Rafa Nadal, un deportista de éxito, ¿ignora la ética de los derechos humanos?
Rafa Nadal, uno de los
nombres más laureados en la historia del tenis mundial, anunció su retirada,
tras más de dos décadas de dominio en las pistas. Sin embargo, su carrera no
solo está marcada por trofeos y éxitos, sino también por decisiones controvertidas
que cuestionan su compromiso con los valores que promueve. “El pasado enero
-escribe Javier F. Ferrero, en Spanish Revolution-, Nadal firmó un jugoso
contrato con Arabia Saudí para convertirse en embajador de su Federación de
Tenis. No fue solo un acuerdo económico, sino una clara muestra de cómo el
deporte se utiliza para lavar la imagen de regímenes autoritarios. Arabia Saudí
ha sido duramente criticada por la sistemática vulneración de los derechos
humanos. Un país que sigue aplicando la pena de muerte, que reprime a las
mujeres y al colectivo LGTBIQ+, y que detiene y tortura a quienes se atreven a
alzar la voz en su contra. Mientras tanto, el príncipe heredero Mohamed bin
Salmán sigue promoviendo lo que la comunidad internacional califica como
sportswashing: el uso de grandes eventos deportivos para limpiar la reputación
de su gobierno. Algunos sostienen que Nadal solo busca ‘promover el deporte’.
Pero, ¿a qué precio se debe promover el deporte en un país que sofoca la
libertad de sus ciudadanos y ciudadanas? ¿Por qué Nadal no pudo hacer lo mismo
que Jon Rahm, otro deportista español de talla mundial, quien rechazó una
oferta de 400 millones de euros para unirse al circuito de golf saudí, alegando
que el dinero no cambiaría su vida”.
La polémica de Nadal no
se queda en su relación con Arabia Saudí. Sus vínculos empresariales y fiscales
han levantado sospechas y preguntas a lo largo de los años. En 2012, la Agencia
Tributaria española inició una investigación sobre un entramado de sociedades vinculadas
al tenista, domiciliadas en el País Vasco, aunque sin actividad alguna en esa
región. Estas sociedades le habrían permitido aprovechar los beneficios
fiscales de la zona, lo que despertó las alarmas. Tras las pesquisas, Hacienda
obligó a Nadal a trasladar esas sociedades a su Manacor natal, admitiendo que
había estado evadiendo impuestos de manera legal pero éticamente cuestionable.
En 2018, el Govern balear
aprobó una modificación legislativa que permitía la expansión de la Rafa Nadal Academy
en Mallorca, siendo percibida como un claro trato de favor hacia el tenista.
Esta medida fue aprobada con el apoyo del Partido Popular, Ciudadanos y el
PSIB-PSOE, pero la izquierda insular se opuso firmemente. “¿Es la figura
pública de un deportista motivo suficiente para retorcer las leyes y conceder
privilegios que no están al alcance de la ciudadanía común? No olvidemos que la
riqueza de Nadal no solo proviene de sus contratos deportivos y patrocinadores.
Su familia está vinculada a un entramado de empresas en sectores tan diversos
como la energía renovable, la construcción y la hostelería de lujo. En lugar de
defender los intereses de las y los mallorquines, parece que Nadal prefiere
construir su imperio privado a costa de la comunidad”.
Rafa Nadal es, sin duda,
uno de los mejores deportistas que ha dado España. Pero su legado está lejos de
ser intachable. La figura pública de Nadal ha sido construida sobre una imagen
de humildad y esfuerzo, mientras los privilegios y las concesiones fiscales y
políticas parecen esfumarse en las sombras. Rafa Nadal puede haber sido un
ejemplo en la pista, pero fuera de ella, su legado deja mucho que desear. Ana
Requena Aguilar sostiene en ElDiario.es que el tenista se retira con 92 títulos
y declaraciones como estas a sus espaldas: “el término feminista se lleva a
unos extremos...”, “la igualdad no consiste en regalar”, “quiero que las
mujeres ganen más que los hombres si generan más”. Y añade: “Tampoco sé por qué
hay que tratar como héroes siempre a los mismos ni por qué hay que rodear de
tanta ceremonia y palabras bonitas a estos hombres con estas circunstancias tan
favorables ni por qué lo 'normal' es obviar sus metidas de pata, sus posicionamientos
políticos (porque lo son, también las omisiones y las ausencias son
pronunciamientos) y loar su figura sin que puedan existir críticas, puntos
oscuros, y sin hacer explícitos cuáles han sido sus discursos sobre temas
importantes. Sin que podamos decir fuerte que alguien puede ser un gran
deportista y tener los discursos más rancios”.
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