sábado, 22 de diciembre de 2007

22 de diciembre. El "gordo" de la Navidad.

Niños de San Inldefonso, cantando el "gordo" del año pasado

Desde primeras horas de esta mañana, las radios, las diversas televisiones y toda la prensa, monopolizan la atención de los españoles con los números cantados de la suerte. Ludópata de nacimiento promocionado desde el mismo Estado, el español invierte cada vez más dinero en loterías y en juegos de azar, habiendo batido todos los récords. La ansiedad por ganar, potenciada por la publicidad y por el aumento de premios, no ha dejado de crecer en todos los sectores de la población. Hasta el punto de que los agraciados, sean de la aristocracia, sean del pueblo llano, son tratados como príncipes y personajes de actualidad periodística. El público quiere saber todo de ellos: quiénes son, cómo reaccionan cuando se enteraron de que el “gordo” les ha tocado con su varita mágica, qué harán con los millones, en qué los invertirán... Son preguntas y respuestas que ocuparán gran parte de los medios de estos días, vísperas de la Navidad.

Cada año sucede lo mismo. Los periodistas buscan como locos a los afortunados, olvidando en parte el resto de noticias del día o involucrados en los mismos juegos. Cegados por resaltar esta información, pugnan por ser los primeros en darla a conocer. Una noticia que podría ser igualmente pesimista y trivial, si se atendiera a los desafortunados rechazados por la ciega fortuna. O a los que no tienen ni siquiera posibilidad de acercarse a ella. Pero lo que a los medios de comunicación hoy lea interesa es el “gordo” de la lotería. Aunque esos premios tienen igualmente una parte menos alegre que no suele llamar la atención, cual es el dinero invertido en ese sueño, truncado para una mayoría. No hay, por ejemplo, reportajes retrospectivos en el que se indague el estado de los afortunados dos, tres años o un lustro más tarde, cómo han gastado los millones que un día les tocaron, o cómo los despilfarraron. O lo que el español pierde cada año en ese y otros juegos. O cómo muchos deciden, pese a todo, seguir jugando, por si acaso... O en cómo vivirían si no hubieran gastado tanto dinero en esa suerte.

Me pregunto qué diablos tiene ese juego nacional de la lotería que siempre atrae y es noticia de portada. Evidentemente, el tinglado de los juegos, a juzgar por el despegue de los mismos, se ha convertido en un lucrativo negocio apoyado por el Estado, sea este de derechas, sea de izquierdas. Y la lotería, introducida en nuestro país en 1763, forma parte arraigada de nuestras costumbres. Costumbres que, junto con las procesiones de la Semana Santa, el ritual de los toros, la sangría o la idiosincrasia hispana, son tan difíciles de borrar de un plumazo y tan oportunas en ciertos momentos para gobernantes en apuros. España ¡qué gran país si todas sus ilusiones fueran del mismo rango que las depositadas en el “gordo” de la lotería!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ya pasó.. el gordo. Ahora vendrá el niño, y entre medias un madridbarÇa. Que pasen, que pasen. Por cierto, a quien le tocó la loteria en su momento, que luego pasó a llamarse del "niño" fue a José el carpintero, esposo de María y tutor del "niño Jesús" Del premio -que en aquel tiempo era oro en estado puro- hizo entrega Melchor, -como ya se sabe- y parece ser que con ello compraron un adosado en las afueras de Galilea, por Cafarnaum o así, y ampliaron el negocio familiar de las maderas. Luego el chico no continuaría en ello, para grave disgusto de su madre, y pasó a dedicarse a las expropiaciones inmobiliarias, así como a la enajenacion de objetos y bienes a través de la firma iglesia, s.a. Nombrando como consejero delegado a Pedro, que antes se dedicaba a la pesca, y a otros once miembros más en el consejo de administración y como responsables de area. El negocio llega hasta nuestros dias. Superando -con mucho- en obtención de dividendos a Corte Inglés, cocacola, Zara. y FCC, por decir algo, ya que estas firmas citadas no le llegan ni a la suela de los zapatos a iglesia. Y todo empezó con la loteria "del niño"
chiflos.