sábado, 24 de octubre de 2015

¿Se sobreprotege a la monarquía?


Marisol Moreno, Moreno, concejala de Juventud y Protección Animal de Guanyar, en Alicante, (coalición con independientes y miembros de EU-IU y Podemos, entre otros), partido que forma gobierno junto al PSPV-PSOE y Compromís, publicó, en sus cuentas de Facebook, Twitter y en su blog personal, varios comentarios contra taurinos, políticos y la Corona. Concretamente, en el 2012, escribió un artículo en su blog titulado “Borbones asesinos”, calificando a la Familia Real como “familia de vagos, estafadores, borrachos y asesinos”.

El juez de la Audiencia Nacional, José de la Mata, considera que estas frases, dedicadas en las redes sociales a la familia real son “absolutamente vejatorias, ofensivas, constituyen insultos directos, sin matiz ni interpretación alternativa alguna y resultan completamente impertinentes para expresar las opiniones de que se trataba”. Y acuerda, por ello, proseguir con el procedimiento por un delito de injurias a la Corona. De la Mata argumenta que es perfectamente legítimo que la imputada quisiera expresar la posición más hostil posible a la institución monárquica y que incluso, por su radical activismo animalista, pretendiera comunicar con toda la dureza imaginable su repulsión ante las imágenes del rey, posando ante un elefante muerto. Sin embargo, las expresiones empleadas, incluso teniendo en cuenta su personaje “artístico” en un blog en clave de humor, resultaban “impertinentes e innecesarias” para expresar sus ideas porque la Constitución “no reconoce un derecho al insulto”.

Para el juez, estas frases son “del todo punto impertinentes e innecesarias” para expresar su posición hostil a la institución monárquica. Unas críticas que, por sí mismas, son “perfectamente legítimas”, pero que, en este caso, traspasan los límites de la libertad de expresión. “Las expresiones utilizadas lesionan la dignidad de la familia real, menoscabando su fama o atentando contra su propia estimación”, considera el juez, quien añade que las explicaciones de Moreno, alegando que se enmarcaban en su personaje cómico de Marisol la Roja “en absoluto excluyen la clara intención difamatoria”. Al contrario, estas frases “no tenían más finalidad que atentar a la dignidad de la familia real” y es obvio que ella “debió captar el carácter atentatorio a la dignidad ajena que tales expresiones tenían”.  La fiscalía atribuye a la concejal, además, un delito contra los derechos fundamentales y libertades públicas por críticas contra varios políticos, y, en ese caso, el magistrado acuerda el sobreseimiento porque esas expresiones se enmarcaban en su blog de crítica política radical, dentro de su carácter de activista social y política, y, por tanto, estaba amparadas por el derecho a la libertad de expresión. Señala que hizo menciones a políticos como el ex ministro, Alberto Ruiz Gallardón, y la vicepresidenta primera del Congreso, Celia Villalobos, con frases como: “Qué asco me da Gallardón y todos los que votaron ayer...pero, ¿y Celia? Si algún día me la cruzo en un bar de ambiente, la mato...”. Para De la Mata, estos mensajes, “en el contexto y situación que se produjeron”, no “generaron un peligro para la tranquilidad y/o seguridad de las personas” y no eran tampoco expresiones “violentas, amenazantes o intimidatorias”. En cambio, las que hacen alusión al rey…

Imputada por injurias a la Corona, Marisol Moreno ha recurrido la decisión de la Audiencia Nacional de continuar con el procedimiento abierto contra ella.  El equipo de gobierno tripartito señaló, tras conocer la decisión de De la Mata, que mantendrá las competencias de Moreno hasta que concluya la instrucción, aunque deja su futuro (de  la edil) en manos de su formación, Guanyar.  Fuentes jurídicas consultadas  indican que, entre los argumentos esgrimidos en el recurso, figura la prescripción porque las declaraciones fueron publicadas en las redes sociales, en 2012, así como su derecho a la libertad de expresión. Y entienden que se está “sobreprotegiendo” a la Monarquía.

viernes, 23 de octubre de 2015

Los Premios Princesa de Asturias y sus protestas.

 Doña Litizia y la alcaldesa de Gijón, Carmen Moriyón, junto a la atriz Verdú y le músico Carlos Núñez.

 Ciudadano con los brazos levantados en Oviedo, tras serle arrebatada su bandra republicana por un policía .

 Entrega de Premios Príncipe de Asturias 2014, en el Palacio Campoamor de Oviedo.

Los reyes llegaron ayer al aeropuerto de Asturias, para participar en los actos de la programación cultural de los Premios Princesa de Asturias. Doña Letizia se dirigió a Gijón para asistir al cinefórum homenaje al cineasta Francis Ford Coppola, director de El Padrino que recibirá esta tarde una de las ocho categorías de premios, el de las Artes. La Reina se desplazó al auditorio donde se celebró el concierto, tras el cual don Felipe y doña Letizia presidirían la cena con los patronos de los galardones y los premiados. Ana Patricia Botín, del banco Santander, Antonio Brufau, de Repsol, César Alierta, de Telefónica, Sol Daurella, de Iberian, Coca-Cola Partners y Dimas Gimeno, de El Corte Inglés, son algunos de los patronos de la Fundación Princesa de Asturias. El 17% de los ingresos de esta formación proceden de subvenciones públicas. Son más de 900.000 euros para una Fundación que destina el 70% de sus gastos, de más de cinco millones de euros para la convocatoria, concesión y entrega de los premios. Cada uno consta de un diploma, una escultura de Joan Miró representativa del galardón, una insignia con el escudo de la Fundación Príncipe de Asturias y una dotación en metálico de 50 000 euros.

Don Felipe entregará esta tarde los premios en el Teatro Campoamor de la capital, mientras desde la Plaza de la Escandalera se oirán las protestas de los vecinos. Es la otra cara de unos premios que tienen un matiz más popular y polémico y que llevan aparejados ciertas reivindicaciones. Este año, las protestas son también protagonizadas por el sindicato CSI (Corriente Sindical de Izquierdas). La Delegación del Gobierno revocó una anterior resolución en la que limitaba el espacio de los manifestantes al tercio de la plaza más alejada del Teatro Campoamor. El sindicato CSI estudia denunciar por prevaricación al delegado de Gobierno y exalcalde de la capital del principado, Gabino de Lorenzo. La CSI denunció “la burdas maniobras de la Delegación del Gobierno para invisibilizar la protesta laboral y social y para que los trabajadores sólo podamos participar en estas ceremonias cortesanas que se financian con nuestros impuestos y nuestros recortes”.

El concejal de Cultura, Roberto Sánchez Ramos, considera que privar de la plaza a los manifestantes sería “atentar contra un derecho constitucional”. Y anima a los ovetenses a “manifestarse y a protestar” contra dichos premios, en la Escandalera, durante la entrega de los mismos. “El Ayuntamiento no está ni a favor, ni en contra. Respetamos a los premios y también a la gente que se quiere manifestar”, asegura el edil, durante la presentación de un acuerdo con la Fundación Ópera Oviedo para retransmitir en pantalla gigante una de las funciones de Nabucco. El concejal respalda la negativa del Ayuntamiento a la Fundación Princesa de Asturias a cederle la plaza de la Escandalera para montar allí una exposición relacionada con los Premios. Es el lugar destinado a la protesta (autorizada por delegación del Gobierno) y la exposición imposibilitaría lanzar desde allí las críticas a los premios y todo lo que implican. “Impedirles manifestarse en la plaza sería atentar contra un derecho constitucional”, alega Sánchez Ramos.

Por otra parte, los alumnos de la Escuela de Hostelería y Turismo de Gijón denunciaron haber recibido una oferta para “trabajar sin ningún tipo de remuneración durante los días 21, 22 y 23 de octubre” cubriendo los actos que se celebran días antes a la entrega de los Premios Princesa de Asturias 2015. Los alumnos manifestaron, en las diferentes redes sociales de Facebook y Twitter, su total desacuerdo. Se quejaron de que “trabajar 40 horas sirviendo a la princesita sus manjares y gratis, roza el surrealismo”. La propia Fundación Princesa de Asturias respondió a esta denuncia que se trataba de unas “prácticas voluntarias” y que ellos “no gestionan esta formación”. Los estudiantes de hostelería aclararon que lo increíble es que “no estemos quemando contenedores en la calle”. Preguntaron que “cómo es posible que, con un presupuesto de 30 millones de euros, no podáis pagar a la gente por trabajar?”. Y afirmaron que “encima, nos lo venden como un privilegio. Esta gente vive en una realidad paralela”.

jueves, 22 de octubre de 2015

El poeta revolucionario, Marcos Ana.


Nació en capicúa, el 20 de enero del 20. A los 13 años le echaron del colegio de curas en el que estudiaba y, a los 15, pasaba el día repartiendo el periódico Renovación Roja de las Juventudes Socialistas Unificadas. Era un chico de 16 años cuando estalló la Guerra Civil. Su bautizo de fuego fue en Peguerinos, en la sierra. Pero con la regularización del Ejército, le echaron por ser menor de edad y se encargó del trabajo político. Enseguida se convirtió en el secretario general de la JSU en los 42 pueblos de la comarca de Alcalá. A 18, se reincorporó al Ejército, convertido en el comisario político más joven.   

Hablamos, por supuesto, de Fernando Macarro Castillo quien, terminada la contienda, huía a Alicante donde se decía que los barcos británicos y franceses recogerían a los perdedores. Pero los barcos no llegaron y a Fernando y a su hermano los encerraron en el campo de concentración de Albatera del que consiguió escapar.  Luego, de vuelta a Madrid, fue tan imprudente, tan rebelde, ¡o tan tonto!, que se puse a organizar un grupo de resistencia. Pero, un chivatazo dio lugar a la detención más larga de la historia del franquismo. Fernando ingresó con 19 años en la prisión madrileña de Porlier, el colegio Calasancio, y no volvió a ver la luz hasta cumplidos los 41. Fue condenado a muerte por el régimen y, debido a su “peligrosa” actividad contra el franquismo, terminó sus días de recluso en el penal para presos políticos de Burgos, “una auténtica escuela de cuadros”, ironiza.

En prisión, coincidió con Buero Vallejo y con Miguel Hernández  y, en esa fábrica intelectual en la que los represaliados convirtieron las cárceles, el poeta se topó con la brutalidad de la Dirección General de Seguridad y conoció “la mística de la revolución”.  Fernando pensaba en la imagen de Lenin que alguien le arrojó a través de las rejas del calabozo. “Pensaba en la Pasionaria, en la solidaridad, en la entrega y en los compañeros que, en prisión, imaginaban que yo no resistiría. Fue la mística revolucionaria que me ayudó a aguantar tantos palos”. A mediados de la década de los cincuenta comenzó a escribir sus primeros poemas, bajo el seudónimo de Marcos Ana, en homenaje a sus padres, consiguiendo salir al exterior y dando a conocerse por muchos opositores a la dictadura. Su poesía animaba a combatir la dictadura con la palabra y hacía un llamamiento a la liberación de los presos políticos.

“Tenía que sacar todo lo que llevaba dentro –reconoce–. Sacaba los poemas como después me llegaría el mensaje de Alberti: en tubos de pasta dentífrica. Los abríamos por detrás y encajábamos los trozos de papel, envueltos en plástico, como si fueran un supositorio. Mi familia los difundió entre compañeros. Empezaron a sonar en Radio España Independiente, la Radio Pirenaica que emitía desde Rumanía. Hubo una campaña internacional muy fuerte”. Y, a finales de 1961, su trova hizo que el gobierno decretase la libertad para todos aquellos que llevasen más de 20 años encarcelados. Marcos Ana, que llevaba 23,  fue el único indultado. 

El Partido Comunista le facilitó enseguida un pasaporte falso con el que salió camino de París. En la capital francesa, fundó el Centro de Información y Solidaridad con España que presidió Pablo Picasso. Pasó el año 62 recorriendo Europa. El 63 lo dedicó a extender su mensaje solidario por Latinoamérica. No volvió a España hasta que el dictador no estuvo muerto y enterrado.. “La conciencia de la gente –advierte. Hoy, a sus 9– ha crecido; hay un buen ambiente para el cambio”. Hoy, a sus 95 años, su memoria permanece intacta. A través de ella, este militante comunista, amigo de Rafael Alberti o de Pablo Neruda, desgrana los recuerdos de un tiempo de represión y exilio, analiza la izquierda y reflexiona sobre la vida, la poesía, el amor y el activismo. “Nunca he querido venganza –reconoce Fernando Macarro–. La única venganza que quiero es que triunfen nuestras ideas”.