lunes, 26 de enero de 2009

Aznar, dispuesto a volver en su momento.

Aznar durante la ceremonia en la que fue investido Doctor Honoris Causa , en Valencia.


Tras haber vivido la Segunda Transición, en 1995, José María Aznar está dispuesto a defender la Tercera. Para ello, reivindica la necesidad de generar una “gran corriente de opinión” nacional que recupere la “vitalidad, confianza, concordia y esperanza en el futuro”. Eso es lo que propuso, hace una semana, en su discurso de ingreso en el claustro de la Universidad Cardenal Herrera-CEU, de Valencia, tras ser investido Doctor Honoris Causa. El ex presidente manifestó que “no es el momento de la resignación, sino la hora de la esperanza”. Días antes, aseguraba en el periódico uruguayo “El País” que “mucha gente” le pedía que volviera a la política y que, “en este momento” no se lo planteaba. Sin embargo, en el PP, se activó el piloto de alarma.

La entrada en Europa, la acogida del euro y algunos periodos de la democracia española, son motivo de orgullo para el ex presidente. Sin embargo, otros ciclos, como el vivido en estos momentos, en el que “España se encuentra con la crisis económica y social ‘más grave’ de su historia”, son para él lamentables. Y de ellos extrae dos “lecciones”: la necesidad de “prestigiar” valores que “fundamentan una sociedad dinámica” frente a la “eterna adolescencia patrocinada por el Estado” y la convicción de que la actual crisis no se podrá superar con medidas “cortoplacistas” sino con una “visión general que impulse reformas profundas” en la política, la economía y en las instituciones. Y señala que “no es el momento de la resignación sino la hora de la esperanza”.

Toda su argumentación es apoyada por por Francisco Camps, para quien Aznar es “el mejor presidente del Gobierno de la historia reciente de España”. El presidente de la Generalitat Valenciana valora la “ética, la honestidad, la coherencia y la responsabilidad” de Aznar, unidas a su “capacidad de esfuerzo, sacrificio, convicción y decisión” en defensa de los intereses de los españoles. Y asegura que, bajo su presidencia, se alcanzaron las “mayores cotas de riqueza y bienestar de la historia”. Sus adulaciones forman parte de la campaña a favor lanzada entre miembros del PP. Alberto Ruiz Gallardón sostiene que sería “un error” que su partido “no consultara al ex presidente y le dejara apartado como hizo el PSOE con Felipe González”. Jaime Mayor Oreja insiste en que quien fuera “el mejor presidente del Gobierno de España” es un activo enorme “para el PP del presente y del futuro” y cree que hay que “sumar de manera clara e inequívoca su figura al proyecto conservador”. Y Fraga pide que vuelva, ya que “aún puede prestar muchos servicios a España”. Para todos ellos, cualquier tiempo pasado fue mejor.

Si, tras las elecciones europeas, las cosas se tuercen para el PP, tal vez José María Aznar, apoyado por los conservadores, se decida a retomar las riendas del partido, y coja el testigo a Rajoy, dispuesto a enderezar España. Excusas no le faltarán a este Doctor Honoris Causa, que ya ha sido investido por las Universidades de Sofía de Tokio (1997), la Internacional de Florida (1998), la de Bar Ilan de Israel (2005), la Universidad de Ciencias Aplicadas de Perú (2006), Andrés Bello de Chile (2006), Francisco Marroquín de Guatemala (2006) y por la Universidad Católica del Sacro Cuore de Milán (2007). Aunque, por el momento, a Rajoy no esté muy interesado en contar con el mesianismo de Aznar. Y parece resignado a verlo como el perro olvidado de Bush, un tanto desagradecido con él.

2 comentarios:

Antonio Tello dijo...

Querido Santiago`¡qué mal digiere el PP las derrotas electorales! Insistir en que Aznar -apellido que evoca el verbo graznar y el sustantivo asnar- ha sido el "mejor presidente" ya es patético. Todos sabemos por otra parte, que esos doctorados honoris causa son de universidades ultramontanas, semilleros de neocons, que así premian a uno de sus portavoces más conspícuos.

Anónimo dijo...

Derrotas que la izquierda debiera aprovechar para consolidar sus posiciones y que, por desgracia, no siempre sabe hacer.