, la desclasificación de fotografías y vídeos”. Pero los norteamericanos aún no han explicado con claridad que hacían aquellos aviones de USA volando los cielos de Palomares, ni el motivo por el cual transportaba las bombas, ni qué objetivo tenían, ni nada de aquel misterioso accidente.


miércoles, 17 de febrero de 2010

Manifiestos a favor de Garzón.

El juez Baltasar Garzón, acusado por los sectores más reaccionarios de la judicatura que intentan acabar con su carrera, sigue recibiendo acciones de apoyo de medio mundo. Una de ellas es el “Manifiesto por la Justicia de Garzón”, firmado por más de mil internautas, así como por un grupo de Facebook, con más de dos mil miembros.

Dice así el resumen del mismo: “El juez Baltasar Garzón ha ejercido una justicia de forma continuada y valiente durante veinte años en la Audiencia Nacional, comprometida con la defensa de los derechos humanos en España y en el mundo contra dictadores, terroristas, corruptos y enemigos de la democracia.

“El juez Baltasar Garzón, uno de los principales promotores del desarrollo en España del principio de Justicia Universa, es víctima de una campaña promovida por sectores de extrema derecha, Falange Española y Manos Limpias, con una sorprendente connivencia de algunos sectores progresistas. Y está siendo juzgado por una sala del Tribunal Supremo en la que la mayoría de sus miembros juraron lealtad al Movimiento Nacional del franquismo. Una sentencia adversa, tras agotar las instancias judiciales españolas, acabaría probablemente con una superior sentencia condenatoria del Tribunal Europeo de Derechos Humanos contra el Estado español.

“El juez Baltasar Garzón representa el modelo de justicia basado en la defensa de los Derechos Humanos conforme con su Derecho Internacional que millones de ciudadanos y víctimas reclaman en todo el mundo. Ya en 2008 el Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas recomendó al Estado español la derogación de la preconstitucional Ley de Amnistía de 1977. Este caso vuelve a demostrar la necesidad de la Justicia Internacional. Incluso España, el país que intentó procesar al dictador Pinochet, es incapaz de juzgar su propia dictadura. Y quien lo intenta, es juzgado por ello”.

Un grupo de intelectuales, entre los que se encuentran los escritores Juan Goytisolo y José Manuel Caballero Bonald, suscribe otro manifiesto de apoyo en el que muestra su “preocupación” por los pasos dados por el Tribunal Supremo. Firman el mismo manifiesto la política y abogada Cristina Almeida, el cantautor Paco Ibáñez, los escritores Fanny Rubio y Manuel Rivas, los catedráticos Pedro Martínez Montávez (arabista) o Joan Oleza (filólogo), el actor Jordi Dauder, el sociólogo José Vidal Beneyto, el hispanista Iam Gibson, el coordinador del grupo para la recuperación de la memoria histórica, Matías Alonso Blanco, la abogada Gloria Wilhelmi, el penalista Miguel Ángel Rodríguez Arias y Carmen Negrín, nieta del último presidente del Gobierno de la II República.
El periódico estadounidense “Los Angeles Times” salió el lunes pasado en defensa del juez Baltasar Garzón a raíz de las causas abiertas contra él y criticó en un editorial que la posible suspensión del magistrado se haya adoptado por “animosidades personales” en un contexto judicial “politizado”. El periódico denuncia que España “no ha asumido por completo su violento pasado”, y que, en este contexto, aún existen víctimas del franquismo por identificar y cuerpos por localizar. “Admiramos a Garzón –apunta el artículo– por una vida dedicada a perseguir criminales sin importarle la ideología o la inclinación política, asumiendo a menudo un gran riesgo personal”. No obstante, “también reconocemos que su desmedido ego y su ansias de atención le han enemistado con sus compañeros y políticos”. El periódico confía “sinceramente” en que los tribunales españoles “dejen de lado las animosidades personales y las 'vendettas' políticas, y los enemigos de Garzón no usen este caso para tumbar a un juez que no les gusta”. “Le quieras o le odies –termina el artículo–, se merece un juicio justo. Y una España democrática se merece una judicatura digna”.