365 días de genocidio.
Ayer se cumplió un año del
comienzo de la destrucción total de Gaza. Fue el día 365 de masacre. “Hace
justo un año -denuncia Juanlu Sánchez en AlDía- Hamás cometía varios atentados
en suelo israelí, asesinando a 1.200 personas y secuestrando a 250. Aquel era
“el 11-S de Israel”, dijo el gobierno de Netanyahu, que se lanzó con todo no a
por Hamás sino a por todos los palestinos de Gaza. Les cortaron la luz, el
agua, el suministro de comida, no les dejaron salir, bombardearon sus casas,
sus escuelas, sus hospitales y luego sus refugios, invadieron con tanques sus
ciudades. Solo hay que comparar los mapas de antes y de hoy. Más de la mitad de
las casas, dañadas o destruidas. Las carreteras y el cultivo, desaparecidos.
Hasta de lejos está claro lo que ha ocurrido”.
La mayor parte de los
asesinados fueron mujeres y niños. ‘Gaza se ha convertido en un cementerio de
niños. Es un infierno para todos los demás, dijo en su momento James Elder,
portavoz del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF). “De cerca
-añade J. Sánchez-, es peor. Más de 40.000 personas han sido asesinadas durante
este año. La mayoría, civiles. Y 11.000 de ellos, adolescentes o niños. Han
muerto 800 bebés. Qué habría hecho el mundo si cualquier otro país que no fuera
Israel matara a 800 bebés delante de nuestras narices. No pueden negarlo ni
podemos decir que no lo sepamos: cada día nos llegan imágenes que bastarían
para una crisis mundial.
“No hay ley internacional,
ni ética política ni decencia personal que pueda sostener que esto es ‘derecho
a la defensa’ o solo geopolítica o la respuesta necesaria a unos (terribles)
atentados. Hay brutalidad en la desproporción. Como dice hoy la portada de
elDiario.es, es un genocidio. Es un genocidio de manual”. De
los 2,3 millones de habitantes de Gaza, casi dos millones fueron forzados a
dejar sus hogares, empujados a campamentos sin agua corriente o electricidad,
que después han sido bombardeados una y otra vez. Las enfermedades, provocadas
por el colapso del sistema sanitario, con los grandes hospitales clausurados o
destruidos, se cebaron con toda la población y el número real de fallecidos
podría superar dos o tres veces la cifra anterior, que incluye solo a las
víctimas registradas con nombres y cédula de identidad por las autoridades
sanitarias palestinas.
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